Conflicto vecinal
Rechazo a la gran área para perros del parque de la Estació del Nord: "Este pipicán es un pipiestrés"
Los dueños de los perros reclaman una zona más grande y con césped, mientras los vecinos sin mascota piden poder pasear sin jauría
Hace dos meses que se inauguró en el parque de la Estació del Nord el área de recreo para perros más grande del Eixample. Lo que suponía un paso adelante para la convivencia de vecinos y animales ha terminado reavivando la tensión y el malestar entre los dos grupos protagonistas del parque.
Dueños insatisfechos
Nada más llegar a la zona para perros, se pueden leer dos pancartas de fondo blanco y letras rojas que demandan un "espacio para perros de puente a puente" y "césped para los perros". Son dos de los reclamos más habituales entre los dueños de los perros que llevan a sus mascotas a esta área de recreo. Todos tienen alguna objeción a la zona recién estrenada. Incluso pareciéndoles una buena zona, siempre hay algún 'pero'. “Es un pipicán correcto, pero se podría haber hecho mejor, ya que iría muchísimo mejor si tuviera césped y hierba”, explica Manuel, sentado en uno de los bancos de cemento que hay en esta nueva zona.
Valentín esta de pie, apoyado en un árbol, viendo a su perro corretear por el parque: "A mí este parque me gusta, pero hay cosas a mejorar como la altura del vallado o la zona de los árboles y sus bordes porque se pueden hacer daño los perros corriendo. Pero en general estoy contento, le doy un aprobado al parque". Rosa no está de acuerdo con las quejas sobre la necesidad de césped en el parque: "Encuentro que es mejor arena. El parque un poquito más grande no hubiese estado mal, pero está bien. Además está bien iluminado", afirma con una sonrisa.
Pero no todos los dueños son así de benevolentes con la nueva zona. A Jason le parece pequeño, ya que "no hay espacio para correr”, según explica. Emilia está apartada junto a su mascota de todo el jaleo de perros que corretean y saltan en el centro del área de recreo. Su perro se ha llevado un revolcón y han tenido que alejarse del alboroto para recomponerse. Para ella esta zona “esta muy mal hecha": "Hay muy poco espacio para tanto perro. Los perros necesitan hierba para purgarse. Aquí con arena y cemento en verano va a ser un infierno. Los dueños tendremos muy poco espacio para refugiarnos en la sombra".
Ante esta indignación, Emilia se plantea unirse a los dueños que llevan a sus perros al parque a jugar, pese a estar prohibido: "Tiene más peligro dejarlo suelto por la calle que por el parque: se le pueden cruzar coches, puede haber un accidente... Y en el parque donde sí podrían correr, tienen que estar sujetos. ¡No lo entiendo!". De hecho, el Ayuntamiento está ultimando la norma que delimitará 200 zonas de Barcelona en la que se permitirá llevar sueltos a los perros.
Insumisos: "Es un pipiestrés"
Juan Carlos y Ana pertenecen a este grupo de dueños de perros que desobedecen las normas y siguen llevando a sus perros a jugar al parque de la Estació del Nord: "No nos gusta nada, en lugar de un pipicán es un pipiestrés. Es inviable. No caben todos los perros. ¡Un agente cívico un día me explico que había contado 80 perros!", manifiestan indignados. "Nos pensábamos que sería de puente y puente. Que no hacía falta ni gastarse ni un millón ni dos millones ni hacer obras. Había solo que colocar dos puertas, una en cada puente. Ahí lo teníamos todo: fuente, césped, arboles. Estaba todo para dejarlo perfecto, y lo único que nos han dejado es multas por tener a los perros sueltos", explican mientras miran a dos agentes cívicos que pasean por el parque. Ya les han advertido que a final de mes comenzarán a multarles, pese a qué no saben de cuánto será el importe de la multa ni si de verdad les multarán: “Nos llevan advirtiendo desde principios de mes que nos van a multar, pero aún no lo han hecho".
Enfado vecinal
El hecho que aún queden perros por el parque, cuando se ha creado una nueva zona especifica para ellos, molesta a vecinos sin mascota que querrían disfrutar de este oasis verde sin la jauría constante. Conchita y Paco son dos vecinos del Eixample que pasean habitualmente por el parque: "No somos ni antiperros ni properros, pero deberían ir atados porque pueden darle un susto a la gente mayor. Nosotros creemos que con el nuevo pipicán ya están bien atendidos los perros".
Juan, que viene de recoger a su hija del colegio, también considera que se tendría que cumplir la norma de llevar a los perros atados: "Antes salía a correr por el parque y me caí tres veces por culpa de los perros que se cruzan". Añade también que a su perra le dan miedo otros animales, más envalentonados, cosa que dificulta que la niña pueda disfrutar del parque: "A mí a según qué hora no me molestan, pero si bajo por la tarde con mi hija ya no es que me molesten, sino que me perjudican ya que no puedo estar en el parque con ella".
Pese a ello, aún quedan vecinos que le quitan hierro a la situación. "Mientras no me muerdan, a mí no me molestan", bromean una pareja de enamorados sentados en un banco del parque mientras ven pasar al galope a un perro suelto.
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