Barceloneando
De la Modelo a la sociovergencia
Joan Vehils
Periodista
Hace veinticuatro años cuando Judith Mascó era una de las modelos más conocidas del mundo, un amigo de sus padres, Ignasi Vives, la invitó a asistir a un desfile organizado por la Fundación ARED (Fundación para la reinserción de las mujeres). Desfilaban mujeres de la prisión de Wad Ras. A Mascó ese desfile y ese proyecto la dejó tocada y pensó que su colaboración podría ser útil. Al año siguiente fue la presentadora del acto, unos años después entró en el patronato y desde hace cinco es la presidenta. La única petición para aceptar el cargo fue que Manuel Lecha, uno de los referentes de mundo social de la ciudad, fuese el vicepresidente. Pues eso, que este miércoles celebraron la cena anual para recaudar fondos. Eligieron, y no por casualidad, la sede de La Modelo. ARED está sufriendo ahora las consecuencias de la pandemia así que cualquier ayuda es bienvenida. Por cierto, ser socio solo cuesta 120 euros al año.
Judith Mascó estaba pletórica. La Mascó hace tiempo que es mucho más que una modelo. Su compromiso social está muy por encima de su belleza y se ha convertido en el altavoz perfecto para ARED. Además es un ejemplo del cual deberían tomar nota todas esas jóvenes y superficiales instagramers aspirantes a modelo. En fin, que su presidencia combina a la perfección con la fundadora de ARED, Maria Teresa Rodríguez García, y con el trabajo impagable de los miembros del patronato y las voluntarias. Y es que detrás de ARED hay mucha gente implicada para ayudar a las mujeres que salen de las prisiones sin ninguna perspectiva de futuro, mujeres vulnerables, inmigrantes o que sufren violencia de género. A ellas, ARED las forma, las acompaña y les ayuda a encontrar trabajo para que tengan una vida digna. Sin duda, un trabajo admirable.
"Recibimos muchos premios y reconocimientos, pero pocas ayudas económicas", me comenta Mascó tras su reivindicativo discurso. La cena fue un éxito, el catering de ARED era magnífico y además escuchamos el interesante testimonio de Faustino García, creador de un modelo alternativo a la cárcel tradicional. El patio de La Modelo se quedó pequeño de gente comprometida como Elisenda Roca, que ejerció de presentadora; Cristina Cabañas que preside la Fundación Climent Guitart; el CEO de Ogilvy, Jordi Urbea; Rafa Vilasanjuan, u Oriol Bueno. De la administración no faltaron Jordi Fustagueras de Brians, Soledad Prieto de Wad Ras, la presidenta del Institut Català de les dones, Meritxell Benedí y a la coordinadora catalana de fundaciones, Sara Pérez Arroyo.
O sea, que pleno total. Bueno, ni una consellera o conseller en la sala. Ante la coincidencia de hora eligieron discutir su futuro en la Generalitat. Así nos va.
Una terraza sociovergente
Un día después, mientras los de Junts seguían debatiendo su futuro, Xavier Trias, asistió a la celebración de los 30 años del Hotel Claris. "No decidiré nada hasta que se aclaren", me comenta Trias ante mi pregunta obligada. No hacía falta decir nada más. Con la cara pagaba. Y es que mientras algunos del partido le suplican que se presente, otros parecen hacerle la cama. En fin.
Estaba también Jaume Collboni, que apareció con una picara sonrisa. No lo dijo, pero los socialistas se están frotando las manos con el caos de los independentistas. Uno de los invitados, empresario catalán reconocido, me susurra al oído: "Lo mejor sería que Trias y Collboni pactaran. Barcelona es una ciudad sociovergente". No tengo ninguna duda que esa maniobra política la comprarían la mayor parte de los presentes en el Claris. De hecho, tampoco lo disimulaban. "Por el bien de todos, Colau no puede volver a ganar", comentaba una elegante señora tras explicar sus vacaciones en Menorca. A todo eso, vi pasar a los empresarios de la Roca Village, Michael Goldemberg y Elena Foguet; al peluquero Marcel Montlleó, al sonriente Luis Sans y al concejal -menos comunicativo- Xavier Marcé.
Mientras, los propietarios del Claris, Jordi y Joaquín, daban la bienvenida a los numerosos invitados en un acto de los de antes de la pandemia y en una de las terrazas pioneras en organizar este tipo de eventos. Eso de aprovechar las terrazas para algo más que para tender ropa fue idea del hotelero Jordi Clos, que junto a su hijo ha convertido el Claris en uno de los hoteles de cinco estrellas de referencia de la ciudad.
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