Memoria ciudadana

La Casa de l'Ardiaca repasa medio siglo de vida de la FAVB

El Arxiu Històric de Barcelona ofrece de una cata de los fondos documentales que la federación vecinal donó hace un año

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A1-157407183.jpg / ELISENDA PONS

C. C.

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Donó en 2021 la Federació d’Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB) todo su fondo documental al Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona para que con criterios profesionales lo preserve del paso del tiempo y lo haga accesible para su consulta y, en justo pago, se inaugura este 6 de octubre en la Casa de l’Ardiaca una exposición con algunas piezas más destacadas. Cumple la FAVB este año 50 años. En la muestra (y esto era casi una obligación) se exhibe la manuscrita acta fundacional de esta organización que, poco o mucho, según la etapa, ha modelado esta ciudad.

El Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona recibe episódicamente fondos de estas características, una decisión que por una parte es un gesto de generosidad de quien los dona y, por otra y más importante, una oportunidad de abordar el estudio de la historia de esta ciudad sin imperdonables lagunas. En 2015 (he aquí un antecedente), el Institut Municipal de Mercats dio un idéntico paso y eso permitió, por ejemplo, reconstruir el olvidado episodio de cuando las autoridades promocionaron el consumo de carne de ballena para combatir la escasez de otros productos. El fondo documental de la FAVB refrescará, seguro, momentos tanto o más interesantes.

Telegrama que la FAVB envió en 1977 al presidente del Gobierno Adolfo Suárez para influir en la designación del nuevo gobernador provincial.

Telegrama que la FAVB envió en 1977 al presidente del Gobierno Adolfo Suárez para influir en la designación del nuevo gobernador provincial. / FAVB

La exposición es de pequeñas dimensiones (70 documentos originales, más 70 reproducciones) porque el espacio disponible en la Casa de l’Ardiaca para estos eventos es el que es. En cierto modo, explica el periodista Marc Andreu, que la ha comisariado, es solo la punta del iceberg del material disponible para consulta.

La FAVB se fundó dos años antes de la muerte de Franco y fue, ya desde sus primeros años de vida, una suerte de quinto poder en la ciudad, hasta el punto de que sin su protagonismo no se puede narrar correctamente la destitución de Joaquín Viola como alcalde ni, tampoco, la posterior y en muchos casos acertada gestión de su sucesor, José María Socías. Que era un quinto poder da fe el hecho de que Rodolfo Martín Villa, en su etapa como gobernador civil de Barcelona, dispuso de una red de espías en las reuniones vecinales que le informaban puntualmente de todas y cada una de las iniciativas que se debatían en la FAVB.

De aquel 1974 en que Martín Villa fue gobernador civil atesoraba el economista y activista Arcadi Oliveres una anécdota que retrata a la perfección cuán absurda podía llegar a ser entonces la vida política. En el marco de ese crecimiento del movimiento vecinal en la ciudad, se propuso fundar la asociación de residentes de la parte izquierda del Eixample. El Gobierno Civil denegó la autorización por la palabra ‘izquierda’, aunque en este caso fuera una cuestión geográfica. Recurrió Oliveras aquella insensatez al Ministerio del Interior, pero con tan mala fortuna que al mismo tiempo que la carta viajaba a Madrid, también lo hacía Martín Villa, que acababa de ser nombrado ministro. Volvió a denegar el permiso.

Cartel editado en 1979 que habla por si solo sobre los objetivos que se fijaban entonces las entidades vecinales.

FAVB

A pesar de Martín Villa, la FAVB fue un protagonista local de la Transición con campañas como la de ‘Salvem Barcelona per la democràcia’, que le concedió un pedigrí de activismo que rompía radicalmente con lo que habían sido los movimientos vecinales en las décadas anteriores. A aquellas asociaciones se las definió como ‘bombillaires’, pues su principal preocupación al estar dominadas por comerciantes era que no faltaran en las calles luces de Navidad. La documentación donada por la FAVB, de hecho, permitiría incluso tirar del hilo, acepta Andreu, y reconstruir hasta qué punto, más allá de la iluminación navideña, los comerciantes de la ciudad han sido valedores de la ‘cocheficación’ de Barcelona y fieros opositores a la peatonalización de las calles.

La estrella de la FAVB, con todo, no siempre ha brillado con idéntica intensidad y, a su manera, la exposición de la Casa de l’Ardiaca tiene también la terapéutica función de evitar que caigan en el olvido capítulos que la versión canónica de los hechos acontecidos tiende a eclipsar. Puede que no haya ningún caso más representativo que la construcción de la Barcelona olímpica, ya que el discurso oficial de las instituciones sobre los preparativos, desarrollo y consecuencias de los Juegos Olímpicos de 1992 sostiene que fue una comunión ciudadana sin discusión. En la muestras se exhibe el manifiesto que Manuel Vázquez Montalbán redactó mano a mano con cinco activistas vecinales en 1988 para que aquella cita que iba a transformar la ciudad no conllevara una suspensión del espíritu crítico.

De cada una de los documentos expuestos se podría en realidad tirar del hilo y obtener un ovillo narrativo más que interesante. En la primera vitrina de la minúscula exposición se puede leer el breve pero inequívoco telegrama que en 1974 envió la FAVB a Franco para que no llevara a término la ejecución de un preso común condenado a muerte en Barcelona. Aquel hombre, por las razones que fueran, salvó su vida, pero ese telegrama sirve para recordar que la FAVB de los últimos años de la dictadura, aún controlada por algunos de los que terminarían por ser prohombres de la economía de la ciudad durante la Transición, desdeñó formular idéntica petición para interceder por la vida de Salvador Puig Antich.