Medida prevista en 2025

La FAVB pide que se adelante a enero la prohibición de estufas en las terrazas de bar

Consideran que avanzar la restricción reduciría la contaminación y el gasto energético

Imagen de archivo de una terraza con estufas en Barcelona.

Imagen de archivo de una terraza con estufas en Barcelona. / JOAN PUIG

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La cruzada entre la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB) y la hostelería de la ciudad, que mantienen puntos de vista muy distintos sobre las terrazas de los bares y restaurantes, ha ganado una nueva polémica este lunes. La entidad ha pedido al ayuntamiento que adelante la prohibición de las estufas en las terrazas de los establecimientos, que la ordenanza prevé que desaparezcan a partir del 1 de enero de 2025, al próximo mes de enero para reducir la contaminación y el consumo de energía.

En la actual ordenanza de terrazas de Barcelona, consta la disposición transitoria sexta, según la cual a partir de 2025 quedarán prohibidas las estufas de combustión en las terrazas de Barcelona, pero los vecinos consideran que, ante la situación de ahorro de energía impuesta este invierno, debe adelantarse la prohibición.

"La argumentación de esta prohibición, en estos momentos, se hace más que evidente: contaminan mucho, muchísimo. Una sola estufa encendida durante 8 horas emite 23,7 Kg de CO2, lo que sería el equivalente a las emisiones de un coche de gasolina durante un recorrido de 120 kilómetros", argumentan los responsables de la FAVB.

La federación vecinal ha recordado que el Informe de Valoración del impacto energético y ambiental de las estufas para el calefactado de terrazas, presentado por la Agencia de Energía de Barcelona el 5 de abril de 2017, analizó el consumo energético de las estufas exteriores y apuntó que "a nivel energético, la calefacción del aire exterior de las terrazas abiertas mediante cualquier sistema de calefacción de fuente no renovable es un desperdicio energético de difícil justificación".

"Las estufas de gas son equipos emisores de contaminación local y, por tanto, al situarse dentro del tejido urbano de Barcelona, contribuye al deterioro de la calidad del aire de los vecinos", añaden los vecinos que también aducen que, en las estufas de gas butano, siempre existe el riesgo de que, en ciertas condiciones, produzcan monóxido de carbono (CO).

La FAVB sostiene que, teniendo en cuenta que han cambiado muchos las cosas desde la aprobación de la modificación de la ordenanza de terrazas, en 2018, y con el cambio climático acelerado y la crisis energética, de materias primas y de alimentos se están agravando, no hay que esperar a 2025 para desconectar las estufas callejeras.

"Excesos consumistas"

"Hemos de tomar todas las acciones a nuestro alcance, y toda medida que se pueda tomar y vaya en la línea de limitar los excesos consumistas y reducir la contaminación debe ser bienvenida", subraya la FAVB, que recuerda que el real decreto ley 14/2002 ha limitado también la climatización interior de los locales públicos.

"En muchas viviendas, las familias deben pasar frío porque no pueden comer y calentarse a la vez. ¿Cómo se puede, pues, justificar calentar la calle?", se preguntan en la FAVB, que esperan que también se prohíba pronto fumar en las terrazas, uno de los factores que los restauradores alegaban para colocar estufas, muchas encendidas aunque no haya clientes. Para la entidad, "cualquier estufa que caliente la calle es absurda, innecesaria y un despropósito".

Por todo ello, piden al Ayuntamiento de Barcelona, de acuerdo con su compromiso Europeo de ser una de las 100 ciudades climáticamente neutras en 2030, que "dé un paso adelante y marque el camino a otras localidades y, vía decreto de alcaldía" prohíba las estufas en las terrazas de las calles de Barcelona a partir del 1 de enero del 2023.

En los últimos años, y después de que la FAVB criticase la modificación de la ordenanza de terrazas al considerarla demasiado permisiva, el Gremi de Restauració de Barcelona ha cuestionado en numerosas ocasiones la "representatividad" de la federación, que según los hosteleros no son una voz mayoritaria ni real de la opinión de los barceloneses.