Quejas ciudadanas

Jabalís rebeldes, ratas y olvido mortifican a los vecinos de la Carretera de les Aigües

El limbo del nomenclátor: los 208 nombres a los que Barcelona debe una calle | Buscador

Los residentes de la zona afirman que hace años que el consistorio no les hace mucho caso: "Somos un centenar, son pocos votos"

BARCELONA 12/10/2022  Barcelona. Reportaje de vecinos de la carretera de les Aigües que se quejan de que el ayuntamiento los tiene olvidados En la foto Mireia Bosch y su marido observan el vecindario desde su terraza         FOTO de FERRAN NADEU

BARCELONA 12/10/2022 Barcelona. Reportaje de vecinos de la carretera de les Aigües que se quejan de que el ayuntamiento los tiene olvidados En la foto Mireia Bosch y su marido observan el vecindario desde su terraza FOTO de FERRAN NADEU / FERRAN NADEU

Toni Sust

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Mireia Bosch y Francisco Lozano viven desde hace décadas en una casa de la Carretera de les Aigües, cerca del cruce con la calle de Maduixer. En la zona se concentran unos pocos vecinos y muchos visitantes. No les parece mal que la gente suba hasta allí: “Desde la pandemia, vienen muchos más. Es normal”, subraya ella. Son ‘runners’, ciclistas, paseantes.

“El ayuntamiento afirma que esto es un pulmón que hay que cuidar, pero no lo hace”, lamenta la mujer, que precisa cuáles son los problemas más graves. El principal, dice, son los jabalís, y su hábito de darse festines a base de volcar contenedores. Es muy frecuente, explica, encontrárselos en el suelo, con los residuos esparcidos: “Y luego vienen y los ponen bien, pero parte de lo que queda en el suelo no se recoge”.

Contenedores sin anclar

Bosch reclama contenedores más pesados, que los animales no puedan tumbar, como los que están a un centenar de metros de su casa, en la misma Carretera de les Aigües. Pero hay otro problema: los más livianos, que entre unos cuantos jabalís son fáciles de derribar, a menudo no están anclados.

Bosch y Lozano, en la terraza de su casa, este miércoles.

Bosch y Lozano, en la terraza de su casa, este miércoles. / FERRAN NADEU

Haciendo un recorrido por su calle y por la de Maduixer, se encuentran todas las situaciones. El de delante de su casa estaba anclado este miércoles, cuando este diario acudió a visitar la vía. Bosch y Lozano lo descubren sorprendidos: tienen fotos que acreditan que la semana pasada apareció tumbado.

Unos metros más allá, dos contenedores iguales, con sistema de anclaje, pero sin anclar. Más abajo, en Maduixer, dos anclados: relata Bosch que es muy habitual que los jabalís se den allí festines, con lo que la experiencia les indica que no siempre están sujetos. En la cercana calle de Jujol, otro que no está anclado. En la misma calle de Maduixer hay uno sin tapa: Cati Peña, vecina de esa calle, cuenta que la rompieron los animales.

Unas horas más tarde, la mañana de este jueves, aparecen volcados más contenedores, en este caso en la calle de Josep Maria de Sert, algo por debajo de las calles citadas.

Contenedores volcados en la calle de Josep Maria Sert, este jueves.

Contenedores volcados en la calle de Josep Maria Sert, este jueves. / El Periódico

Y por la noche de este mismo jueves, los contenedores de la calle de Maduixer que estaban anclados aparecen volcados por los jabalís, que entran en ellos. En la imagen, uno de los animales. Lozano no sabe si es que los contenedores ya no estaban sujetados o si los animales son capaces de desanclar el sistema.

Un jabalí, junto a contenedores volcados, este jueves.

Un jabalí, junto a contenedores volcados, este jueves. / El Periódico

Peña menciona otro riesgo: “Los animales mueven los contenedores hasta la mitad de la calle”. Los conductores tienen que bajar del coche a apartarlos, aunque ha habido casos en los que repararon demasiado tarde en ellos y se ha registrado alguna colisión.

Ratas

Cada vez hay más jabalís, dicen los vecinos, pero no es la única fauna visible: “En junio empezamos a ver ratas”, explica Bosch, que lo atribuye a los restos no recogidos que caen de los contenedores, o que quedan allí tras el paso de los jabalís. Porque otra cosa que reclaman es una mayor frecuencia en la presencia de los equipos de limpieza.

La vecina, como su marido y como Peña, sostiene que es algo común que el ayuntamiento no les haga caso. Es algo que atribuyen a que no son muchos, un centenar: “Son pocos votos”, afirma Francisco.

Espacio público y transporte

Les costó que se asfaltara su tramo de la Carretera de les Aigües: se hizo en 2007. Les costó más que alumbraran las calles: no pasó hasta 2015. Tienen algunos problemas de seguridad, pero no muy graves y uno algo molesto: la falta de malla en la montaña en casi toda su extensión hace que la calle se llene de arena.

En movilidad trasladan quejas más serias. Dado el gran volumen de gente que acude en coche a la zona, y aunque en su tramo el acceso está permitido solo a los vecinos, lo habitual es que muchos de los que van a correr aparquen en esa vías que en teoría solo son para los residentes. Se colocaron unos postes de madera para evitar que estacionaran en una curva, pero según los vecinos los obstáculos impiden que dos coches pasen por la vía, con lo que se ha creado un problema para resolver otro.

Lozano propone anular el párquing que está al final de la calle de Manuel Arnús y aumentar el que está en la misma calle unas decenas de metros antes. “Que los coches no puedan pasar de allí y que el autobús 196 llegue hasta donde está ahora el párquing de arriba”. Ahora el 196 llega hasta la plaza del Doctor Andreu.

Privilegiados

Peña suscribe la denuncia de la desatención municipal: “Un día, alguien de la ayuntamiento me dijo: ‘Sois unos privilegiados por vivir aquí. Me dio mucha rabia”. Administrativamente, estos vecinos tienen un problema añadido. El domicilio de Mireia y Francisco corresponde al distrito de Gràcia por unos metros. Dos casas más allá, empieza Sarrià. Y para Gràcia, dicen, los problemas con los jabalís y la Carretera de les Aigües quedan muy lejos.

En suma, los vecinos de la Carretera de les Aigües temen que sus quejas quedarán en saco roto. Por la distancia, por los pocos votos y porque, recalca Lozano, “no hay ningún técnico municipal que pasee por aquí”.

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