La "mejor calidad del turismo" lleva a récords de precio a los hoteles de Barcelona

Si en enero alguien hubiera vaticinado el verano turístico que ha vivido Barcelona, Jordi Clos habría sido "incapaz de creerlo". Así de fulgurante ha sido la recuperación de esta actividad en la capital catalana desde la primavera, en sintonía con lo que ha sucedido en otros grandes destinos, asume el presidente del Gremi d'Hotels de Barcelona. La patronal ha hecho este jueves balance de una temporada marcada por la casi normalización del sector, que con un 87% de ocupación media en julio y agosto se queda a solo un punto respecto a 2019, pero que destaca por batir récords de precios. La cotización de las camas de la ciudad un 15% por encima de la prepandemia (de abril a agosto) se vincula a "la mejora de la calidad del turismo que ha llegado" a la ciudad.

A principios de temporada, el concejal de Turismo, Xavier Marcé, reivindicó subir precios para competir en calidad. Abogaba por evitar una guerra de precios en pos de los llenos 'fáciles' y elegir el camino contrario. Es difícil saber si ha ido antes el huevo o la gallina, si los precios más altos (en junio se llegó al máximo de 192,9 euros de media por noche) han filtrado al viajero captando al de mayor poder adquisitivo, o si es la predisposición de este a viajar a Barcelona, alimentando la demanda, lo que ha posibilitado aumentar las tarifas. Como resultado, este año el sector "no perderá dinero", tras dos años negros. Aunque los beneficios se verán minimizados, según Clos, por el fuerte aumento de los costes, que llegan a ser del 300% en algunos suministros, ha subrayado.

La recuperación se inició en abril y desde entonces no ha decaído. En julio se alcanzó un 88,6% de ocupación (2,3 puntos por debajo de 2019) y en agosto del 86% (3,9 puntos menos) pero de nuevo con récords de tarifas: 176,9 y 181,7 euros por noche, respectivamente. Esa hiperactividad y el regreso del viajero más adinerado era especialmente visible en los hoteles de lujo, que durante el verano ya constataron la remontada. Se nutre también de una decidida recuperación del visitante de Estados Unidos (vacacional y que llega para tomar cruceros desde Barcelona), que ha logrado suplir la afectación que aún vive el mercado emisor asiático por las restricciones de pandemia.

Turista que gasta o que pasea

Clos ha enfatizado que aprecia "la diferencia de calidad del visitante que pernocta en un hotel de la ciudad, respecto a aquel que la visita un día de forma intensiva y pernocta fuera de la ciudad o en tránsito", en alusión a los llamados excursionistas. El gasto en alojamiento, suele ser correlativo al que se destina a cultura, gastronomía o compras.

Los próximos meses prometen seguir en la misma línea, según el líder de la patronal. Así, septiembre y octubre estarán marcados por una altísima ocupación, propulsados por la fuerte actividad de congresos y convenciones que vive la ciudad, con unas 30 citas previstas hasta final de año. Más incertidumbres generan noviembre y diciembre, tradicionalmente flojos, dado que el turismo sigue marcado por las reservas de última hora.

Para el sector, ese ámbito conocido como MICE o de turismo profesional es "estratégico" porque más allá de su impacto económico aporta "capacidad de internacionalización" y refuerza la "imagen" local. En este sentido, ha destacado que la renovación del congreso mundial de telefonía móvil (MWC) reedita las condiciones de reserva de habitaciones (26.000 contratadas, y en las mismas condiciones de la prepandemia). Y que la Copa América de Vela llegará como "agua de mayo" para consolidar la recuperación.

Asignaturas pendientes

Como siempre, Clos ha sido crítico contra las que considera asignaturas pendientes en la ciudad --que califica de "algo desorganizada"-- para afianzar ese deseado turismo de calidad. En este caso, empezando por la limpieza y aún a sabiendas de que quedan contratos por iniciar, ha lamentado que "sigue siendo muy mejorable". "No está limpia y la situación se aprecia cierto abandono", ha sentenciando, aludiendo también a los muchos grafitos (no artísticos, ha precisado), persianas bajadas, barreras New Jersey y pintadas amarillas en la calzada. Incluso ha aludido a las plagas de ratas y cucarachas, dado que estas últimas "se mueven, entran en los hoteles", provocando situaciones desagradables con los clientes.

El optimismo de Ada Colau el miércoles sobre las cifras de la delincuencia este verano contrastan con las de la patronal. Agradece el trabajo del concejal de Seguridad, Albert Batlle, pero destaca que aunque los robos hayan bajado, "sigue habiendo unos 300 al día". "La mitad son hurtos y teniendo en cuenta que muchos barceloneses están fuera afectan claramente al turista". Afirma que los hoteles recogen denuncias diarias, y que ese viajero se lleva a su país un mal recuerdo de su estancia.

También ha habido advertencias en materia de movilidad. Las políticas municipales para reducir el tráfico generan, en su opinión, "más colapsos y contaminación" y complican los desplazamientos no solo de los ciudadanos y quienes trabajan en la ciudad, sino de los congresistas a puntos como la Fira o el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, mantiene. Cree que los planes urbanísticos dificultarán aún más la situación y propone una estrategia metropolitana y consensuada también con los agentes económicos.

A pocos meses de las elecciones municipales, no oculta que tiene "ganas de ver" qué sucede en las urnas. "Lo que queremos es que quien lidere el ayuntamiento quiera al turismo y sepa lo que representa para la ciudad. Que deje de hacer demagogia", sentencia.