Ciclo veraniego de conciertos

Los "frágiles" jardines del Palau de Pedralbes, amenazados por la masificación del festival de música

La Generalitat limita los días de ocupación de los jardines y cuadruplica el canon que exige al concesionario, que se revelará este jueves

Jordi Ribalaygue

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Lluís Tarafa señala una de las clapas que afean los parterres de los Jardines de Pedralbes, no muy lejos del palacio real, en Barcelona. “Aquí había vegetación hasta hace dos años. Pero entonces pusieron encima muchos estands de patrocinadores y bebidas alrededor de la fuente de Hércules, aunque pedimos que los trasladaran a un paseo de grava para evitar daños”, comenta Tarafa, miembro de la Asociación de Vecinos de Zona Universitària. La entidad achaca el declive “irrecuperable” que detecta en parte del parque a los escenarios y las casetas con que el Festival Jardins de Pedralbes ocupa terreno cada verano. En cambio, el ayuntamiento sostiene que el recinto monumental está "en un muy buen estado de conservación”.

La Generalitat resuelve este jueves cuál de las cuatro empresas en liza organizan el ciclo de espectáculos. Lejos de aminorarse, el público que acude a los conciertos es creciente: en 2015 no llegaron a ser 30.000 espectadores, se rebasaron los 60.000 en 2019 y ha rozado los 100.000 en las dos últimas ediciones.

Los jardines están preservados con el nivel más alto de protección patrimonial y son quebradizos, reconocieron el Govern y el Ayuntamiento de Barcelona en la comisión de seguimiento del festival del año pasado. Aun así, el consistorio aceptó la petición de la firma que ha organizado todas las ediciones hasta la fecha, Concert Studio, para incrementar la platea a 3.300 asistentes en 16 de las 33 actuaciones de gran formato de 2022, pese a que el contrato fijaba el límite en 2.400 personas. 

Un parterre sin apenas césped en los jardines del palacio de Pedralbes, en Barcelona.

Un parterre sin apenas césped en los jardines del palacio de Pedralbes, en Barcelona. / JORDI OTIX

El consistorio alegó “interés público” en la ampliación del aforo por la reducción que conllevaba de los precios de las entradas. El promotor empezó a venderlas antes de que el certamen se sometiera por primera vez a un concurso público para ser adjudicado. La Generalitat lo toleró a regañadientes, advirtiendo de que no se podía repetir en futuras ediciones.

En el acuerdo entre ambas instituciones, figuró que el incremento de público acarreaba “mayor presión sobre unos jardines catalogados y frágiles”. Se añadió que sería necesario “tener mucho cuidado en la protección de estos espacios”. En 2022, se aprobó también ampliar los casi 6.000 metros cuadrados otorgados en principio de superficie a 11.000. "Aunque ahora se vuelve a limitar a 6.000, nos preocupa que se acabe excediendo de nuevo", manifiesta Tarafa. 

Tasa más alta

La Generalitat es ahora titular de la finca, tras culminar la cesión del ayuntamiento, y se encarga de contratar el evento por primera vez. Tal como defendió el año pasado, el ejecutivo catalán se reafirma en que la capacidad se restringe a 2.400 espectadores. También reduce los días de ocupación del parque a 45, lejos de los más de tres meses que el consistorio concedió el año pasado, incluyendo las tareas de montaje y desmontaje.

Además, la Dirección General de Patrimonio del Govern reclama una tasa de al menos 3.393 euros por día al concesionario. El ayuntamiento también cobró un canon el año pasado, nunca exigido en las nueve ediciones previas, si bien aplicó una rebaja a Concert Studio: abonó 850 euros por cada una de las jornadas del evento, por debajo de los 3.790 euros estipulados en las ordenanzas fiscales del consistorio, que eximió de pago los días de instalación y desinstalación de los escenarios. Barcelona recaudó 42.500 euros de aportación, mientras que Generalitat eleva el ingreso a 152.685 euros para este año y a 458.055 euros por los tres años en que el contrato se alarga.

Aunque valora algunos de los cambios, el movimiento vecinal de Zona Universitària opina que la cita musical sigue estando sobredimensionada. “En ningún otro lugar de Catalunya con zonas ajardinadas se hace un festival tan largo”, recalca Tarafa. En las alegaciones al proceso de adjudicación, la asociación de vecinos culpa al festival de cometer “destrozos” año tras año y sumir en un “estado avanzado de deterioro” al recinto, declarado Bien Cultural de Interés Nacional. Cree que el aforo debería achicarse a 1.900 asistentes y rebajarse las actuaciones a unas 20 para preservar los jardines.

El gobierno municipal replica que el promotor “repone todos los daños que se producen a causa del uso intensivo” que se da durante la temporada de actuaciones. La Generalitat también lo exige ahora. Un informe municipal tras la edición de 2021 detectó 122 incidencias al finalizar el certamen. Concert Studio había reparado una veintena al bajarse el telón del festival. El resto se trató, sobre todo, de roturas en la red de riego, daños en ramas del arbolado y desperfectos en parterres y el césped, que debían cuantificarse a posteriori para que la empresa las costease.

El deterioro de los Jardines de Pedralbes

El deterioro de los Jardines de Pedralbes / JORDI OTIX

El consistorio blande que el parque sufre "un desgaste normal en espacios que son frágiles por definición". En todo caso, apostilla que los Jardines de Pedralbes son de los que resultan menos perjudicados de la ciudad "por su poca afluencia".

Plantas afectadas

Tarafa señala las calvas donde la hierba y las plantas escasean en distintos puntos del parque. La Asociación de Vecinos de Zona Universitària también ha localizado cañerías de desagüe que despuntan en los parterres, de lo que responsabiliza también al festival. Indica que cada una de esas franjas más bien peladas coinciden con tramos en que se colocaron paradas y chiringuitos del certamen. “Hace dos años era casi más una feria que un festival, con sofás y barras. Se han arrasado zonas con un sotobosque de tipo mediterráneo”, se queja Tarafa. 

La entidad atribuye a “la explotación y la masificación del parque durante nueve años de festival” que parterres y flora original “se hayan perdido definitivamente”, para ser sustituidas por “césped convencional” y “plantas exóticas” de “rápido crecimiento o bajo coste”. “El parque ya no tiene la misma vegetación que existía antes de 2013”, denuncia la asociación. También critica que el acceso a los jardines se restrinja a partir de las 19.30 horas cuando se celebran los conciertos, pese a estar declarado refugio climático

“Se han usado plantas que no eran adecuadas en ciertos casos, aunque se han ido eliminando algunas que se plantaron para que el crecimiento fuera rápido. Se han hecho actuaciones para arreglar parcialmente los daños, pero a veces el deterioro es más rápido que la recuperación”, evalúa Tarafa. El ayuntamiento responde que "las plantas afectadas se reponen con ejemplares de la misma especie", igual que en el resto de parques históricos.

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