Seguridad ciudadana

La galería de tiro de la Guardia Urbana o cómo aprender a no disparar

La policía de Barcelona dispone de videos que simulan intervenciones reales con rehenes para que los agentes aprendan a actuar ante distintas situaciones

La diana de toda la vida ha pasado a la historia, porque esto ya no va de buena puntería o tirar a matar, sino de convencer y disparar, si es necesario, en partes no vitales

Así es la galeria de tiro de la Guardia Urbana

Así es la galeria de tiro de la Guardia Urbana / Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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Sostener una pistola de verdad, cuando jamás has tenido una en las manos, es una experiencia que descoloca y acelera el pulso. Aunque esté sin balas, aunque no tenga ni el cargador puesto, aunque te hayas pasado la vida jugando al 'Call of duty'. Es un arma de fuego y con ella se pueden hacer cosas tan terribles como matar o lastimar seriamente a una persona. De ahí que los agentes de policía, amén de las complicaciones judiciales que pueden acarrear sus actos, disparen con tan poca frecuencia. Aquí conoceremos el caso de la Guardia Urbana de Barcelona, que como policía local obliga sus integrantes a pasar por la galería de tiro un mínimo de dos veces al año. Lo más probable es que se jubilen sin haber apretado el gatillo ni una sola vez en acto de servicio. Por eso en esta oscura sala, más que afinar la puntería, la principal misión es que los guardias aprendan a no disparar.

La agente guarda el arma después de que el sospechoso sacara un móvil del bolsillo trasero. En otra versión del simulador, el malo blande una pistola

La agente guarda el arma después de que el sospechoso sacara un móvil del bolsillo trasero. En otra versión del simulador, el malo blande una pistola / Jordi Cotrina

EL PERIÓDICO publicó hace unas semanas una información sobre la licitación de 800.000 balaspara las cinco galerías de tiro que la Urbana tiene en sendas comisarías de la ciudad. La cifra llamaba la atención y a tenor de a ese concurso público explicamos que el arma reglamentaria es una Walther P99 Parabellum calibre 9mm, un modelo que a principios de siglo substituyó al revólver de toda la vida, el del cargador que en las películas se usa para jugar a la ruleta rusa. Contamos, también, que en los últimos 12 años, los agentes de Barcelona solo han disparado en una sola ocasión, el 21 de noviembre de 2020, cuando un policía baleó el torso de un hombre sin techo que blandía un cuchillo.

Dichosas películas

La cita es en la nave nodriza del cuerpo, la prefectura sita en la calle de Guardia Urbana, debajo del Palau d'Esports, en Montjuïc. Recibe el intendente Sergi Amposta, un tipo afable que durante los altercados posteriores al desalojo de Can Vies, en mayo de 2014, andaba por la calle de Sants en llamas sin apenas inmutarse. Quizás por ese temple, y porque es un tipo respetado en el cuerpo, fue nombrado jefe de la unidad de Deontología y Asuntos Internos. Te habla de armas, balas y tiroteos como el carnicero te enumera las bondades del filete de pavo en salsa de limón.

Eliminen de su imaginario la imagen del agente tratando de acertar en el centro de una diana y luego alardeando de su puntería en el bar de policías

Hay que bajar un par de pisos para llegar a este tubo con los techos y las paredes rebozadas con un conglomerado de goma que absorbe el sonido y los impactos de bala. Tiempo atrás, esto era tal y como el manido cine nos ha enseñado: una diana en la que el centro era lo que daba más puntos. El tirador situaba el papel a 25 metros de distancia, se colocaba los auriculares y las gafas y vaciaba el cargador. Una y otra vez. Por la tarde, siguiendo con el tópico, se pasaba por el bar de policías (porque en las pelis siempre hay un bar de policías) para presumir de su pulso de francotirador apostado en una azotea de Fallujah. Sigan disfrutando del séptimo arte, pero borren todo este imaginario de sus cabezas.

Las herramientas de trabajo para pasar un rato en la galería de tiro de la Guardia Urbana

Las herramientas de trabajo para pasar un rato en la galería de tiro de la Guardia Urbana / Jordi Cotrina

Con el tiempo se añadió la figura de un tipo malo que blandía una pistola y el tiro en zonas vitales era también lo más laureado. Pero ahora, con ayuda de la tecnología, todo ha dado un vuelco. "Hemos incorporado el concepto de 'no tiro'. Antes el 10 era el disparo al corazón y a matar. Ahora enseñamos que la principal virtud es el autocontrol y actuar de manera proporcional a la amenaza; la evaluación constante de los riesgos, de los posibles daños a terceros. Disparamos a zonas no vitales que eliminen la movilidad del atacante y recurrimos a las órdenes verbales", resume Amposta.

Agentes y actores

Todo esto sucede gracias a unos videos grabados por la propia Guardia Urbana con cámara subjetiva. Con los propios agentes como actores, con interpretaciones de postín, sobre todo la de un veterano intendente en el papel de profesor que sale despavorido de la escuela que está siendo atacada por una banda de 'apandadadores'. Las simulaciones obligan a los agentes que pasan por la galería de tiro a ir modificando constantemente su actitud. Está la del centro educativo asaltado, es la situación más extrema, denominada incidente con múltiples víctimas intencionado (IMVI), pero también está el caso ficticio de un joven que tiene de rehén a una mujer en un edificio.

Los agentes avanzan por la galería, mientras se desarrolla la acción en el video reproducido en la pantalla del fondo de la sala

Los agentes avanzan por la galería, mientras se desarrolla la acción en el video reproducido en la pantalla del fondo de la sala / Jordi Cotrina

Si sospechan que se aprenden de memoria el vídeo y que a la tercera vez ya lo hacen de manera casi mecánica, sepan que hay muchas variaciones: un día saca una pistola pero cuando vuelves a probar al cabo de unas semanas o meses, te ponen la versión en la que del bolsillo posterior saca un móvil. ¿Recuerdan la serie literaria 'Elige tu propia aventura'? Pues aquí la seleccionan por ellos pero el desarrollo de la acción es igual de imprevisible.

Diálogo con el besugo

"Suéltala, mírame a mí, no te compliques la vida", dice una de las agentes que realiza la práctica, mientras encañona a un encapuchado que tiene una navaja en el cuello de una mujer. "Muéstrame las manos, deja el cuchillo en el suelo", aporta su compañero. Al soltar el arma blanca, abandonan la zona de cobertura de su cuerpo, avanzan, pasan a guardia alta (la pistola mirando al cielo y colocada junto a la oreja) y siguen dialogando con el malo. Cuando en el video aparecen dos compañeros y se lanzan encima suyo para esposarlo, enfundan la Walter. Todo esto, además, se realiza con unos auriculares que, además de amortiguar el sonido de las detonaciones, está conectado con el video, lo que les permite recibir todo el audio de las imágenes.

El agente encañona a una persona que sale de una habitación, durante la práctica del asalto a una escuela con víctimas

El agente encañona a una persona que sale de una habitación, durante la práctica del asalto a una escuela con víctimas / Jordi Cotrina

Txema López es el caporal al mando del servicio de armas. Es el Myiagi de la galería de tiro. Cuenta que este método, el de las prácticas audiovisuales con situaciones que podrían ser reales, es muy innovador a nivel estatal. "Ten en cuenta que la situación es tan realista, que los agentes lo viven con mucha tensión. Entre otras cosas, porque si disparan, lo hacen con munición real. Les enseñamos la importancia de la portabilidad del arma (dónde y cómo llevarla en función de la situación) y también hemos añadido movimientos agresivos e impredecibles para que los policías que pasan por la galería tengan que tomar decisiones ágiles y adaptadas a cada caso".

Tiro policial

El propio Txema interpreta el papel de atacante en el video. Lo hizo porque era la mejor manera de exprimir al máximo la experiencia. También es él el que aparece en las fotos del denominado 'tiro policial'. Es otra de las modalidades de la galería. Son imágenes estáticas de asaltantes con armas en espacios públicos y a distancia cambiante: la Rambla, la Sagrada Família, una plaza pública. Los agentes deben disparar a zonas no vitales, pero teniendo en cuenta que un disparo fallado puede terminar hiriendo a un civil. Amposta, con el pelo ya canoso y varias décadas en el cuerpo, comparte que jamás ha pegado un solo tiro en la calle. "Y espero terminar mi carrera sin haber usado la pistola en una intervención. De hecho esa es la principal lección de esta sala, que los agentes aprendan a no disparar".

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