El plan salomónico de Colau para la losa de Sant Antoni no gusta ni a vecinos ni a PSC

Tras años, desde 2008, discutiendo cómo urbanizar la losa de Sant Antoni y tras varias propuestas sobre la mesa, ayer lunes por la noche, el ayuntamiento presentó el anteproyecto de remodelación del tramo de la ronda que discurre entre la calle de Floridablanca (esquina Casanova) y Urgell a los residentes de la zona: una propuesta que no convence ni a los vecinos favorables de la pacificación total del espacio ni a los que abogan por mantener un vial dedicado al transporte público. Ambos con años a cuestas defendiendo posiciones opuestas. Tampoco es del agrado del PSC, socio de los ‘comuns’ en el gobierno municipal. Lo que puso el consistorio sobre la mesa tiene mucho de salomónico: el primer tramo (entre Floridablanca y Villarroel) será totalmente peatonal; el segundo, entre Villarroel y Urgell, tendrá un carril de bajada para las cinco líneas de autobuses que discurren por la zona. 

“Sacar la losa y reformar la ronda de Sant Antoni favoreciendo peatones, transporte público, bicicleta y una mejor distribución de mercancías. Esta es la propuesta pactada con vecinos/as en 2018 y que agrupa el mayor consenso político. Desde el PSC la seguimos defendiendo como mejor opción”, ha apuntado Jaume Collboni vía Twitter. Lo que hace cuatro años se defendía y los socialistas siguen reclamando es que el transporte público tenga carril de subida y bajada. Algo que no prevé el anteproyecto. La posición de los ‘comuns’ es otra: se trata de “una propuesta de equilibrio”, que “cumple con todas las demandas y sensibilidades” y que “concreta y especifica, al pie de la letra, todo lo que se nos había pedido”, según la concejala de Urbanismo Janet Sanz. 

"Cuestión de salud pública"

Afirmaciones que los afectados no comparten. Para Xavier Caballé, de Pro Pacificació de la Ronda de Sant Antoni, “la propuesta es un retroceso después de 15 años sin tránsito en la calle”. Para las 40 entidades que forman la plataforma “la pacificación total es una cuestión de salud pública y un derecho en una zona que agrupa a dos de los barrios más densamente poblados y contaminados de Barcelona”. Hay otra crítica contra el consistorio: “Presentamos un manifiesto con todo un argumentario del porqué de la pacificación total y nadie lo ha rebatido”. La oposición la tienen clara, está por ver cómo la afrontarán, el cómo saldrá de la reunión que las 40 entidades tendrán la noche de este martes. 

Sepúlveda, una autopista urbana

En la acera ideológica de enfrente, la que defiende el tráfico del transporte público por el ramal, la Plataforma d’Afectats per la Llosa de Sant Antoni, tampoco está contenta con la decisión del consistorio: “Es una chapuza que no contenta a nadie”, afirma Toni Olivella. La chapuza en cuestión tiene que ver con el hecho de que el carril de bus solo recorre medio tramo de lo que ahora ocupa la plataforma de hormigón: baja por la ronda de Urquinaona, gira por Sepúlveda y baja por Villarroel para volver a la ronda. “Es una L sin sentido, todo el mundo sabe que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta”, defiende Olivella. La plataforma defiende que el carril entero por la ronda “facilita el acceso desde el Raval y descongestiona una zona tensionada como es Sepúlveda”. De hecho, la citada calle se ha convertido en una autopista con autobuses urbanos, interurbanos y los que van al aeropuerto y sus vecinos amenazan con movilizaciones.  

"Estafados y engañados"

Olivella sostiene, además, que se sienten “estafados y engañados” ya que la materialización de solo medio tramo de carril bus de bajada llega “después de varias reuniones con el ayuntamiento, de haber renunciado al carril de subida y consensuado el carril de bajada”. Habrá reunión de la plataforma y un manifiesto a favor de la movilidad pública, pero Olivella se muestra convencido de que “no servirá de nada porque la final hacen lo que quieren”. El desencuentro entre socios municipales, vecinos y consistorio es un capítulo más al culebrón de la urbanización de un tramo que lleva pendiente de arreglarse desde 2018, cuando le mercado de Sant Antoni dejó la ubicación provisional para recuperar su espacio histórico reformado. 

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