PROYECTO EN PELIGRO

Barcelona no indulta el 'Hort d'en Tomás' pese al apoyo social

Los nietos de vecino de Montbau que inició este huerto en Collserola en 1989 reciben una orden de desahucio del ayuntamiento, propietario de la parcela, para el 18 de octubre, y la advertencia de que tendrán que pagar los gastos derivados del derribo

Tomás Cedillo, el abuelo de David y Pau.

Tomás Cedillo, el abuelo de David y Pau. / El Periódico

Helena López

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En pleno mes de agosto -el pasado jueves, día 18- recibían una nueva notificación del departamento de servicios jurídicos del distrito de Horta-Guinardó en el que les comunicaban que desestimaban las alegaciones presentadas. No hay indulto. El Ayuntamiento de Barcelona les requiere a dejar este pequeño trozo de tierra en la falda de Collserola, tras el campus Mundet, "libre, vacuo y expedito" a disposición del consistorio, su propietario, el próximo 17 de octubre. De lo contrario, señalan un nuevo lanzamiento para el 18 de octubre, "resultando a cargo de los ocupantes los gastos que se originen como consecuencia del desalojo".

La notificación, recibida la semana más inhábil del año, ha sentado mal a David Mesa Cedillo, nieto de Tomás Cedillo, vecino de Montbau que empezó a labrar estas tierras en 1989. El joven arquitecto lleva meses batallando para salvar el huerto iniciado por su abuelo por su potencial para ser "un instrumento de enseñanza de valores en relación a la tierra, la observación de especies, el cultivo y la obtención de alimentos por medios sostenibles", además de por el precioso vínculo emocional que le une a este pedazo de tierra, que está aprendiendo a cultivar junto a Mónica, su pareja, y a Pau Gómez Cedillo, su primo, al lado del que creció en este huerto, al que su abuelo les llevaba por las tardes, al salir del colegio. Un huerto que querían (y quieren) comunitario, abierto al barrio y a la universidad, junto a la que se encuentra, algo que estaban consiguiendo.

Cuentan con el apoyo explícito de la asociación de vecinos y con un acuerdo con la cercana facultad de Educación de la UB para trabajar su caso, un huerto que bebe de los huertos autogestionados de los 80 y 90 del siglo pasado -el de su abuelo Tomás era uno de tantos-, pero muy arraigado a la agenda actual: de la necesidad de refugios climáticos y a la apuesta por la soberanía alimentaria de los barrios.

Aspecto del Hort d'en Tomàs a finales del mes de julio, en el distrito de Horta-Guinardó, en Barcelona.

Aspecto del Hort d'en Tomàs a finales del mes de julio, en el distrito de Horta-Guinardó, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

Pero el Ayuntamiento de Barcelona, propietario de la finca tras una cesión de la Fundació Familiar Catalana en 2019, no ha aceptado las alegaciones en esa línea redactadas por David, quien se siente en una situación de indefensión, ya que tuvo que implorar a la administración el informe completo del caso, lo que dificultó mucho la redacción de las alegaciones. Y no solo eso. Siente también como violencia institucional la advertencia de que si no entregan el huerto "limpio" se les pasará la factura de lo que cueste "limpiarlo"; algo que duele especialmente -por esa sensación de amenaza- a los jóvenes que están intentando mantener vivo un huerto en el que todavía hay un níspero que David plantó con solo cinco años junto a su abuelo, fallecido en el 2013; además de cactus, higueras, tomateras... Un espacio, además, que forma parte forma parte de la red Ruralitzem.

Mensajes contradictorios

Tanto David como Mónica -quienes en 2018 ganaron una beca de producción artística de la Fundació Guasch Coranty para desarrollar un proyecto en el huerto- son conscientes de que los terrenos -en el campo- no son de su propiedad y no tienen ningún problema en entregar las llaves del huerto al distrito -ya lo han hecho a la asociación de vecinos-; lo que no quieren es que se destruya, lo que este pretende hacer, pasándoles, además, la factura.

La fecha de desahucio llega, además, después de que el 7 de julio expusieran sus demandas en un consejo de distrito del que salieron con una reunión programada para el 12 del mismo mes, el pasado, de la que David salió con la percepción de que había voluntad de seguir con el proyecto, pese a que allí mismo ya les pedían las llaves y que pagaran la demolición antes de sentarse a hablar.

Pero, si el consistorio considera que el huerto es un proyecto positivo para el barrio, ¿por qué derribarlo antes para empezar de cero?

La percepción de David es que lo que preocupa al distrito es sentar un precedente, que regularizar la situación del huerto de Tomàs pueda hacer que otros huertos irregulares quieran también legalizarse. De hecho, en el mismo distrito de Horta-Guinardó, el pasado 1 de febrero la Guardia Urbana desalojó el huerto comunitario El Brot, a pocos metros de la plaza de Alfons X.

'Seny', coherencia y voluntad

El pasado mes de julio, pocos días después de que este diario explicara la historia del huerto y los diarios de su fundador, en los que intercalaba las novedades en el campo -tremendos tomates este verano- con las noticias que fueron escribiendo la historia del siglo XX-, la asociación de vecinos hizo público un comunicado en el que señalaba que el huerto "podría ser un activo importantísimo para la educación en la sostenibilidad, la ecología y el respeto a la naturaleza, tanto de los niños como de las familias del barrio que buscan una vuelta al contacto con la tierra". "Cerremos el círculo: hay una necesidad, tenemos un equipamiento, hay gente que puede liderar un proyecto de horticultura para el barrio. Solo se necesita 'seny', coherencia y voluntad", prosigue el texto, en el que la entidad vecinal subraya que apoya mantener activo el Hort d'en Tomás, "evitando que un equipamiento que ya exista se pierda, y a la espera que un proyecto para el barrio le de usos que beneficien al vecindario".

Fuentes municipales dan por toda respuesta a este diario que "convocarán una reunión a principios de septiembre con los técnicos del Consorci de Collserola y del distrito para encontrar una solución a la continuidad del proyecto, ya que el huerto se ubica en una zona forestal protegida". David, quien si algo lleva haciendo estos últimos meses es estudiar sobre el asunto, responde que no es así: "El huerto está en una zona 27, que es zona forestal de conservación, no de protección", aclara.

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