Hábitos ciudadanos

El transporte público recupera aire en Barcelona pero el coche gana terreno

La encuesta de movilidad en día laborable de 2021 señala un incremento del 25% del uso de metro, bus y ferrocarril, pero el vehículo privado tiene un porcentaje de cuota modal superior al de 2019, pasando del 36,1% al 37%

Pasajeros esperan para tomar el tren en la estación de Sants en la mañana en la que la R1 ha sido cortada por una avería eléctrica. El de la vía es el primer tren que iba a salir en dirección a Blanes y los usuarios tenían que seguir en autobús al llegar a Ocata

Pasajeros esperan para tomar el tren en la estación de Sants en la mañana en la que la R1 ha sido cortada por una avería eléctrica. El de la vía es el primer tren que iba a salir en dirección a Blanes y los usuarios tenían que seguir en autobús al llegar a Ocata / Ferran Nadeu

Carlos Márquez Daniel

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Coger las ciudades, agitar fuerte y dejar reposar. Esa ha sido más o menos la receta del covid en materia de movilidad, aunque es aplicable a la inmensa mayoría de disciplinas urbanas, económicas y sociales. Las cosas van recuperando la senda de la supuesta normalidad, y la manera de movernos no es una excepción. En 2021, la provincia de Barcelona experimentó un espectacular crecimiento del uso del transporte público. Casi un 25% más, un porcentaje de aumento muy por encima de los que van a pie, en bici o en vehículo privado, pero todavía un 28,4% por debajo de los valores absolutos de 2019 (número total de desplazamientos). La ciudad y su entorno recobran la confianza en el metro, el bus, el tren o el tranvía, pero ojo, porque la cuota modal del coche y la moto es superior a la de la era precovid. Lo bueno, y veremos si lo malo, es que todavía queda mucho poso por asentarse.

Bicicletas circulando por el paseo de Sant Joan, el pasado septiembre.

Bicicletas circulando por el paseo de Sant Joan, el pasado septiembre. / Manu Mitru

Los datos se extraen de la encuesta de movilidad en día laborable, elaborada por el Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos y Regionales de Barcelona, y hacen referencia a toda la provincia. El estudio se puede interpretar de muchas maneras. Está la visión optimista, la de ese incremento del 24,7% en cuanto al uso del transporte colectivo (el coche sube un 6,8% y la movilidad activa baja un 7,5%), pero la mirada menos alentadora podría centrarse en la cuota modal, es decir, en el reparto porcentual de cuántos usan cada medio de transporte. Si se toma solo el ámbito de metro y bus de Transportes Metropolitanos de Barcelona, las validaciones están todavía un 15% por debajo de lo habitual antes del covid, un porcentaje que no ha variado en los últimos meses y que está costando desatascar.

2022, el año realista

En 2019, los que recurrían al vehículo particular eran el 36,1%, mientras que en 2021 fueron el 37%, casi un punto porcentual más. Mientras que el transporte público era del 17,2% y el año pasado se cerró en el 14% y los que van a pie y en bici han pasado del 46,7% al 49%. Es decir, lo que ha perdido bus y metro se lo han repartido el coche y los peatones y ciclistas. En 2021 todavía se produjeron 2,3 millones de desplazamientos menos que dos años antes (16,9 frente a 19,3 millones) a consecuencia de los confinamientos, las restricciones, el teletrabajo o los ERTES. El 2022 será, sin duda, el año en el que podrá vislumbrarse con mayor realismo cómo hemos salido en materia de movilidad. Si hemos cambiado nuestros hábitos, si realmente trabajamos más desde casa, si un día probamos la bici y nos ha gustado o si apostamos por el coche porque creemos que sanitariamente es más seguro.

Un padre agarra a sus hijos para cruzar la calle de Aragó

Un padre agarra a sus hijos para cruzar la calle de Aragó / FERRAN NADEU

La encuesta incluye datos centrado solo en la ciudad de Barcelona que arrojan conclusiones muy similares a los de la provincia. Quizás más acusados. El uso del coche, por ejemplo, ha pasado del 22,8% en 2019 al 25,4% en 2021, sobre todo por el incremento de los desplazamientos de conexión en vehículo privado (de fuera hacia dentro o viceversa), que han superado el 50% (un 52,6%, 6,2 puntos porcentuales más que dos años atrás). La movilidad metropolitana sigue marcando las estadísticas. Si nos fijamos en los movimientos internos, solo el 15% usa vehículo privado, por un 62,3% que apuesta por la movilidad activa. Bicicleta y patinetes suman ya un 4,2% de cuota modal dentro de la ciudad, no muy lejos del 6,3% de las motos y menos de la mitad del 8,3% de los que apuestan por el coche. Una muy buena noticia es que en total de desplazamientos internos, los que van a pie suponen ya el 58,1%, a pesar de que disponen de cerca 35% del espacio público (el resto está destinado al coche).

Liga de transportes

El Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos y Regionales de Barcelona también recoge la opinión de la ciudadanía sobre cada medio de transporte. Durante los compases más crudos de la pandemia, bus, metro y tranvía cosecharon los peores resultados de la serie histórica: la gente tenía miedo de contagiarse de covid. Las mejoras implementadas en la regeneración constante del aire, y la progresiva relajación social, han permitido que la imagen se recupere. De valores de desconfianza cercanos al 60% se ha pasado a cerca del 40%. El mayor grado de credulidad se lo lleva el tranvía, mientras que el subterráneo, por un escaso margen respecto al bus, está en la cola.

En cuanto a la valoración numérica, ir a pie y en bicicleta son los medios mejor puntuados (8,7), seguidos de la moto (8,6) y el patinete (8,2). El primer medio de transporte colectivo es el tranvía (7,9), mientras que el servicio de Rodalies queda destacado en la parte baja de la tabla con una nota de 6,4. Sobre el uso del transporte público, un último dato para la esperanza: en otoño de 2020, un 13,2% de los viajeros habituales aseguraba que en 2021 no volverían a subirse a un bus o a un metro. En otoño de 2021 solo eran el 1,7% los que se descartaban de cara a este 2022. Veremos cómo van las cosas en el año en el que aprendimos a convivir con el covid.