Movilidad infantil

El bicibús cumple dos años en Barcelona con líneas en siete de los 10 distritos

La ciudad estrena líneas en la Font d'en Fargas y Sant Andreu y se acerca a la veintena de itinerarios que cada semana acercan al cole a más de mil chavales

Los impulsores reclaman al futuro alcalde carriles bici seguros, continuos y anchos y una Barcelona que incorpore la visión infantil en las políticas de movilidad

bicibus

bicibus / Joan Cortadellas

Carlos Márquez Daniel

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Parece que lleven toda la vida y solo hace dos años que empezaron. La efeméride se cumple este domingo 12 de marzo pero lo celebraron el pasado viernes como mejor saben hacer: pedaleando juntos padres, madres, hijos y profesores camino de la escuela. El bicibús está de aniversario, pero como le sucede a mucha gente, a ellos no les gusta cumplir años, porque aunque se perciba como una fiesta popular, es en realidad una manifestación, una reivindicación, una movilización semanal que aspira a desaparecer, algo que hoy parece lejano, pues el horizonte es una Barcelona con una red ciclista segura, ciclable, continua, pacificada e inclusiva, es decir, en la que tanto un niño de cuatro años como un octogenario se sientan protegidos. Y no es el caso.

Recordar los inicios ayuda a refrescar los objetivos. El proyecto ya funcionaba en Vic, con distintas líneas en marcha, y desde la escuela Reial Monestir de Santa Isabel de Sarrià, en el cruce de Vergós y Cardenal Sentmenat, observaban el invento con celosa ambición. No fue un 'aguántame el cubata' porque estamos en un colegio de orden, pero algo parecido debió pasar por la cabeza de maestros como Yago Raventós, uno de los impulsores de la primera línea de la capital catalana. La estrenaron el 12 de marzo de 2021, un año después de la irrupción del covid, con todo girando en torno a la pandemia, los confinamientos, las mascarillas en la escuela, las oleadas del virus.

En busca del milagro

El primer bicibús arrancó a primera hora de la mañana de un viernes desde la plaza de San Gregori Taumaturg. Es una casualidad maravillosa que a este santo se le conozca como 'el hacedor de milagros'. Empezaron un puñado de chavales, no llegaban a 10. Subieron por Ganduxer, giraron por Jacinto Benavente, tomaron Dr. Fleming, luego Àngel Guimerà, Rosari y Rafael Batlle hasta llegar a Vergós y a la escuela. Aquellas primeras familias no eran activistas de la bici urbana, pero sí tenían ganas de integrar la movilidad activa en sus rutinas diarias. A la semana siguiente ya se había doblado el número de participantes. Un año y medio después, tenían incluso documental propio.

La película del Bicibus

La intro del documental sobre el bicibús de Barcelona, obra de la productora Otoxo /

Aquellas primeras expediciones han cambiado mucho respecto a la docena de líneas que a día de hoy recorren siete de los 10 distritos de Barcelona. Solían ser, recuerda el maestro de Historia y Geografía del Santa Isabel, "alumnos más mayores que ahora". Curioso, pero conforme fueron pasando los meses, más pequeños eran los participantes. Uno de los retos del bicibús, de hecho, es el de seducir a los adolescentes.

Solo lo consiguen, sostiene Yago, "cuando se les da responsabilidades, como ir delante o cerrando el grupo para que nadie se quede por el camino". Hoy son más de 100 los chavales que llegan al cole en alguna de las cinco líneas que a las 8.40 horas coinciden en la plaza de Sarrià, incluida la que desde hace algunas semanas baja desde Vallvidrera. Dos de ellas, la de Tres Torres y la de Bonanova, salen también los lunes.

No hay que quemarse

En estos dos años apenas han notado cambios en la infraestructura ciclista, así que, por ahora, a pesar de que son conscientes de que pueden sufrir un cierto desgaste, no tiene previsto dejar las bicis en casa. Tampoco desde la bancada política todo han sido facilidades. Se acuerda Yago de las primera reuniones con el concejal de Sarrià-Sant Gervasi, el teniente de alcalde de Seguridad Albert Batlle, que aplaudió el proyecto pero a la vez les dijo -recuerda este pofesor- que ese pasacalles le parecía un "acto folclórico que no podía replicarse por todo el distrito". Se quedaron callados, ahorrándose contarle que por aquel entonces, sería final de curso de 2021, ya se estaba gestando el bicibús del Eixample, el verdadero salto de escala del movimiento.

Participantes del bicibús de Sant Antoni, el pasado mes de junio

Participantes del bicibús de Sant Antoni, en junio de 2022 / Manu Mitru

Genís Domínguez es uno de los impulsores del bicibús de Sant Antoni, el más mediático, el que ha salido en teles de medio mundo recorriendo las manzanas de Cerdà. Dice que han dejado de contar la líneas que están en marcha, aunque calcula que serán entre 15 o 20, y señala que van apareciendo itinerarios más de pequeño formato, a veces sin el acompañamiento de la Urbana, con pocas familias, e incluso vinculadas a extraescolares. "Pero son bicibús igual", añade.

Solo Sants, Nou Barris y Gràcia siguen sin trayectos ciclistas escolares, aunque en Gràcia es probable que sea porque buena parte de sus calles están ya pacificadas, lo que permite ahorrarse la organización de los caminos. Es decir, que el hecho de no tener bicibús podría considerarse un caso de éxito.

El embajador

En los últimos días se han estrenado dos trazados más, la del Congrés i els Indians que llega a la Sagrera (la segunda de Sant Andreu) y la primera de Horta-Guinardó, en la zona de la Font d'en Fargas, en la parte alta del parque del Guinardó. Lo ha liderado un viejo conocido del movimiento, Chris Severin, que en su momento ya fue uno de los impulsores del bicibús de Ciutat Vella. Ha cambiado de barrio, y con la mudanza se ha llevado el proyecto a un distrito que todavía no tenía itinerario ciclista para ir a la escuela. Todo un embajador de la movilidad activa.

Como sucede con el resto de líneas de la ciudad, siguen pendientes del protocolo que la alcaldesa Ada Colau les prometió a finales de septiembre. Explica Genís que el consistorio les mandó una propuesta que no les encajó, ya que, a su modo de ver, "era un planteamiento que se centraba en la organización y que imponía límites en cuando a edades, número de asistentes o la velocidad". Deberían recibir una contraoferta en las próximas semanas. La idea de este acercamiento al ayuntamiento es que todos los distritos actúen de igual manera, y que las líneas no tengan que depender de la buena predisposición del concejal de turno.

El bicibús de Sarrià-Sant Gervasi, el viernes 17 de junio, avanzando por Via Augusta

El bicibús de Via Augusta, otra de las líneas que da servicio a Sarrià, el 17 de junio de 2022 / Ferran Nadeu

Pero no es esta su única reivindicación. Aprovechando que en mayo toca renovar el pleno municipal, los impulsores del bicibús han presentado una lista de 10 reivindicaciones e invitan a los candidatos a la alcaldía a que la hagan suyas en sus programas electorales. Reclaman carriles bici más anchos y con intersecciones seguras, más aparcamientos para bicicletas y que el Bicibox entre en Barcelona (red de parkings seguros que está presente en buena parte del entorno metropolitano), reducir la velocidad de manera generalizada en toda la ciudad a 30 kilómetros por hora y, quizás lo más relevante, que la "visión de los niños y de los jóvenes forme parte de las políticas y los servicios de movilidad del ayuntamiento". La anhelada ciudad 4-80, que tanto responde a las necesidades de un niño como a las de su abuelo.

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