Tramo cerrado desde 2021

Las obras para extender un cable submarino remueven la playa cancerígena de Sant Adrià

La Generalitat autoriza excavaciones antes de que la arena se descontamine para reabrirla al público y ordena medidas de seguridad para evitar que los residuos tóxicos del subsuelo se esparzan

Jordi Ribalaygue

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Se da una escena algo contradictoria estos días en la periferia de Barcelona. Los vecinos de Sant Adrià de Besòs siguen sin poder acceder a la playa del Litoral, vallada desde mayo de 2021 por el hallazgo de sustancias potencialmente insalubres y cancerígenas a escasos centímetros bajo la arena. Sin embargo, unas obras se han apoderado del tramo vetado al público. El arenal luce irreconocible, tomado por las excavadoras y un gran barco anclado cerca de la orilla. 

El trajín no se debe a las tareas pendientes de descontaminación, que el Gobierno central tiene que encargar para que se retiren los residuos presuntamente de origen industrial que han impedido a los bañistas disfrutar de la costa durante los dos últimos veranos, salvo los que han desafiado la prohibición saltándose la reja. El trasiego responde al empalme de un cable submarino de fibra óptica para una estación de telecomunicaciones de alcance internacional, un proyecto que la Generalitat predice que será altamente rentable. En paralelo, la Agència de Residus de Catalunya -un organismo del Govern- ha ordenado que los trabajos se ciñan a medidas de seguridad para que no se esparzan las sustancias peligrosas, latentes en el subsuelo.  

Precisamente, los restos de ocho metales pesados -como plomo, cobalto y arsénico- y un tipo de hidrocarburo identificados en proporciones excesivas a menos de 80 centímetros por debajo de la superficie se localizaron en un análisis que la compañía titular del puerto de conexiones, AFR-IX Telecom, contrató tras las primeras perforaciones para construir la infraestructura para el nodo, a principios de 2021. Las conclusiones del dictamen obligaron a sellar la entrada a la playa. 

La reanudación de las obras se ha anticipado a la extracción de los componentes dañinos, que podría empezar hacia finales de año o principios de 2023, apunta el Ayuntamiento de Sant Adrià. El Ministerio de Transición Ecológica -titular de la franja marítima- pronostica que la playa estará lista para reabrir antes de la próxima Semana Santa, a primeros de abril de 2023. De cumplirse la predicción, se habrá tardado casi dos años en sanear el tramo. 

Operarios situados junto a la zanja abierta por las obras del cable submarino en la playa de Sant Adrià.

Operarios situados junto a la zanja abierta por las obras del cable submarino en la playa de Sant Adrià. / Ricard Cugat

El Departament de Territori ha autorizado a AFR-IX Telecom para llevar a cabo las labores de preparación y extensión del cableado. La compañía responde que desconoce los motivos que han llevado a las administraciones a permitir que escarbe en la playa antes de que el Estado proceda a limpiar la arena. “Seguimos una planificación para la llegada de cables sobre la que las administraciones están debidamente informadas y seguimos todos los protocolos”, esgrime la firma, que apostilla que la excavación es “menor” y cubre “un 5% de la superficie de la playa”. 

AFR-IX está habilitada para ocupar el dominio marítimo-terrestre, con el requisito de que adopte las condiciones dictadas por organismos de la Generalitat. Las órdenes no incluyen que desvíe el trazado subterráneo del cableado para esquivar la contaminación enterrada. “La obras se han efectuado tal como estaban previstas porque no hemos recibido ninguna indicación de ninguna administración que nos indiquen lo contrario”, asegura.

Evitar “emisiones de vapores”

La Agència de Residus sí ha dado instrucciones para evitar que el movimiento y los amontonamientos de tierras en la playa de Sant Adrià propaguen polvo. El órgano dependiente del Departament d’Acció Climàtica insta a minimizar las “emisiones de vapores y partículas a la atmósfera” que emanen de los montículos de arena. AFR-IX precisa que protege las pilas “con lonas para evitar polvo y lixivados en caso de lluvia”, en referencia a los líquidos tóxicos que los desechos pueden segregar. 

Además, el ente del Govern dispone que la perforación sea “selectiva”. Exhorta también a hacer acopio de arena en diferentes cúmulos según la profundidad en la que se encontraban, “no mezclando niveles ni grados de afectación”, deja claro. AFR-IX blande que se cumple así para reintegrarla luego “a su nivel original”. Por otro lado, la Agència Catalana de l’Aigua ha requerido que se preserven las “comunidades biológicas” que puedan verse afectadas por las obras dentro del mar.

La Agència de Residus ha estipulado que una entidad especializada en la prevención de contaminación del subsuelo controle los trabajos, que se prolongarán durante 35 días, y que se examine si se descubren más componentes nocivos de los que se han localizado hasta ahora. El organismo también ha pedido un informe técnico del estado de la playa cuando las labores finalicen. No obstante, fuentes del Ayuntamiento de Sant Adrià señalan que la empresa estatal Emgrisa ha comprobado en los últimos meses que las sustancias no están tan extendidas como se creía y que la acumulación más grave se concentra en una misma zona.    

A su vez, la Agència de Residus ha reclamado equipos de protección individual, entre otras medidas, que “reduzcan el riesgo y garanticen la salud de los trabajadores”. Los empleados no llevan mascarillas ni monos desechables. Al respecto, AFR-IX responde que solo se le ha exigido un equipo de protección individual compuesto de casco, ropa adecuada, botas y guantes. “El análisis cuantitativa de riesgo para los trabajadores solicitada por la Agència de Residus indica que no hay riesgo para la salud de los trabajadores, solo en el caso en que tuvieran que trabajar más de 300 días consecutivos en la playa”, cuantifica la compañía, que recalca que el personal trabaja “de forma segura”.

Un trabajador saliendo por la puerta de la valla que rodea la playa contaminada de Sant Adrià.

Un trabajador saliendo por la puerta de la valla que rodea la playa contaminada de Sant Adrià. / Ricard Cugat

4.000 metros cúbicos al vertedero

La detección de metales pesados en la arena puso a Sant Adrià ante el espejo de su pasado industrial: el caso ha venido a probar que las empresas pegadas al mar se desmantelaron dejando un legado impune de suciedad. A escasa distancia, en Badalona, permanece cercada la playa de La Mora, adyacente a la desaparecida factoría química Cros. Allí afloraron residuos insalubres en 2017 y no se atisba cuándo se regenerará. 

A raíz del estropicio que ambas ciudades padecen, el Ayuntamiento de Barcelona requirió un estudio sobre la playa de Llevant, exigido por organizaciones vecinales, que recordaban que las fábricas también envolvían la ribera del Poblenou. El análisis confirmó la presencia de cuatro componentes químicos peligrosos bajo la banda central del arenal barcelonés, a una profundidad de entre 50 centímetros y 1,5 metros. La Generalitat ha catalogado toda la playa como “suelo alterado”, una categoría que obliga a realizar controles periódicos. El gobierno de Ada Colau interpretó que el resultado del informe fue “favorable” y descartó escrutar en más playas. 

El Ministerio de Transición Ecológica calcula que será necesario extraer entre 3.500 y 4.000 metros cúbicos de arena en Sant Adrià para depositarlos en un vertedero. No aclara cuánto acabará costando la desinfección, que se tasó en 2,78 millones de euros en estudios preliminares.  

Obras para extender un cable de fibra óptica en la playa contaminada de Sant Adrià, con las Tres Xemeneies al fondo.

Obras para extender un cable de fibra óptica en la playa contaminada de Sant Adrià, con las Tres Xemeneies al fondo. / Ricard Cugat

El análisis costeado por AFR-IX que propició la clausura de la playa se solicitó a instancias del Ayuntamiento de Sant Adrià. Casi un año antes, el consistorio había recibido un informe de la Agència de Residus, fechado en agosto de 2020, que acreditaba la existencia de contaminantes bajo la arena. Por entonces, se detectaban sepultados a más de 80 centímetros, sin que revistieran una amenaza inminente. 

Sin embargo, los restos se encontraron a escasa profundidad tras removerse la arena por las primeras tareas para instalar el cableado en 2021. El estudio que precipitó el cierre constató que la exposición a componentes cancerígenos era “inadmisible” en caso de contacto directo con la arena durante más de 7,5 días. El mismo dictamen absolvió de responsabilidad a las obras del estratégico polo de cables submarinos, que la Generalitat confía que haga crecer un 4% el PIB catalán, unos 8,5 millones de euros. “No se puede establecer una relación directa entre la excavación de las zanjas y la aparición de contaminación en superficie”, concluyó el informe, que certificó que el material tóxico se extendía a más lugares de la playa.

Se espera que en litoral de Sant Adrià desemboquen ocho cables de fibra óptica en los próximos años. AFR-IX avanza que la operación que ahora ejecuta “se repetirá cada vez que llegue un cable”.

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