Fiesta unitaria

Un festival en el Besòs para unificar a Barcelona con su periferia

La primera edición del certamen 'Va de Besòs' une a la capital con sus poblaciones vecinas en el tramo final del río, foco de penurias pendientes de abordar

Jordi Ribalaygue

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La orilla del Besòs alberga este sábado la primera edición de ‘Va de Besòs’, un festival de actividades lúdicas y familiares a lo largo de las cuatro poblaciones del tramo final del río: Montcada i Reixac, Santa Coloma de Gramenet, Barcelona y Sant Adrià de Besòs. La jornada festiva se aliña con un programa variado, que incluye charlas, talleres de juegos y de yoga, visitas guiadas, actuaciones musicales, avistamientos de animales y rutas en bicicleta y a pie a lo largo de la desembocadura y su entorno, como los parajes por donde discurría el Rec Comtal. 

'Va de Besòs' pretende atraer aún a más vecinos de una margen y otra hacia el parque fluvial, quizá el paisaje más idílico de la empobrecida frontera norte de Barcelona. El bulevar resulta ya imprescindible para alivio del extrarradio, sin necesidad de ocasiones especiales para que afluyan corredores, ciclistas y visitantes ocasionales. Es, además, la muestra más soberbia de la recuperación de un río impunemente contaminado durante años.

El antecedente de la Mercè

El certamen -ideado por el Consorcio del Besòs y el Pla de Barris del Ayuntamiento de Barcelona- recoge el testigo de los bulliciosos espectáculos que la Mercè trasladó a la ribera del río en 2018 y 2019, cuando los más atrevidos llegaron a darse un baño. Unas obras han impedido que la celebración regresara este pasado septiembre. En todo caso, el gobierno municipal de la capital planea que el Besòs vuelva a ser escenario de la fiesta mayor en 2023. Si bien se han habilitado diferentes escenarios este sábado, parte de las actividades se han centralizado en Barcelona, a la altura de Bon Pastor.

Al mismo tiempo, 'Va de Besòs' trata de unificar a las poblaciones que flanquean los últimos metros del río antes de llegar al mar, donde se apiña un alto número de barrios en que sus habitantes declaran bajos ingresos. Más allá de algunas medidas dispersas que han generado debate como el plan urbanístico alrededor de las Tres Xemeneies, el combate contra la pobreza enquistada y agravada en la ribera sigue siendo cuestión particular de la capacidad de cada municipio para hacerle frente. La medida justa de la desigualdad entre municipios la da el contraste entre el presupuesto que el Ayuntamiento de Barcelona puede articular y las finanzas mucho más modestas de las localidades de su periferia, carentes de un plan de barrios a veces sugerido pero que no se ha llegado a concretar. El clamor para acabar con la dispersión y abordar con unidad las penurias en la riba del río alía a los movimientos vecinales de un lado y otro del Besòs.