El gobierno de Colau vota dividido ante la propuesta de un desfile militar en Barcelona

Los dos socios de gobierno en Barcelona, ‘comuns’ y PSC, han votado por separado una propuesta para que la capital catalana albergue un desfile militar durante el Día de la Hispanidad de 2023. El partido de la alcaldesa Ada Colau ha desechado la proposición que los conservadores de Valents han formulado en la comisión municipal de presidencia para que el ayuntamiento inicie contactos con el Ministerio de Defensa para que la exhibición del Ejército que suele celebrarse en Madrid cada 12 de octubre se traslade a Barcelona. En cambio, los socialistas han secundado la idea, que ha contado también con el apoyo de Cs y PP. Al final, la alianza de Barcelona en Comú, ERC y Junts ha bastado para frustrar la petición.

‘Comuns’ y socialistas han solido discrepar a lo largo del mandato cuando el ayuntamiento ha debatido cuestiones espinosas en que subyace el debate sobre la relación entre Catalunya y España, como pueden ser la monarquía, los presos del ‘procés’ o el derecho a la autodeterminación. En ese sentido, la sugerencia de trasladar la parada militar a Barcelona no ha sido una excepción.

El PSC ha optado por un perfil bajo ante una cuestión que ha vuelto a testar las diferencias ideológicas entre los dos componentes del ejecutivo de la ciudad. La socialista Montserrat Ballarín se ha limitado a indicar que su formación votaba a favor de la proposición, sin entrar al trapo en la discusión, en que Valents ha subrayado que el Ejército no desfila en Barcelona desde el 2000 y que la exhibición militar debe contribuir a incrementar la presencia del Estado en Cataluña.  

En cambio, el teniente de alcalde Jordi Martí (Barcelona en Comú) ha centrado parte de su intervención en cuestionar que los socialistas se alinearan con el centro derecha constitucionalista. Martí ha citado a dos popes del socialismo, como el expresidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el exprimer secretario del PSC Raimon Obiols, para contradecir a sus socios y avisarlos de que no ayudaría a normalizar las relaciones entre la Generalitat y el Gobierno central. “Proponer que se traiga esta fiesta a Barcelona es estar claramente entre los ‘empeoradores’”, ha avisado el teniente de alcalde a sus aliados en el ejecutivo de la ciudad, antes de aborrecer que “cañones y armas” puedan anteponerse como símbolo nacional.