Nuevo punto de encuentro

La tendencia de los clubs sociales privados se consolida y crece en Barcelona

By Safe House, de 750 metros cuadrados en pleno Eixample, y otros espacios engrosan la lista de nuevos puntos de relación, que suelen abarcar ocio, gastronomía, cultura y 'networking'

Patricia Castán

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Érase una vez cinco amigos que soñaban con montar algo parecido a un txoko en Barcelona y acabaron haciendo una inversión millonaria para inventarse By Safe House, uno de los mayores clubs sociales privados (en términos de espacio) de la ciudad, en plena Dreta de l'Eixample. Los socios aspiraban a un espacio al estilo de las sociedades recreativas y gastronómicas del País Vasco, donde crear un ambiente distinto al que hallaban en los distintos locales de la capital catalana, pero al final han desplegado 750 metros cuadrados en los que se mezclan con acierto trabajo, relaciones económicas y sociales, ocio, cultura, música, gastronomía y privacidad, a un precio asequible que los distancia de algunas opciones más elitistas. Empezaron a rodar el pasado verano, pero celebrarán su inauguración oficial a mitad de febrero, ya con todas sus salas y permisos listos.

Una de las áreas del nuevo club de la calle de Bruc.

Una de las áreas del nuevo club de la calle de Bruc. / JORDI OTIX

Desde que en 2016 el hotel Soho House abriese con enorme éxito la veda de los clubes modernos de relaciones sociales, al estilo de Londres pero en versiones más mediterráneas, se han sucedido distintas aperturas de las que ha ido informando este diario, consolidando la tendencia urbana. Como la del club impulsado dentro del hotel Sir Victor, llamado The Cover (para un máximo de 400 socios), cuyo modelo ahora se expandirá en otras ciudades europeas donde también está presente el grupo hostelero Sircle Collection. O la del carismático The Wild Bunch, que mantiene un centenar de miembros en la calle de Espinoi, en la zona alta.

Uno de los rincones de The Wild Bunch.

Uno de los rincones de The Wild Bunch. /

Las 'defunciones' han sido pocas y por defectos en la gestión, pero las opciones se han ido ampliando poco a poco pese al parón de la pandemia. El año pasado se sumó Juno House (en un espectacular espacio de la calle de Aribau), solo para mujeres y con el propósito de promover la colaboración entre ellas, tanto profesional como personalmente. Cuentan con cientos de socias y un creciente programa de actividades e iniciativas.

También el Nuts Indulgence Club, abierto este otoño de la mano del diseñador de interiores Lázaro Rosa-Violán y del diseñador gráfico Josep Maria Morera, ha ampliado la oferta en Muntaner, 147. En este caso, el local es una pequeña coctelería (antes Derby) que no está registrada como club pero potencia la membresía a partir de su círculo social, con el filtro de compartir el gusto por la alta coctelería, los vinos y el jazz, relata Morera. El espacio se ha rediseñado para darle un deslumbrante estilo clasicista con piezas recuperadas de bares y establecimientos de distintos países, con el resultado de 65 metros cuadrados que parecen llevar allí toda una vida de esplendor.

Para formar parte hay que aportar un depósito a cuenta de consumo y con el compromiso de formar parte del selecto club. Solo los miembros pueden reservar con antelación (el aforo es mínimo, para unas 35 personas), pero de momento cuando no está lleno se abre al público general para darlo a conocer. Cuenta con música en vivo de jueves a sábado, catas y otras actividades, y actualmente está en fase de despegue porque el proyecto se gestó hace tres años pero se retrasó largo tiempo a causa de la crisis sanitaria.

Interior de Nuts, en la calle de Muntaner, 147.

Interior de Nuts, en la calle de Muntaner, 147. / Daniel Schäfer

De las reuniones a los cócteles

En el caso de By Safe House, que también ha vivido una carrera de obstáculos previa por la misma causa, ocupa un macro espacio que antes se utilizó como galería de arte. El amplio recinto de Bruc, 147 tiene una planta a nivel de calle que por la mañana ya aglutina a socios que lo utilizan casi como 'coworking' o punto para reuniones. El mismo espacio principal funciona como restaurante (de 11.00 a 23.00 horas, mientras que el club abre de martes a jueves de las 10.00 hasta la 1.00, y viernes y sábado hasta las 2.00 horas), con una pequeña zona para degustación y catas de vino, con más de 180 referencias y bajo el timón de la sumiller Anna Solé. Sin olvidar la coctelería, que comanda Antoni Escoda.

Uno de los socios es Isidoro Andaluz, también su director, y muy conocido para varias generaciones que lo han visto liderar proyectos de ocio nocturno como Otto Zutz en sus inicios, Centro Ciudad o los locales del grupo Amnesia, entre otros, antes de dar el salto en los últimos años a la dirección o propiedad de diversos restaurantes. Explica a este diario que la principal singularidad de By Safe House (que alude a los pisos francos que utilizaba la CIA en los años 40), es que funciona como "una coctelera". En tanto que quiere aglutinar tanto a empresarios-as, como a profesionales creativos, de distintos perfiles socioeconómicos pero con el nexo común de "la creatividad, la educación, el gusto por la música, el arte y la gastronomía y el saber estar", resume. Ellos eligen la proporción para que los ingredientes casen y el resultado sea estimulante.

Encuentro de trabajo en una de las salas de By Safe House.

Encuentro de trabajo en una de las salas de By Safe House. / JORDI OTIX

En el club, la planta sótano cuenta con distintos espacios en los que se puede albergar desde un evento privado a una charla, proyecciones, conciertos de música y monólogos semanales y hasta pequeñas fiestas en un espacio insonorizado. Los socios tienen acceso a los espacios con dos acompañantes invitados, y si realizan reuniones facilitan los nombres de los participantes mediante una App para que puedan entrar durante 24 horas por medio de un código. Para formar parte del colectivo, que ya tiene unos 120 miembros y planea no pasar de 400, hay que pasar una pequeña selección y abonar 100 euros mensuales. Las actividades culturales que programan semanalmente están incluidas y tienen tarifas reducidas para algunos montajes especiales.

Comer es uno de los pilares de By Safe House, así que el club ha implantado varias fórmulas de menú, desde los más festivos hasta uno de diario (19 euros) para quienes trabajan en su multiespacio, así como una carta que apuesta por el producto de calidad, detalla Andaluz. Del solomillo de vaca vieja a un atún de primera, a precios contenidos y siempre en un entorno tranquilo y privado.

La maquinaria no deja de funcionar para que siempre pasen cosas, porque el mismo portavoz destaca que el local está pensado para pasar largos ratos y no solo ir a tomar algo. Tras la asepsia de la pandemia y los filtros a las relaciones sociales, los nuevos clubes estimulan la presencialidad pero con el filtro de la privacidad que permite diseñar una interacción a la carta.

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