Un símbolo recuperado y ampliado

El grafiti del tiburón vuelve más grande y más salvaje que nunca al Carmel

El grafitero Blu completa el nuevo mural, más ancho que el anterior, ahora convertido en una persecución entre dos escualos y una orca, que encarnan el capitalismo, la guerra, la contaminación y la especulación urbanística

Los vecinos alaban el resultado, si bien les preocupa que se pueda convertir en una nueva atracción turística

Jordi Ribalaygue

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Hace tan solo un par de días que se ha desmontado el andamio que lo tapaba y ya esta mañana había quien lo había bautizado como “los peces”. Casi dos años después de que el Carmel se llevara un chasco al perder el icónico grafiti del voraz tiburón capitalista, el grafitero Blu ha acabado de pintar otra vez el muro de la carretera del Carmel con un mural cargado de crítica social y política, tan ácido como el que dibujó en 2009 y que se borró por unos trabajos de mantenimiento en 2021. Sin embargo, ahora cubre aún más pared y se ha triplicado la fauna. Para nada son pececitos mansos. 

No solo el escualo envuelto en billetes verdes vuelve a nadar en la tapia, sino que le anda a la caza otro más, con misiles y armamento por aletas y escamas, acosado a su vez por una orca gigantesca, que encarna la contaminación, los incendios avivados por el cambio climático y la especulación urbanística de una asfixiante ciudad gris. Tres indómitos monstruos marinos devorándose los unos a los otros, todos ellos identificativos de las perversiones del mundo capitalista y los imperativos de la ley del más fuerte. No es tan solo un símbolo para el vecindario que Blu regala -ha renunciado a cobrar, dicen-, sino que se antoja más bien un tríptico de arte urbano, al estilo de El jardín de las delicias de El Bosco, colgado en el escarpado barrio obrero a modo de advertencia de los horrores del mundo actual. Ni más ni menos.   

Miguel Torres, vecino del Carmel, lo admiraba en toda su extensión. “Le pongo un 9,5. Es una obra de arte”, alababa. Celoso de conservar su anonimato, Blu no se ha dejado ver por el barrio esta mañana para glosar su obra. A falta de las explicaciones del artista, sirva el buen ojo de Miguel -“yo también hago mis cosas de arte”- para interpretar el mural, que condensa las ideas cosechadas en un proceso participativo abierto al vecindario en los últimos meses. “Representa algo más que la ideología de este barrio, es también lo que ocurre en el país y en el mundo. Todo es economía, todo se puede comprar y se busca la riqueza y el dinero… No solo pasa aquí, sino en todos los sitios”, le sugiere.

El mural del artista BLU luce de nuevo en el Carmel

El mural del artista BLU luce de nuevo en el Carmel / ZOWY VOETEN

Lolita trataba de buscar la ubicación correcta para atrapar la salvaje persecución de los escualos y el cetáceo. La escena es tan ancha que resulta casi imposible capturarla con un solo clic. “La gente se enfadó mucho cuando quitaron el tiburón, pero ha merecido la pena esperar”, opinaba la vecina, 66 años en lo alto del Carmel. “El barrio ha cambiado mucho. Antes había mucha droga, murieron muchos jóvenes… Ahora el problema son los búnqueres, el exceso de turismo, los botellones que se hacen allí… Los vecinos de allá arriba estaban en el cielo y ahora se ha convertido en un infierno. No entiendo el porqué de ese vandalismo”, confesaba.

Temor a la masificación

En buena medida, el análisis es compartido por la presidenta de la Asociación de Vecinos del Carmel, Montse Montero. “Siempre habíamos subido a hacer fiestas a los búnqueres, pero nunca nos pensábamos que vendría tantísima gente a beber. La última vez que subí me eché a llorar. Lo encontré sucio, con gentuza que lo tiraba todo... Lo que no se controla se descontrola”, resuelve la dirigente, satisfecha con el resultado del mural que ahora decora la confluencia de la carretera con la calle Santuari, si bien verbaliza la inquietud que ronda a la entidad: que atraiga aún más turistas y la zona se masifique.

El mural del artista BLU luce de nuevo en el Carmel

El mural del artista BLU luce de nuevo en el Carmel / ZOWY VOETEN

“Nos preocupa la repercusión que tenga, pero ya se verá”, admite Montero. “Si se da un caramelo en la puerta de un colegio, lo normal es que se llene de niños. Pues aquí igual. Habrá movida, porque es bonito y espectacular, y la gente vendrá a verlo. Tenemos los búnqueres, el park Güell y, ahora, el mural. Solo nos falta una iglesia románica”, bromea. 

La Asociación de Vecinos del Carmel quiere añadir delante de la cabeza del rehecho tiburón capitalista otro grafiti, este de factura feminista. Ya estaba planeado, si bien el hueco que ha quedado resulta más bien estrecho. “Pero algo se hará. De lo pequeño sale lo grande”, opone Montero. Se ofrece a ayudarles el colectivo B-murals, que ha colaborado también en el flamante mural de Blu. 

“Es fantástico y un regalo increíble de un artista internacional muy reconocido”, alaba Ana Manaia, coordinadora de B-murals, que sitúa a Blu no muy lejos de Banksy, el grafitero mundialmente famoso. A los elogios se ha sumado el teniente de alcalde de Cultura, Jordi Martí: “Son las contradicciones del mundo actual, en que vuelve a ser necesario apelar a la paz, y también una reivindicación del barrio”.

En cambio, Rosario y Felicidad lo contemplaban con más escepticismo. “Me gustaba más el de antes, este es demasiado colorido. Se ha perdido el símbolo que teníamos… Al menos ahora no pintarrajearán la pared”, se resignaba Rosario. “No me gusta nada. El dineral que se habrán gastado podrían haberlo dedicado a limpieza”, oponía Felicidad. 

El mural del artista BLU luce de nuevo en el Carmel

El mural del artista BLU luce de nuevo en el Carmel / ZOWY VOETEN

Responsables del proyecto aclaran que Blu no pidió más que le cubrieran la manutención de los días de trabajo y el coste de la pintura, sin facturar más honorarios al ayuntamiento. Además, el mural no es para nada complaciente con el consistorio: a la cola del gigantesco grafiti, el artista ha colado un mensaje crítico con el proyecto de derribar casi 300 viviendas y desalojar a los vecinos de casitas de autoconstrucción en lo alto del Carmel a causa del futuro parque de los Tres Turons. El escrito de Blu advierte que llenará el barrio de “turismo” y engullirá “la identidad del Carmel”. “Verde sin desahucios”, remata en mayúsculas. “El planeamiento de los Tres turons se tiene que revisar. Es una tarea para el próximo gobierno”, ha asumido la concejal de Horta-Guinardó, Rosa Alarcón (PSC).