transporte público

El metro frenará con más suavidad para que TMB reduzca el consumo energético un 15%

Los convois también almacenarán la energía que se usa para parar en los andenes y se apostará por las luces led en todas las estaciones del suburbano

metro barcelona

metro barcelona / Jordi Otix

Carlos Márquez Daniel

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No es que el usuario vaya a notar grandes cambios, pero que Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) tenga entre manos un plan de eficiencia energética tiene mucho que ver con la viabilidad de la empresa. Y que el metro y el bus sigan funcionando porque gastan menos sí afecta de pleno a la vida y a la rutina de la ciudadanía de la capital catalana. En un momento en que la electricidad, el gas o el diésel están por las nubes, pensar a medio y largo plazo de qué manera se puede achicar el consumo y la factura es una estrategia tan inteligente como imprescindible que incluye acciones como el aprovechamiento de la energía de frenada del metro o la apuesta por las luces led en las estaciones. Si todo sale según lo previsto, la compañía consumirá en 2030 un 15% menos que ahora. Con cambios que, también es cierto en algunos casos, podrían haberse iniciado hace años. Pero en cualquier caso, aquí están.

Cámara de videovigilancia en un bus de TMB

Interior de un bus de TMB / Jordi Otix

TMB asegura ser el principal consumidor de energía eléctrica del área metropolitana de Barcelona, con 376 GWh, el equivalente a un municipio de unos 200.000 habitantes, es decir, Sabadell. Obvia, sin embargo, que Celsa, el gigante industrial catalán que se dedica a la fabricación del acero reciclado y con sede en Castellbisbal, blande la factura de luz más elevada de Catalunya y la segunda de todo el Estado. Sea como fuere, la empresa de transporte público gasta mucho y ha dado con varias teclas, más en metro que en bus, para reducir esta partida. Vaya por delante que todas las medidas en marcha o en estudio contemplan un escenario de incremento de consumo eléctrico del 30% hasta 2030, puesto que está previsto terminar el tramo central de la L9, prolongar las líneas 1, 3 y 4 y seguir con la electrificación de la flota de autobuses.

Pilotaje económico

Sube la apuesta por la electricidad pero bajará el de diésel, por ejemplo. Ello, sumado a la docena de acciones previstas, dan como resultado ese 15% de reducción del consumo energético global. Es decir, se usará más energía eléctrica, pero sin el plan de eficiencia se gastarían, en 2025, 68 gigavatios hora/año de más. La medida que más contribuirá será el proyecto de optimización de la conducción automática, que aplica modos económicos de conducción. El usuario, además, percibirá una conducción más suave. Esa fuerza para frenar el convoy también se aprovechará gracias al proyecto de 'metrocharge': recuperación de la energía no aprovechada que se disipa en forma de calor en el proceso de detención del tren.

Pasajeros del metro en un andén de la L-1.

Pasajeros del metro en un andén de la L-1 / Manu Mitru

También tendrá un papel muy relevante la substitución de la iluminación de las estaciones, que en 2023 pasarán a tener todas tecnología led que reduce el consumo en un 50%. A esto hay que añadir mejoras en los sistemas de ventilación y apuesta por las placas solares en las cocheras y edificios corporativos de TMB. En cuanto al bus, echará una mano la modernización de la flota, con la apuesta por unidades 100% eléctricas.

Laia Bonet, presidenta de TMB y concejala de Movilidad, ha compartido el deseo de la empresa de apostar por "energía verde y renovable" y ha indicado que la previsión del incremento de la oferta de transporte público en los próximos años imponen una estrategia de "crecimiento con criterios que permitan reducir el gasto y las emisiones". Todo ello, ese disminución del 15% del consumo energético, supondrá un ahorro para la compañía de unos 27 millones de euros. Un cálculo, sin embargo, que resulta difícil de asimilar, habida cuenta de que el precio de la electricidad, del gas o del diésel, fluctúa sobremanera en los últimos tiempos.