En Sant Andreu

Abierta una investigación policial por la aparición de croquetas con agujas contra perros en Barcelona

Más de 300 vecinos de Sant Andreu se organizan en Telegram para advertir de nuevos hallazgos

Espai Gos denuncia que cuatro canes habían fallecido en poco tiempo por presunto envenenamiento

Radiografía de Teo, el perro de la Laura García, con la aguja que se tragó visible en el estómago

Radiografía de Teo, el perro de la Laura García, con la aguja que se tragó visible en el estómago / Cedida por Laura García

David Garcia Mateu

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Seis croquetas con agujas de coser por dentro y galletas con clavos. La Guardia Urbana ha abierto una investigación para encontrar quién elabora estas bolas de carne y las reparte por calles de Sant Andreu para que los perros las ingieran y se lastimen o incluso mueran. Si bien hasta día de hoy los vecinos han conseguido encontrar la mayoría de ellas antes de que sus canes se las comieran, otras mascotas no han corrido la misma suerte.

Uno de los canes que ha ingerido una de estas bolas de carne es Teo, propiedad de Laura García: “Después de salir a pasear la noche del 13 de febrero cerca de la Fabra i Coats, lo tuvimos que llevar al veterinario de urgencias y, tras dos visitas en menos de 24 horas, le consiguieron encontrar la aguja sin que afortunadamente lo hubiese perforado por dentro”, recuerda. Precisamente al día siguiente, otro vecino de Sant Andreu, Toni Bayarri, encontró en la calle del Roine una de las croquetas con agujas que Teo se podría haber comido. Si bien aquel mismo día quiso poner una denuncia en la Guardia Urbana, Bayarri explica que los agentes no le dejaron “porque no sabía decirles quién lo había hecho”, así que lo derivaron al 010.

Pocas denuncias

La respuesta inicial que la policía barcelonesa dio a este vecino de Sant Andreu podrían explicar el bajo número de denuncias registradas. Según han explicado fuentes de los Mossos d’Esquadra a EL PERIÓDICO, no les consta ninguna denuncia presentada, mientras que la Guardia Urbana solo ha recibido una y el Síndic de Greuges otra más. De hecho, fue precisamente cuando el vecindario se empezó a organizar que uno de los agentes municipales de la comisaria de Sant Andreu se puso en contacto con Bayarri para que prestara nuevamente declaración y así empezar a investigar la cuestión. Él, “por responsabilidad”, enfatiza, ya había entregado días antes la croqueta con agujas a la Oficina de Atención Ciudadana (OAC) de Can Fabra.

Dos perros en un pipican de Sant Andreu (Barcelona)

Dos perros en un pipican de Sant Andreu (Barcelona) / Joan Cortadellas

“Siempre se suelen leer noticias de este tipo, en un pueblo de no sé dónde han asesinado perros…, pero nunca te esperas que lo intenten en tu calle”, relata Cristina Piris, vecina y también propietaria de un can. “Cuando Toni [Bayarri] me explicó lo que había encontrado al lado de nuestra casa, empecé a colgar carteles y monté un grupo de Telegram para avisar al resto de vecinos”, explica. Una organización espontánea que, en pocas horas, sirvió para poner en contacto distintas víctimas.

La dificultad de determinar el veneno

A día de hoy el grupo Gossos Sant Andreu ya suma más de 300 miembros e incluso han creado un mapa virtual donde geolocalizan con fotografías los hallazgos, que van desde las dichosas croquetas, hasta galletas con clavos o bolas que presuntamente contendrían veneno. En relación con este último componente, la plataforma Espai Gos afirma que desde principios de año habrían fallecido por una presunta intoxicación un mínimo de cuatro perros solo en Sant Andreu.

Galletas para perros con agujas encontradas en Sant Andreu (Barcelona), según los vecinos organizados en el grupo de Telegram 'Gossos Sant Andreu'

Galletas para perros con agujas encontradas en Sant Andreu (Barcelona), según los vecinos organizados en el grupo de Telegram 'Gossos Sant Andreu' / EL PERIÓDICO

A pesar de la correlación que pueda existir entre estas muertes en cadena y eventuales tóxicos en la zona donde paseaban los animales, presentar una denuncia formal es casi imposible sin un informe veterinario que identifique el tóxico. Según explica el representante del consejo del Col·legi de Veterinaris de Catalunya, Ricard Adan, para determinar que un perro ha sido envenenado hay que buscar “el tóxico en concreto”. Un trabajo que, si bien puede parecer sencillo, no lo es.

Primero habría que someter al perro a analíticas de sangre, pruebas de excrementos e incluso biopsias y, después, cruzar los datos con multitud de tóxicos hasta dar con el positivo. “Es muy difícil de determinar y el propietario también tiene que estar dispuesto a pagarlo”, destaca Adan, quien señala que muchas de las intoxicaciones a veces se dan por “malas digestiones, parásitos o alguna planta que no se deberían haber comido”.

Movilización vecinal

Tras este inicio de año negro, estos vecinos de Sant Andreu han decidido decir basta y, a través del grupo de Telegram, ya han convocado un primer encuentro en el Ateneu l’Harmonia para decidir qué acciones llevar a cabo. “Por ahora vamos todos con mil ojos”, admite Bayarri. Según su vecina, Cristina Piris, ha sido necesario que su alerta se empezara a difundir públicamente para que la policía empiece a buscar al responsable o responsables. “De hecho, si yo no hubiese visto que se había organizado todo esto, yo tampoco hubiese hecho nada”, admite García, quien sí que dispone como prueba de radiografías de Teo con la aguja en el estómago. En su caso, la denuncia fue recogida ya sin ninguna dilación por la Guardia Urbana. En 2016 hubo una alarma muy similar en el barrio de Gràcia y en la Vila Olímpica, como relató entonces El Periódico.