En Ciutat Vella

La inseguridad se enquista detrás de la Estació de França: "Es una explanada abandonada"

Vecinos y comerciantes lamentan la degradación de una plaza colindante al Baluard del Migdia, foco de miseria e incivismo

La no-plaza que hay detrás de la estación de França, un foco de inseguridad y malestar vecinal

La no-plaza que hay detrás de la estación de França, un foco de inseguridad y malestar vecinal / Laura Guerrero

Xavier Sánchez / Jordi Ribalaygue

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El deterioro del Baluard del Migdia, en el distrito de Ciutat Vella de Barcelona, se ha ido expandiendo por toda la zona que lo cobija. Los vecinos y comerciantes que conviven junto a los vestigios de la muralla que fueron fortín durante el asedio de 1714 ven con indignación y temor la deriva en las inmediaciones de este patrimonio histórico. Para mayor preocupación, los vecinos han visto como este verano una plaza situada entre el baluarte y la Estació de França ha sufrido un grave repunte de delincuencia y vandalismo, según expresan en una carta dirigida a la sección Entre Todos de EL PERIÓDICO.

EL PERIÓDICO ha podido comprobar el estado de la zona y ha recabado múltiples voces coincidentes. "Hace mucho tiempo que recibimos quejas. Pese a eso, muchos vecinos fueron trasladados a una parte de los pisos nuevos de alquiler social que hay allí", explica Manel Martínez, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de la Barceloneta. "Ya antes de la pandemia se informó al ayuntamiento de que había asentamientos de personas sin techo. Y ahora, después de la pandemia, continúa la degradación y la mala praxis limpiando, desratizando y desinfectando", sostiene.

Martínez señala a los servicios de limpieza: "No es solo mala gestión o abandono, sino que los servicios municipales que se encargan de esto no actúan conscientemente como es debido". "No quitan ni las malas hierbas, hay kilos de basura amontonada y tienen pintada la muralla”, se queja Esther, vecina de la Barceloneta, que suele pasar por la zona para tomar el tren. Señala que hace tiempo que no ve ninguna mejora en la plaza. “El ayuntamiento la tiene abandonada totalmente", critica.

Pedradas y bolsos robados

"Los ruidos relacionados al uso y mantenimiento de la Estació de França ya casi los tenemos integrados, pero este espacio se ha convertido en una explanada abandonada, una madriguera de ratas, donde los ladrones vienen a tirar los bolsos que roban y repartirse el botín del día. También vienen a drogarse con el gas que venden para inflar globos", explican los vecinos que viven en la plaza sin nombre anexa al baluarte.

Además, sienten que se ha producido un repunte de delincuencia e incivismo en los últimos meses. “En el verano se reunían en la plaza, tiraban piedras a las ventanas de las casas, rompían los cristales de la estación, se drogaban con los globos...", asegura una vecina que, por temor, prefiere que no se cite su nombre. "Me da miedo que vengan con un patinete y me tiren al suelo, me roben o me peguen un paliza”, confiesa.

Basura, trastos viejos y restos de un campamento en el foso que separa el Baluard del Migdia de un aparcamiento subterráneo

Basura, trastos viejos y restos de un campamento en el foso que separa el Baluard del Migdia de un aparcamiento subterráneo / Laura Guerrero

La misma vecina vive en un piso de alquiler social y sufrió una crisis de ansiedad hace unos meses a causa de los altercados: "Fue la única vez que llamé a la policía, pese a que ya han venido más veces porque los vecinos estamos hartos. Pero ese día me tenían loca. Me tiraban piedras a la ventana. Suerte que tenía las persianas bajadas... También tiraban botellas de cristal a la estación. Un desastre".

Los vecinos conviven con personas sin hogar que, según explican, van y vienen: "Los van desalojando, pero siempre acaban volviendo”. También se ha convertido en rutina encontrarse cada noche con bolsos con documentación dentro o jóvenes inhalando globos inflados con óxido nitroso, también llamado 'gas de la risa'. Los vecinos declaran sentirse abandonados.

El coste de los grafitis

Cuestión al margen son las pintadas que han emborronado el Baluard del Migdia y su contorno. Tras las habituales instancias de los afincados para adecentar este rincón de Ciutat Vella, el Ayuntamiento de Barcelona comenzó días atrás a borrar grafitis de los edificios que envuelven al yacimiento.

Vecinos consultados aseguran que al menos una comunidad de propietarios ha recibido un aviso informal del consistorio para que corra con el gasto de quitar las pintadas de las torres de ventilación de un garaje, carentes de valor patrimonial. La misma comunidad afirma que ha requerido en seis ocasiones en los últimos meses al ayuntamiento para que asee el recinto histórico.

Desertización comercial y degradación del espacio público alrededor del Baluard del Migdia, detrás de la estación de França

Desertización comercial y degradación del espacio público alrededor del Baluard del Migdia, detrás de la estación de França / Laura Guerrero

El coste de eliminar los grafitis sube a unos 800 euros para los propietarios, que deben decidir ahora si los abonan. "Si nos dicen que se deben pagar, se hará, pero me parece abusivo", responde un vecino. A su vez, el consistorio examina con el servicio de arqueología municipal las labores a efectuar para acabar con las pintadas que aún impregnan los muros del fortín, con siglos de antigüedad y catalogados con un alto nivel de protección.

Éxodo comercial

Aparte, los comercios que habitaban los bajos de los edificios en el entorno del Baluard del Migdia han ido desapareciendo del mapa. "Antes teníamos una clínica médica y una tienda de deportes de una marca importante, pero ambas cerraron", afirman en la Agrupación de Comerciantes de la Barceloneta. La organización denuncia incivismo e inseguridad: "Es una zona conflictiva, acampan por las noches, hacen fuego, pintan hasta los cristales de los comercios... El resto de locales que siguen en marcha han tenido que poner rejas por todos lados".

Asimismo, la agrupación ve deficiencias en el cuidado del espacio patrimonial y propone "hacer la muralla más dinamizada, ponerla en valor, que hayan visitas guiadas y que alguien vigile el baluarte”. En todo caso, advierten que es difícil que nuevos comerciantes se apuesten en la plaza debido al precario estado del entorno.

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