Mejoras en el frente marítimo

El eje litoral de la Nova Bocana conquista a los barceloneses

El mirador inaugurado este verano triunfa como paseo, ruta de 'running', de patinaje y como escenario idóneo para fotografiar el perfil marinero de la ciudad

Las obras de urbanización de la Rambla de Mar y la rehabilitación de los viejos tinglados, que comenzarán en unos meses, completarán este polo de atracción

Patricia Castán

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Dos tardes a la semana, poco antes de anochecer, la diseñadora Montse R. trota por el litoral de Barcelona, sea invierno o verano. Pero desde hace un par de meses su ruta es "mucho más bonita" y estimulante. Alcanza hasta el Nou Passeig del Trencaones pero sin perder de vista al mar. La clave es el mirador Vela, que conecta el paseo del Mare Nostrum con la plaza de la Rosa dels Vents para poder seguir hasta el renovado rompeolas del tirón. Esa guinda estrenada a finales de junio ha impulsado aún más la pujante zona de la Nova Bocana, que prolongó la ruta playera de Barcelona y donde el desarrollo urbanístico de la zona junto a una equilibrada oferta de restaurantes y terrazas la han convertido en un polo de moda del litoral. Dibuja una suerte de 'South beach' mediterráneo, donde se combinan baños de mar, 'running', patinaje, entrenamientos, paseos, cenas, primeras copas y más.

Corredores en el paseo del Trencaones, al caer la tarde.

Corredores en el paseo del Trencaones, al caer la tarde. / MANU MITRU

El estreno del mirador, que costó 1,5 millones a cargo de Nova Bocana (la empresa que gestiona en concesión este ámbito) supuso facilitar una ruta de paseo con vistas al mar de unos seis kilómetros si se empieza por el Fòrum. Hasta ese momento, una vez se llegaba al Hotel W (conocido como Vela) había que rodearlo por detrás, por una zona mucho menos atractiva y pendiente de las obras finales que comenzarán en breve. Pero el nuevo espacio favorece el paseo completo, para acabar de forma mucho más agradable en el tramo del Trencaones, inaugurado a finales de 2018, con 400 metros de longitud que acaban en gradas con fabulosas vistas a la puesta de sol. 

Ese paseo y el entorno de Marina Vela --el nuevo puerto situado tras el hotel--, ya sumaban 36.000 metros cuadrados de espacio público, a los que se ha unido el mirador Vela. Durante todo el día atrae a usuarios que acceden a buen ritmo por las escaleras que se encaraman a este espacio, a unos 11 metros de altura sobre el mar, antes de proseguir hasta el final de ruta. Unos entregados al 'running', y otros de paseo. Estos últimos se entretienen en la contemplación del 'skyline' de la ciudad, abarcando con la vista hasta el Maresme, y ganando una nueva perspectiva del icónico hotel de lujo que diseñó Ricardo Bofill hace 11 años como primera gran apuesta en una zona entonces pendiente de desarrollo y algo degradada.

Ambiente en el paseo del Mare Nostrum, al pie del Hotel W.

Ambiente en el paseo del Mare Nostrum, al pie del Hotel W. / MANU MITRU

Otro de los motivos estrella para la visitas son las cotizadas 'selfies' con fondo barcelonés, una imagen archidifundida en redes sociales por su colorido: de la arena a la Barceloneta o la arquitectura local. Al atardecer, los patinadores también disfrutan la zona, y no faltan parejas encaramadas al mirador, sobre todo con luna llena. Al no haber habido incidencias ni botellón, el acceso se mantiene abierto de noche.

Oferta gastronómica

A los pies del hotel se alinean varios restaurantes con poder de atracción y sobre todo propuestas mediterráneas (actualmente, Julieta's, Salt y Salt Beach, Pez Vela, Tejada Mar y Gallito), por detrás está Maná 75 (especializado en arroces). Y ya dentro de la Marina se ubican unos pocos establecimientos que han sido capaces de fijar esta zona en la ruta de muchos barceloneses y visitantes, con coquetas terrazas. Lo encabeza Velíssima, el italiano de moda inspirado en la Dolce Vitta al que hace unos días acudió a cenar Messi con Busquets y Alba --también para tomar una copa--. Y ha cerrado el cupo gastronómico, justo encima, el novísimo Anita's, la nueva apuesta del creciente grupo Isabella's, con brunchs, copas, ensaladas y hamburguesas.

Terraza superior del restaurante Velissima en el puerto de Marina Vela.

Terraza superior del restaurante Velissima en el puerto de Marina Vela. / MANU MITRU

Solo se prevé una cocina más en la zona, aunque a cierta distancia, en el edificio que coronará la urbanización de la nueva Rambla de Mar. Este eje entre Marina Vela y el muelle de Llevant será de uso público. De hecho, el espacio habilitado entre el paseo de Joan de Borbó y la Bocana Norte ocupará unos 10.000 metros cuadrados, donde se instalarán bancos, elementos divulgativos del puerto y elementos escultóricos. Surgirá además un nuevo mirador, con gradas, como avanzó el Port de Barcelona, que tendrá un papel protagonista de cara en la Copa América de Vela en 2024.

Los trabajos, que se iniciarán el próximo enero, costarán 2,4 millones de euros, a cargo de la sociedad gestora de la marina, Port Med. Poco antes, en el último trimestre, comenzará la esperada transformación de los tinglados de Llevant para usos docentes y náuticos, presupuestada en seis millones de euros, con una duración de un año. Las miradas están puestas ahora en el desenlace para el solar que iba el Hermitage, al que se opuso el ayuntamiento de Ada Colau.

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