Movilidad sostenible

Recetas para salvar al patinete de la expulsión del transporte público

Bici o coche: los planes B de los usuarios

Los usuarios han propuesto a la ATM alternativas como concentrar los VMP en un vagón, seguro obligatorio, formación y una ITV para este vehículo

Carlos Márquez Daniel

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El tono fue positivo y nada hizo pensar que el objetivo de la Administración sea que el patinete eléctrico no regrese al transporte público nunca más. Este miércoles 1 de febrero entra en vigor la normativa que prohíbe que los vehículos de movilidad personal (VMP) entren en metros, trenes, autobuses o tranvías de toda Catalunya. Así será durante seis meses, pero si hay acuerdo antes, podrían ser menos. Esa, la de tratar de solucionar el asunto con premura, es otra de las conclusiones de la reunión celebrada el lunes entre usuarios de patinetes y la Autoritat del Transport Metropolità (ATM). Se les expulsa, pero también se les escucha. Y aquí van sus propuestas, que son posibles soluciones.

Rafel Cisa es el presidente de la Asociación de Usuarios de la Movilidad Personal (AUMP), y lejos de barrer para casa, admite que el tema de los patinetes y los ciclos eléctricos debe abordarse “con seriedad y desde todos los puntos de vista”. Aunque considera sorprendente que la decisión de vetarles nazca de un solo incidente en un vagón de Ferrocarrils (a mediados de noviembre se quemó un patinete, generando un aparatoso incendio que recordó otros dos sucedidos en Londres), es consciente de que abundan las personas “que no se dan cuenta de que tienen entre manos un vehículo con una batería muy delicada”. De ahí a que se decida echar a un colectivo entero va un trecho que no comparte del todo. Pero lo respeta. 

“No saben muy bien hacia qué dirección ir y está muy bien que pidan ayuda. Les he visto muy participativos y el tono ha sido muy constructivo”, resume Cisa. No esconde que tras el veto hay, además de la seguridad, “una motivación política, porque ahora da votos ir contra el patinete eléctrico”. Lamenta, sin embargo, que la ATM “no se dé cuenta de que los VMP son parte de la solución para conseguir la descarbonización del planeta”. En la reunión se dieron algunas cifras. Según la Administración, en el ámbito metropolitano hay cerca de 144.000 usuarios habituales de patinete, y 44.000 de ellos suelen subir al transporte público. Habría que añadir los del resto del territorio, puesto que el encuentro se ha producido con la ATM de Barcelona. 

Cisa ha lanzado varias propuestas y se ha ido con la sensación de que sus interlocutores las han encajado bien. Destaca, antes de entrar en detalles, que los responsables institucionales han insistido en que lo de los seis meses es un plazo orientativo, y que ojalá haya antes una resolución que permita, ni que sea parcialmente, que los usuarios de VMP puedan regresar al metro, al tranvía, al tren y al bus. 

Propuestas de los usuarios de patinetes

En el caso del metro, los patinetes, ha expuesto, podrían colocarse en el último vagón, el cual debería incorporar extintores. En cualquier caso, ha recordado, los incendios de baterías se producen siempre en modelos que han sido manipulados o en patinetes que han sufrido un impacto y el propietario no ha comprobado si la batería ha resultado dañada. Es lo que sucedió en Ferrocarrils, con un patinete trucado para poder incluir una batería auxiliar que se incendió “cuando se produjo una descarga brutal de energía de la cargada a la descargada”. 

Otra propuesta es retirar los enchufes del transporte público, de manera que solo queden entradas USB para cargar teléfonos y ‘tablets’. Algunos de los 24 incidentes que los Bomberos atendieron en 2022 relacionados con VMP en llamas se produjeron durante la carga nocturna del vehículo. 

También ayudaría que los usuarios que quieran entrar en el transporte público dispongan obligatoriamente de un seguro. Esto obligaría a las compañías de seguros a certificar que el vehículo está en perfectas condiciones. Esto lleva a otra de las propuestas: la verificación de los patinetes. El decreto del Gobierno aprobado a principios de 2022 ya marca que los que se vendan a partir de enero de 2024 tendrán que disponer de la certificación europea, lo que equivaldrá a una suerte de ITV. Lo que no evitará que luego se manipulen, aunque de hacerlo, al saltarse las características de serie, la responsabilidad en caso de incidente puede ser catastrófica. 

La formación también debería jugar un papel importante, tal y como ve la Asociación de Usuarios de la Movilidad Personal. Cisa no quiere oír la palabra ‘carnet’ porque no imagina un documento con una foto, sino más bien un documento que acredite que hemos pasado un curso de mínimos para que nos demos cuenta de que un patinete es un vehículo y no un juguete. “Sin examen, pero sí con con las nociones fundamentales, tanto de circulación como de seguridad”. 

En resumen, patinetes en el último vagón, prohibida la recarga, usuarios con seguro, algo de formación y el vehículo certificado. “No está previsto que nos volvamos a ver, nos han dicho que ya nos dirían algo”, indica el representante de la AUMP, que volvió para casa esperanzado, con una sensación mucho más aliviada que antes de la reunión. 

En paralelo, la ATM seguirá viéndose con Bomberos, Mossos, policías locales, y también con los operadores de transporte público, para tratar de buscar la manera de que el patinete maride con el transporte público sin poner a nadie en peligro. Al fin y al cabo, es uno de los mejores exponentes de la intermodalidad que tanto alientan las administraciones.

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