Un quinto premio riega el centro de Barcelona con casi 10 millones de euros

Pedro Fortuño había tirado la toalla, una vez ya repartidos los premios de relumbrón del sorteo de Navidad. El primero, el segundo y el tercero habían viajado ya, sin apenas reparar en Barcelona, excepto una raquítica compensación de tres billetes expedidos por máquina en el paseo de la Zona Franca y que equivalen a menos de un millón de euros limpios de impuestos. “Estaba bajo de moral, porque casi no había tocado nada en la ciudad”, ha confesado Fortuño, lotero de una administración señera, la de plaza Urquinaona, con un palmarés nutrido de grandes premios. 

Justo entonces, cuando se resignaba a que la suerte le fuera esquiva esta vez, los alaridos de júbilo de su mujer y de las dependientas lo han desperezado. Acababa de salir un tardío quinto premio, uno de esos en que ya nadie repara, siempre menor en comparación con el Gordo, pero que ha acabado arrojando el mayor botín distribuido en Barcelona este 22 de diciembre: en la céntrica administración han vendido 165 series íntegras del 36.142, a razón de 6.000 euros por boleto. Además, se han vendido otras tres series en la administración 26, situada en la calle Dante, 77, en el barrio de Horta; y otra serie en la administración 18, ubicada la calle Creu Coberta, 121, en Hostafrancs.

“Son casi 10 millones de euros”, ha cuantificado Fortuño, radiante al precisar el importe en que se canjearán sus 165 series. Es cierto que quedan lejos de los 180 millones de un segundo con que el negocio regó la ciudad años atrás. “Pero esta vez ha sido de los premios más emocionantes que recuerdo, porque ya habíamos perdido la esperanza de entregar algo esta mañana”, ha admitido el administrador. 

Fortuño ha asegurado que parte de la fortuna se la han embolsado clientes fieles desde hace años al establecimiento, abonados semana tras semana al número acertante. En todo caso, el lotero protege la identidad de los afortunados con el mismo celo que el secreto de confesión, tal como el oficio manda.

“Algunos los conocemos, pero somos discretos en nuestro negocio. La mayoría se esperarán al lunes y seguro que no dirán que les ha tocado”, ha augurado el propietario. Solo una señora se ha acercado al comercio, agradecida porque le despacharan uno de los billetes acertantes. “Hay clientes que, cuando los compran, prometen que nos pagarán un crucero si les toca. Evidentemente, nunca pasa… Lo que nos importa es que lo disfruten ellos”, comentaba Fortuño, con temple de comerciante experimentado.

Suerte repartidísima

La enorme cantidad de series distribuidas en un punto tan frecuentado de Barcelona deja entrever que la fortuna se ha dispersado más allá del entorno de Urquinaona. De hecho, ha sido un décimo muy solicitado por acabar en dos, igual que el año que apura sus últimos días. “Tiene que haber compradores de todo tipo, jóvenes y mayores. Hay muchas administraciones que piden series sueltas para tener más opciones de dar un premio grande. Me pasó una vez con un primer premio, que solo teníamos una serie. Me dio lástima y cambié el chip: ahora pedimos los números que necesitamos y que no estén muy divididos entre muchas administraciones”, atestigua Fortuño.

Aparte de ser un lotero de referencia en Barcelona, Fortuño es abogado y sabe bien lo que duele que Hacienda descuente un 20% de los grandes premios. “Todas las administraciones quisiéramos que lo quitaran. Si te ha tocado, te ha tocado. ¿Qué es eso de que el Estado te quite una parte, cuando ya hace negocio con la venta?”, ha reprochado. En todo caso, esta mañana se ha tomado una cierta venganza con la Agencia Tributaria: al ser un premio inferior a los 40.000 euros, queda exento de tributación. “Todo lo que hemos repartido va al bolsillo de los ganadores. Compensa”, ha admitido Fortuño.