TESTIMONIOS
"Pensé que era una gaviota": así fue el rescate de la mujer arrastrada mar adentro en Barcelona
El marinero que la avistó y el capitán del buque que la localizó relatan la experiencia
Los gritos se confundían con los graznidos de las gaviotas costeras
Meritxell M. Pauné
Periodista y jefa de 'Gran Barcelona'
Periodista especializada en información local de Barcelona y Catalunya. Responsable de la sección 'Gran Barcelona' desde septiembre de 2022. Antes, en los diarios TOT Barcelona y La Vanguardia, entre otros. Profesora de Periodismo digital en la UIC tres cursos y puntualmente del máster del Observatori de la Cobertura de Conflictes. Colaboradora en prensa vecinal ('Carrer', 'Cap a peus') tertulias de televisión y radio (betevé, Catalunya Ràdio, Ràdio Estel...), libros de historia local ('Retrats per la memòria', 'Objetivo Venus', 'Josep Maria Huertas Claveria i els barris de Barcelona') e investigaciones académicas (Observatori de la Cobertura de Conflictes, Periodismo UAB).
Muchas historias épicas, al ser miradas de cerca, tienen un aire quijotesco. Este lunes conmocionó Barcelona el milagroso hallazgo de una mujer que salió a nadar en la Barceloneta y se vio arrastrada por el mar. Tras unas 8 horas en el agua apareció viva y en un estado psicológico y físico bastante bueno dada la situación, a una distancia de 4,4 millas de la costa, el equivalente a unos siete kilómetros. La encontró un buque mercante de grandes dimensiones que esperaba su turno para atracar. No obstante, contada por sus protagonistas la escena tiene más visos de comedia que de película de acción.
Y es que los chillidos de la mujer fueron confundidos inicialmente por el graznido de una gaviota, ave muy común en la costa mediterránea y que puede llegar a ser muy ruidosa. El capitán del barco y el marinero de cubierta que la avistó relatan a ‘El Periódico de Catalunya’ cómo transcurrieron los hechos.
“Sí, fue nuestro barco el que halló a una mujer en el agua el pasado lunes 5 de septiembre de madrugada”, confirma Edgar Molde, el capitán del Medi Sydney, un granelero –bulk carrier, en el argot del sector– de 229 metros de eslora y construido en 2015. Aún sigue en la capital catalana, navega con bandera panameña y está consignado por la empresa barcelonesa Alfaship Maritime Services. Molde es de origen filipino y habla inglés, como el marinero de cubierta Jibars, que fue quién primero vio a la chica desaparecida haciendo señales de socorro.
“Oímos una voz, no sabíamos de dónde venía y pensamos que era una gaviota”, reconoce sintéticamente el capitán. Él capitán estaba en el puente, cuenta, mientras que el marinero Jibars sujetaba un volante. Al parecer la mujer les llamaba con un grito parecido a un “Hey, hey”, pero la presencia habitual de gaviotas les confundió. “La primera vez me pareció la voz de una gaviota. Se repetía, así que pensé que se trataría simplemente de un pájaro grande. Era de noche, estaba oscuro. Fui hacia la popa y volví a oír el mismo sonido”, rememora.
La sorpresa llegó cuando el marinero empezó a imitar el graznido con su voz: “¡Me respondía con el mismo sonido!”. “Fue entonces cuando dudé que fuera una gaviota y al mirar bien el agua reconocí unas manos agitándose a unos 100 metros de nuestra posición”, señala. En efecto, había una mujer en el agua y la tripulación no daba crédito.
Un salvavidas y a esperar
“Le gritamos que se acercara al barco, en inglés, y cuando estuvo lo bastante cerca le tiramos un salvavidas para que pudiera dejar de nadar y descansar”, expone. Jibars asegura que la nadadora “parecía muy cansada ya”, puesto que estaba muy lejos de la línea de costa. No obstante, mostraba entereza e ideas claras: “Nos dijo que se encontraba bien y que había nadado muchas horas”. “También pidió informar a sus padres que se encontraba bien”, añade el trabajador del buque.
Ya agarrada al flotador, la protagonista tuvo que esperar en el agua a que llegara el barco de Prácticos del Puerto para sacarla del mar. No podía subir al buque mercante, puesto que escalar tanta altura o subirla con una cuerda hubiera sido inviable. La espera duró solo 15 minutos, según el capitán, pero para ella los minutos se hacían eternos: “Le explicamos que el rescate llegaría en breve y se alegró mucho, pero al pasar unos minutos dudada y preguntaba si realmente estaba viniendo”. Para calmarla y distraerla en la medida de lo posible, un grupo de marineros la entretuvo dándole conversación, aunque casi no se entendían: “Le preguntamos también su nombre y lugar de nacimiento, para entretenerla, pero no comprendíamos lo que decía”.
El capitán ya había vivido un rescate en alta mar
El capitán, Edgar Molde, movió ficha enseguida que tuvo constancia del hallazgo. Llamó al Puerto para informar del hallazgo, mandó tirarle un salvavidas a la mujer y encargó vigilarla hasta que llegaran los Prácticos: “Pedí a 3 o 4 empleados que no la perdieran de vista, que mantuvieran el contacto visual todo el tiempo”. Y es que Molde ya había vivido un caso similar en su vida: “No es la primera vez que rescato a alguien del agua, ya lo hice hace muchos años cuando estaba a cargo de un barco de pasajeros en el Caribe”. “¡Tenía experiencia pero en alta mar, no tan cerca de un puerto!”, relativiza.
Finalmente llegaron los Prácticos y pudieron completar el rescate. La mujer había pasado unas 8 horas dentro del mar, desde que entró en el agua a las 20h en la playa de Sant Miquel de la Barceloneta. El Hospital del Mar la atendió y la tuvo en observación médica, pero finalmente le dio el alta el mismo lunes tras comprobar que no padecía hipotermia ni ningún otro síntoma atribuible a una travesía tan arriesgada. Una historia trágica y cómica a la vez, pero con final feliz.
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