Atasco crónico

La rotonda fronteriza entre Barcelona y L'Hospitalet que satura tráfico y vecinos

Técnicos de ambos municipios estudian otra sincronización en los semáforos para resolver de una vez este cruce

Rotonda en las calles de Badal y Constitución, frontera entre Barcelona y L'Hospitalet

Rotonda en las calles de Badal y Constitución, frontera entre Barcelona y L'Hospitalet / Jordi Cotrina

Ferran Dalmau

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A veces los tópicos se cumplen. “Sabe más el diablo por viejo que por diablo”, dice Enric Jara, vocal del Centro Social de Sants. Ya jubilado, pasa ahora las vacaciones escolares navideñas ejerciendo la mejor profesión posible, la de abuelo, y hace valer su experiencia para transmitir lo que ha visto a lo largo de los últimos años por su ventana de la calle Constitució. El colapso en fechas puntuales de la rotonda de Badal, que marca el paso fronterizo entre Barcelona y L'Hospitalet en el barrio de Sants.

En la glorieta confluyen la Rambla de Badal y la calle Constitució y a lo largo del día circulan por ella miles de vehículos. Los vecinos llevan décadas quejándose de la saturación del tráfico en algunas horas o algunos días concretos. Carles Soler lleva 53 años viviendo en el distrito y afirma que “algunos días puedes tardar más de 20 minutos en salir por la rotonda”. El modelo mixto de algunas calles peatonales pero algunos ejes de paso de vehículos “no funciona”, sostiene Soler, conductor habitual, que defiende que todo iría mejor “con todas las calles transitables, o todas peatonales directamente”.  

Se trata de un punto muy preciso de la circulación, con unas condiciones muy particulares. Según las entidades vecinales, es un punto caótico porque bebe del tráfico que se redirige desde distintas vías, entre ellas la ronda de Dalt, el cinturón o los vehículos que van hacia el Tibidabo. Además, al ejercer de frontera entre las dos ciudades más populosas de Catalunya, Barcelona y Hospitalet, tiene muros invisibles: el más evidente es la Gran Vía, que aleja los coches que circulan por dentro del barrio y les redirige hacia el mismo punto, la rotonda de Badal.

El ámbar fallido

Cuando cuenta Enric Jara que sabe más por viejo que por diablo, se refiere a que la problemática se ha tratado en comisiones y mesas municipales durante décadas en el barrio, sin hallarle una buena solución. Un intento fallido fue la adopción del ámbar permanente en los semáforos del cruce. La medida no gustó a los residentes en la zona: “Que estén siempre en ámbar para los vehículos hace que cuando los peatones tengan paso libre para cruzar se dan situaciones peligrosas, como frenadas y sustos, con el temor de ser atropellados”, se quejaba en noviembre de 2005 a Sants3Ràdio el entonces presidente de la Asociación de Vecinos La Rambla de la Bordeta, Juli Borràs.

Cortes y partidos, lo peor

Han pasado más de 17 años y cuatro alcaldes y los semáforos ya no marcan ámbar siempre, pero el problema se mantiene. De hecho, Jara explica que el Ayuntamiento lleva en su historial varios cambios de frecuencias de los semáforos: “Tienen la voluntad de solucionarlo pero no lo consiguen”. Una de las grandes dificultades añadidas es que los colapsos son habituales pero no diarios, por lo que es difícil prever cómo solventar el tráfico saturado. “Depende de si hay alguna interrupción en las calles cercanas, sobre todo los fines de semana, cuando la carretera de Sants es peatonal”, explica el vocal del Centro Social de Sants. Los peores días, confirman los vecinos, son los días de partido en el Camp Nou. Cuando juega el Barça, Sants pierde; se colapsa la rotonda de vehículos que se mueven entre Barcelona y Hospitalet para ir o volver del partido. 

El Ayuntamiento de Barcelona ha regulado los semáforos de algunos cruces previos para esponjar un poco la masificación del tráfico en las calles que conducen a la glorieta. La consejera de Movilidad del distrito, Esther Pérez, explica que no es la única medida ya implantada: también se ha modificado el recorrido de la línea 91 de autobús, que conecta la Bordeta y el CUAP Manso. Todo ello forma parte, cuenta Pérez, de un proyecto de reajuste del tráfico de la zona que lleva años estudiándose. Empezó en el anterior mandato y todavía sigue en proceso de implantación, ahora en una segunda fase centrada en valorar una de las propuestas más recurrentes entre los ciudadanos para solventar el problema: convertir algunas calles ―o tramos de ellas― en vías de sentido único.

En efecto, la preocupación vecinal se muestra desde hace años en consejos de barrio y audiencias públicas, como muestran las numerosas actas de estas reuniones, consultables online. Además, la calle Constitución protagonizó también una de las propuestas de los presupuestos participativos del año pasado. Una vecina, identificada como Ruth L., pedía pacificar la calle y convertirla en vía de único sentido. Obtuvo 216 votos y fue seleccionada para la fase final por el consistorio, que cifró el coste económico en 1.800.000 euros. Quedó descartada en el último trámite. En la misma convocatoria municipal se aprobaron proyectos en el distrito parecidos, como la pacificación de la Carretera de Sants o la reforma del parque de la Espanya Industrial.

Pactar con l'Hospitalet

La constante discusión técnica topa con una ralentización burocrática: el tráfico de la rotonda depende en realidad de las decisiones de dos ayuntamientos. “Para pacificar el tráfico en la zona se necesitan cambios en Barcelona, pero también en Hospitalet”, recuerda Enric Jara. Con este escollo se ha topado varias veces el Ayuntamiento de la capital catalana. El concejal de Sants-Montjuïc, Marc Serra, se ha pronunciado al respecto este diciembre. “La solución tiene que pasar por llegar a acuerdos con Hospitalet. Al nuevo responsable técnico de movilidad de Hospitalet le gusta la propuesta de Barcelona para la Bordeta. Todavía no se pueden cerrar las cosas pero la visión es compartida”, adelantó el 22 de diciembre en una entrevista en Sants 3 Ràdio.

Esther Pérez va un poco más allá y detalla a El Periódico qué horizonte temporal tendrían los resultados del ajuste de semáforos: “Actualmente tenemos una muy buena sintonía con los técnicos de l’Hospitalet y ahora ellos deben estudiar cómo afectaría al tráfico en su municipio que se hagan cambios en la glorieta... Nos llevará algunos meses concretar un acuerdo”. La coincidencia con las elecciones municipales en mayo no preocupa a la consejera de movilidad, que confía en un consenso político duradero: “Me extrañaría mucho que algo cambiara, porque es un estudio puramente técnico y hasta ahora todos los grupos municipales del distrito se han postulado a favor de hacer cambios en la misma dirección”.

Mientras los técnicos fraguan una solución conjunta, el malestar vecinal continúa. “Quien sufre las consecuencias es el barrio de Sants”, protesta Enric Jara. Los atascos crónicos incrementan el ruido, la polución y la tensión entre conductores impacientes. “Algún día llegarán a las manos”, avisa el activista vecinal.

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