Reconocimiento internacional

Una escuela 'barcelonesa' en Senegal triunfa en un certamen de arquitectura

El proyecto altruista que Foundawtion ha gestado en Thionck-Essyl causa admiración en los Aga Khan Awards

barcelona/CEM KAMANAR-DAW OFFICE- PHOTO Noemí de la Peña 14.jpg

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Carles Cols

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Inesperado y merecido reconocimiento. En 2015, un grupo de arquitectos y diseñadores de Barcelona se propuso construir en la zona más pobre e inaccesible de Senegal una escuela de secundaria, pero con una regla irrenunciable: que no fuera un proyecto de caridad, sino de calidad. Nació así el CEM Kamanar, una escuela que de tan hermosa que es, algo gaudiniana incluso, hasta es visitada como una suerte de atracción turística en aquel lugar en el que, cuando fue francés, no se levantó ni un muro interesante. La labor de Foundawtion, nombre de esta fundación barcelonesa, acaba de recibir una feliz noticia: ha ganado un Aga Khan Award for Architecture, un galardón dotado con un millón de euros a repartir entre los seis premiados en esta categoría.

La ceremonia de entrega del premio se entregará el próximo 29 de octubre en Omán. Allí estarán David García, arquitecto del estudio DAW Office, y el director de la escuela. Será para ambos, seguro, un momento emocionante, pero desde lo interesante es lo acontecido desde 2015 en Tionck-Essyl (Senegal), porque ha logrado sobremanera llamar la atención de los miembros del jurado de entre los 463 proyectos que tenían sobre la mesa para ser evaluados. Les ha cautivado, según el acta, la forma de “abordar las múltiples escalas de urbanismo, paisaje, arquitectura y tecnologías de construcción con idéntico compromiso y virtuosismo”. Eso merece una traducción.

Repararon los artífices de Foundawtion, antes de trazar las primeras líneas sobre un plano, en lo que era el denominador común de tantas intervenciones arquitectónicas que con buena voluntad se llevaban a cabo en África, ya fuera por parte de gobiernos en ayuda al desarrollo o de oenegés justas de fondos. Lo común, si se edificaba por ejemplo una escuela era (y aún es) echar mano del sota, caballo y rey de la construcción, o sea, ladrillo, cemento y chapa para el tejado, que no solo son tres materiales de importación en según qué rincones África, sino que, además, pueden convertir un aula en un horno.

Una de las aulas, imponente, por dentro.

Noemí de la Peña

La escuela CEM Kamanar no solo no ha caído en ninguno de esos errores (la madera es local, el adobe se obtiene con arcilla del mismo solar y los suelos cerámicos son un 'trencadís' de alfarería autóctona), sino que además se ha apostado por resucitar la casi olvidada ‘volta catalana’, pero este caso con unas formas extremadamente estilizadas, de manera que cada aula es un prodigio de refrigeración natural.

Por si solo, eso ya sería motivo de premio. Pero hay más. La propia ejecución del proyecto ha creado, valga la redundancia, escuela. El primer paso de Foundawtion fue armar una cimbra, algo así como un esqueleto sobre el que se irían apoyando los ladrillos de adobe y los arcos de madera. El segundo, convencer a los empleados locales de que cuando la cimbra fuera retirada, el edificio se mantendría en pie. Era un miedo razonable. Ese proceso causa pasmo allí, en el trópico, y aquí, más al norte, si no se conoce la mecánica. El caso es que superada esa primera etapa, se levantaron 21 aulas más y se inauguró por fin el centro educativo del equivalente español a la secundaria en 2019. Era en aquella región una apremiante urgencia. En aquella ciudad de Senegal no era posible hasta entonces cubrir toda la demanda más allá de la primaria, con lo cual una buena porción de los adolescentes emigraban a la capital, Dakar, como primera etapa, y tal vez a otros países, como segunda.

La escuela, en plena fase de obras.

La escuela, en plena fase de obras. / NOEMÍ DE LA PEÑA

En resumen, esta escuela (aunque a 3.400 kilómetros de distancia) un poco barcelonesa acaba de ser premiada, pero no es este el primer reconocimiento que obtiene. Antes ya había sido finalista de los premios FAD Internacionales de 2022, donde se llevó uno de los trofeos, pero antes había obtenido otro elogio aún mayor. A raíz de su intervención en Thionck-Essyl, Foundawtion fue invitada por una oenegé a visitar un pequeño poblado del desierto de Namibia, Gocha, para que propusiera cómo edificaría ahí un hogar para menores víctimas de maltrato. Esa es la cuestión, que con o sin premios, su nombre recorre África.