Las secuelas económicas de la pandemia
MAPA | Las calles de Barcelona que más se empobrecieron con el estallido del covid
Parte del distrito más pobre, Ciutat Vella, y del más rico, Sarrià-Sant Gervasi, capitalizaron las mayores caídas de ingresos en la ciudad durante el primer año de alarma sanitaria
Francisco José Moya
Infografía
Jordi Ribalaygue
Periodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
El covid fue selectivo al escoger a sus víctimas cuando llegó a Barcelona. Es sabido que la primera ola de la pandemia en 2020 se cebó en especial con Nou Barris, que concentra los barrios más humildes de la ciudad. Según datos del Hospital del Mar, la tasa de contagios fue allí 2,6 veces superior a la de Sarrià-Sant Gervasi al revelarse la enfermedad, que desnudó las penurias de quienes más se vieron expuestos al virus, ya fuera por hacinarse en viviendas compartidas o verse empujados a desafiar el confinamiento y pisar la calle para subsistir. Quizá el instinto de supervivencia que afila la necesidad sea uno de los motivos que, al margen de los ERTE y otras prestaciones, justifique por qué la renta media de gran parte de Nou Barris no cayera a plomo y quedara más bien estancada en niveles bajos.
En cambio, los ingresos sí que se hundieron en picado en ciertos lugares de Ciutat Vella. No solo retrocedieron en el reverso quebradizo de la ciudad, sino que también lo hicieron con holgura en zonas adineradas de Sarrià-Sant Gervasi y Les Corts, así como en parte de la urbe abocada al turismo, incluido el Eixample. Casi tres años después de sobrevenir el coronavirus, los datos tributarios desgranados por secciones censales descubren ahora qué calles de Barcelona se empobrecieron más tras el colapso económico causado por la crisis sanitaria.
Las cifras, publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), permiten dibujar un plano que pinta al distrito más pobre de la capital catalana a la cabeza del desplome. En el 81,5% de las calles de Ciutat Vella se declaró menos ingresos en 2020 que un año antes. La renta llegó a disminuir más de un 7% en focos ya de por sí desfavorecidos del Raval, situados debajo de la ronda de Sant Antoni y alrededor de la Rambla del Raval, pero también en los sitios frecuentados por viajeros y visitantes, como la cuadrícula alrededor del Macba (las ganancias por vecino se desmoronaron un 7,88%), la parte alta del Gòtic pegada a la Rambla (el tropiezo se cuantificó en un 7,26%), el contorno chic del Born Centre Cultural (un 8,30% menos de renta por hogar) o las callejuelas que envuelven la plaza Reial (un 10,39% menos por habitante).
Empleados de la hostelería
A la vista del mapa, miembros de los movimientos vecinales de Ciutat Vella asocian las carencias avivadas por el covid a las condiciones laborales del vecindario dedicado a la hostelería y los negocios vinculados al turismo, que la pandemia frenó en seco. “Mucha gente del barrio trabaja sin alternativa en esos sectores, con sueldos bajos y contratos temporales. En el Gòtic sur, sobre todo en dirección a la Rambla y donde hay ocio nocturno, vive gente con una gran precariedad, muchos de ellos de origen inmigrante. Fueron los primeros en caer”, recuerda Martí Cusó, de la plataforma Resistim al Gòtic. “La mayoría de los que entonces vinieron a nosotros por impagos del alquiler y que acudieron a las colas del hambre para recoger alimentos eran el escalón más bajo de la restauración y el turismo. Muchos de ellos trabajaban en negro”, añade.
“Durante la pandemia se demostró que muchas familias vivían en condiciones precarias en esos sectores”, sostiene Ángel Cordero, del colectivo Acció Raval. Cita como ejemplo la parte baja de la ronda de Sant Antoni, uno de los contornos afligidos por la alarma sanitaria: “Allí el colectivo filipino es muy abundante y está muy ligado a la restauración. Fue uno de los más afectados en la zona”.
“La crisis pandémica perjudicó a gente ocupada en actividades muy afectadas por el confinamiento y las medidas ligadas a la protección frente al virus”, analiza Sergio Porcel, jefe del área de cohesión social y urbana del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de la UAB. “La situación en Ciutat Vella se podría explicar por eso, sumando también que las personas de origen inmigrante fueron las que más ingresos perdieron porque, entre otras razones, no tuvieron acceso a los ERTE por trabajar en negro o en empleos precarios que no les dio para disponer de protección”, apostilla.
Paralelismo inusual
Aparte, se da un paralelismo insospechado entre la zona más depauperada y la más rica de Barcelona. Los descensos más pronunciados de renta fueron casi idénticos en Ciutat Vella (-3,45% por individuo y -3,53% por hogar) y Sarrià-Sant Gervasi (-3,90% por individuo y -4,61% por hogar). Ambos se sitúan lejos del promedio de la ciudad, en que la decaída se tasó en un -0,85% por persona y un -1,52% por vivienda.
En todo caso, el efecto del derrumbe en unos barrios y otros fue desigual: la renta per cápita en Ciutat Vella se redujo a 11.154 euros, 5.596 euros menos que el conjunto de la ciudad, mientras que en Sarrià-Sant Gervasi se achicó a 26.513 euros, 9.763 euros por encima del patrimonio disponible para el ciudadano tipo de Barcelona.
Si bien dista un mundo en las cuentas corrientes de un distrito y del otro, los mayores topetazos se dieron en algunas secciones censales de Sarrià-Sant Gervasi. La zona alta de Sarrià cedió un 16,46% de los ingresos por hogar (bajó de 80.121 a 66.937 euros) y flaquearon un 21,18% en un sector de Vallvidrera (de 78.757 a 62.078 euros). El declive más agudo se produce en unas manzanas del Farró enganchadas a la Via Augusta, al precipitarse de 54.169 euros de media por domicilio a 18.862, un 65,18% menos.
“Son datos sorprendentes, porque el impacto de la pandemia afectó sobre todo a las rentas más bajas”, remarca Porcel. El profesor sugiere que el repliegue en barrios acomodados podría estar relacionado con el traslado de algunos vecinos a segundas residencias para aislarse del virus. “También puede atender a casos de empresarios de sectores económicos que se vieron más afectados por las medidas sanitarias, como la hostelería o el turismo”, agrega.
Además, la merma de los rendimientos de bienes inmuebles y actividades económicas puede explicar también el impacto negativo en Sarrià-Sant Gervasi, donde supone una fuente sustancial de ganancias para parte de la población. A su vez, el distrito concentró las mayores subidas de renta en la urbe en medio de la desolación de la pandemia. En Sant Gervasi-Galvany se apiñan secciones censales en que la renta por vivienda llegó a dar un salto de casi el 32%. En una, junto a la plaza Sant Gregori Taumaturg, subió de 55.765 a 73.507 euros en un año.
El patrimonio medio se contrajo en el 74,5% de las calles de Sarrià-Sant Gervasi. Ocurrió igual en el 60,11% del Eixample. Los ingresos se recortaron entre un 8% y un 23% en la Dreta de l’Eixample, incluida la parte alta de las islas entre paseo de Gràcia y Balmes.
En cambio, ninguna sección censal decayó tanto en Nou Barris. “Que haya más población inmigrante y más joven en Ciutat Vella puede explicar la diferencia con Nou Barris”, aclara Porcel. Solo una del Turó de la Peira descendió casi un 7% y arrastró la liquidez por persona por debajo de los 12.000 euros. “Es una zona con inmigración. Muchos decidieron marcharse a su país porque se quedaron sin trabajo”, evoca el presidente de la Asociación de Vecinos de Turó de la Peira, Antonio Silva. En cualquier caso, la franja menos acaudalada de la capital, ubicada en el Besòs i el Maresme, y las más prósperas de Sarrià-Sant Gervasi i les Corts siguieron alejadas, como siempre: la distancia entre una y otras se comprimió de 25.432 a 25.076 euros de diferencia, una atenuación ligera e imperceptible en medio del azote epidémico.
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