Movilización en la calle

Una escuela barcelonesa corta la calle Viladomat contra el ruido del tráfico

Las familias del colegio Ferran Sunyer, al lado de la Superilla de Sant Antoni, se sienten olvidadas

"A veces no escucho a la maestra", denuncian los alumnos

BARCELONA 04/11/2022  Barcelona.  L'AFA de l'escola Ferran Sunyer tallarà el carrer Viladomat , 10         FOTO de ALVARO MONGE

BARCELONA 04/11/2022 Barcelona. L'AFA de l'escola Ferran Sunyer tallarà el carrer Viladomat , 10 FOTO de ALVARO MONGE / ALVARO MONGE

Ferran Dalmau

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Decenas de niños corretean, pintan, saltan y charlan a la salida del colegio. Es la imagen normal de un viernes por la tarde, con una única diferencia. Lo hacen en medio de la calzada. Son los alumnos de la escuela Ferran Sunyer de la calle de Viladomat, en el Eixample, y acompañados por sus familiares han cortado la calle en señal de protesta por el ruido. Cuelgan pancartas en los parterres con consignas como “Menos coches, más salud”, o “No nos podemos concentrar con tanto ruido”.

 Son parte de la ‘Revolta Escolar’ que ha regresado este 4 de noviembre, por primera vez en este nuevo curso escolar. Es el tercer curso en que se repiten estas protestas y este viernes la cita era igual para otros 21 centros educativos distribuidos por toda Barcelona. La novedad es que en esta edición los cortes de tráfico serán temáticos: se centrarán en aspectos concretos. En este caso, para exigir una mayor seguridad en los entornos escolares.

 La situación de la escuela Ferran Sunyer es particular porque se encuentra en el número 1 de la calle Viladomat, uno de los ejes más afectados por la implementación de una 'superilla' --la de Sant Antoni-- y la pacificación de la calle inmediatamente paralela, Comte Borrell. Tras esta actuación urbanística, tal y como mantienen los vecinos, el ruido ha aumentado notablemente debido al tráfico que se redirige. En Viladomat el 2019 el volumen de vehículos era un 20% mayor que en 2017, cuando se pacificó Borrell. Sin embargo la pandemia ha revertido este fenómeno. De hecho, en 2021 ha descendido el tráfico: es un 12% menor que hace 5 años y ha bajado de 8.500 a 7.500 vehículos diarios, según datos del Ayuntamiento.

Quejas de los afectados

Los familiares sin embargo mantienen sus demandas respecto al colegio Ferran Sunyer. Nacho Pérez, de la Asociación de Familias del centro cuenta que la situación es insostenible: “Las calles venideras están pacificadas, pero nosotros tenemos la sensación que no somos una prioridad”. Cuenta que en ocasiones los niños llegan a casa “con dolor de cabeza” por el ruido. La dirección del centro lo corrobora y afirma que llevan un tiempo quejándose, sin éxito.

Un grupo de niñas que corretea confirma la situación: “Cuando pasa una ambulancia me desconcentro”, cuenta una de ellas, y es respaldada de inmediato por su amiga: “A veces no escucho a la maestra”. Los niños ponen el foco en problemas más específicos: un CAP cercano, los camiones de carga y descarga, y principalmente una parada de bus con inicio y final de línea. Este último es el mayor motivo de enfado de los padres, cuenta Nacho Pérez: “Nos dijeron que era provisional, pero aquí sigue. Es el detonante”.

El ayuntamiento destaca que el tráfico descendió en el vial en 2021, aunque a menor ritmo que en años anteriores cuando se pacificó Borrell

Proteger las escuelas es una voluntad del ayuntamiento, que promueve las áreas habilitadas delante de los colegios. Precisamente por ello, en el Ferran Sunyer se sienten un poco más desprotegidos. Entre el tráfico de Viladomat y el de Paral·lel, la situación es tensa. En los meses de temperaturas altas, que cada vez son más en Barcelona, el equipo directivo explica que no pueden cerrar las ventanas, porque el calor es todavía peor. Lo remata una niña, que acaba de colgar uno de los carteles: “En verano me muero de calor”.