Barcelona indigna a los vecinos al retirar los contenedores de la Carretera de les Aigües

Una de las genialidades más recordadas de Johan Cruyff se produjo antes de un partido del Barça contra el Atlético de Madrid, que tenía como delantero a Manolo Sánchez, un jugador que se desmarcaba como nadie. Para afrontar ese riesgo, Cruyff decidió que nadie le marcara. No te desmarcas si nadie te marca. Fuera problema. Cuando los vecinos de la Carretera de les Aigües protestaron, semanas atrás, porque los jabalís tumbaban los contenedores de basura de la calle y la dejaban hecha un asco, el Ayuntamiento de Barcelona decidió emular el astro holandés: retiró los contenedores de la calle. Ya no hay animal que los tumbe.

Lo que sucede ahora es que Mireia Bosch y Francisco Lozano, residentes en la vía, y denunciantes de los sinsabores que sufren como vecinos de la zona, tienen que caminar un buen trecho para depositar sus bolsas de basura en uno de los nuevos contenedores instalados, que son más recios, y en apariencia imposibles de volcar por parte de los jabalís.

Jabalís rebeldes, ratas y olvido mortifican a los vecinos de la Carretera de les Aigües

Como no hay contenedores en la Carretera de les Aigües, deben desplazarse hasta los nuevos de Maduixer. Y el problema es otro. Ya no hay restos en la calle pero lo que ahora no les iría mal a Bosch y Lozano sería tener las piernas de Manolo. Porque los contenedores que les quedan más cerca están a casi quinientos metros de ida, lo que implica casi 500 metros de vuelta. Unos 15 minutos andando.

El ‘Johan’ municipal

La ecuación era clara: jabalís más contenedores igual a desastre en la calzada. No podemos sacar a los jabalís, saquemos los contenedores, se debió de decir a sí mismo algún ‘cruyff’ municipal. En total, se han suprimido seis contenedores que estaban en tres puntos, de dos en dos, en un tramo de cerca de 750 metros.

“Entre nuestras casas y el contenedor más cercano hay una diferencia equivalente a subir cinco plantas de un edificio. La distancia desde mi casa es de 450 metros ida y vuelta, es decir, casi un kilómetro”, explica Lozano, que, agrega, suele ser el encargado de sacar la basura y que achaca lo sucedido a una represalia por las protestas.

La respuesta

“Respondemos a la petición recibida el 3 de noviembre de 2022 sobre contenedores en la Carretera de les Aigües. Os informamos de que se ha incrementado el número de contenedores de la calle de Maduixer con el fin de acabar con el problema de los jabalís. En la Carretera de les Aigües no se colocarán contenedores”, indica la respuesta del consistorio a la queja enviada por los vecinos. Llegó el viernes y está firmada por Comunicación del área de Medio Ambiente y Servicios Urbanos del ayuntamiento.

“Os agradecemos que hayáis contactado con nosotros, ya que consideramos que es muy importante que la ciudadanía participe y colabora activamente con el ayuntamiento para mejorar los servicios municipales y la convivencia en la ciudad. Quedamos a vuestra disposición para futuras comunicaciones”, acaba el texto. No es difícil imaginar al autor con la sonrisa pícara del futbolista y entrenador.

Pocos votos

Los vecinos viven con indignación la solución elegida por el consistorio. En general, echan de menos más atención por parte del gobierno local. Y esta última actuación no mejora sus sensaciones. Consideran que al no ser muchos vecinos, y por lo tanto pocos votos, es fácil que no se les escuche.

Aunque también piden un mejor transporte público y más frecuencia de limpieza y que los ‘runners’ no copen el poco aparcamiento de la zona, y aunque no les molestaría un mallado más completo de la montaña, para que la arena no caiga en la calle, su mensaje inicial al buzón de quejas y sugerencias del consistorio estaba centrado en el tema de los contenedores y jabalís. Ante la respuesta que anuncia la desaparición de los primeros, han replicado también.

“La supresión de los contenedores que había en el tramo comprendido entre los números 372 y 380 de la Carretera de les Aigües, dos en la calle de Maduixer, 1 y dos en la curva después de 380 de Carretera de les Aigües, supone implementar una solución diferente en estos tramos respecto a la adoptada en el resto del barrio. Esta solución diferente perjudica y discrimina a los vecinos de estos tramos respecto de otros. Pedimos la inmediata instalación de los seis contenedores grises nuevos que faltan en los tramos indicados”, han escrito los vecinos al buzón de quejas y sugerencias.

La ruta

Este lunes, a las 20.00, la hora a partir de la cual es preceptivo tirar la basura, Francisco y Mireia, bolsas en ristre, inician su nueva ruta de la basura acompañados por este periódico. Salen de su casa y giran a la izquierda. A unos metros, pasan por donde estaban los antiguos contenedores grises, en los que se tira lo que no se recoge de forma selectiva. Son los que se han eliminado en la Carretera de les Aigües. “Un día, cuando ya no estaban, encontramos en su lugar a una familia entera de jabalís, padre, madre y crías, esperando la basura”, explica ella.

Caminan hacia la calle de Maduixer, lo que implica recorrer un tramo considerable a oscuras. Más que miedo a ser asaltado por el delito, prima el temor a chocar con alguien que haga deporte con una luz frontal. Superados los ciclistas y corredores, toca coger una curva a la izquierda en bajada. Más o menos en esa zona había otro contenedor gris que no se ha repuesto. La ruta sigue.

El nuevo contenedor, cierto es, impone. Que vengan los cerdos a intentar algo. Pero los dos vecinos han invertido ocho minutos en el camino. Pongamos que hayan caminado a un ritmo algo lento. El caso es que entre ir y volver no son menos de 15 minutos.

Si toca ir a los contenedores de recogida selectiva, el trayecto es más corto, porque hay uno en la Carretera de les Aigües, este sí ha sobrevivido. Está a unos cuatro minutos. Es decir, ocho en total. No cumple con la frase que el ayuntamiento escribe en la página web que explica cómo funcionan los contenedores: “Toda la ciudadanía que reside en zonas donde está implantado este modelo de recogida selectiva, dispone de contenedores a menos de 100 metros de su domicilio”. No es así en esta calle del límite de Gràcia con Sarrià-Sant Gervasi. 

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