Patrimonio

Empieza con 16 años de retraso la restauración del monumental edificio de CCOO de Via Laietana

Con un presupuesto de 6 millones de euros y una previsión de 14 meses de trabajo, las obras comenzarán la próxima semana y afectarán a las fachadas, la cubierta y los patios

La protección patrimonial obliga al Ministerio de Trabajo, su propietario, a reponer los elementos originales como las esculturas que coronaban el templete clásico de la azotea

El edificio de CCOO, en la Via Laietana, con la fachada cubierta por mallas de seguridad

El edificio de CCOO, en la Via Laietana, con la fachada cubierta por mallas de seguridad / Ricard Cugat

Natàlia Farré

Natàlia Farré

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Por fin, 16 años después de la caída de la primera piedra a la calle –la víspera de la cabalgata de Reyes de 2006- y otros tantos con la fachada cubierta por mallas y marquesinas que necesitaron, en 2019, un remiendo de urgencia por vetustas y caducadas, el monumental edificio sede de Comisiones Obreras (CCOO) de Via Laietana será restaurado en parte: fachada, cubierta y patios, quedarán pendientes de rehabilitación algunas de las 10 plantas ahora en desuso por inutilizables. Este lunes el Ministerio de Trabajo y el sindicato han anunciado el acuerdo de reforma, punto que marca el inicio de las esperadas obras que han ido arrastrado retraso tras retraso. A saber que se trata de patrimonio sindical acumulado lo que significa que aunque CCOO tiene el uso y la obligación de mantener el funcionamiento del edificio, este es propiedad del Estado y suya es obligación de conservar fachadas y cubiertas. De ahí, la presencia del Ministerio y de ahí las demoras.

233 ventanas

Las obras empezarán la próxima semana –cuando se suponía que debían terminar según el plan ahora aprobado pero presentado en 2019-, acabarán en un máximo de 14 meses, y cuentan con un presupuesto de 6 millones de euros. Los trabajos coincidirán con el centenario de la construcción del inmueble, levantado en 1922 como sede corporativa de la Caixa Mútua Popular por el arquitecto Josep Domènech i Mansana, que diseñó una finca según lo que se estilaba en la época: monumentalidad a partir de una cierta tipología americana de edificios con grandes paramentos de cristal (solo en la fachada de Via Laietana luce 233 ventanas) y estructura industrial con columnas de hierro. No es una de las arquitecturas más interesantes de la calle que une el Eixample con el mar, pero aun así goza de protección BCIL (Bien Cultural de Interés Local).  

Detalle del mal estado de la azotea del edificio.

Detalle del mal estado de la azotea del edificio. / Laura Guerrero

Escultura desaparecida

El proyecto de rehabilitación incluye, por supuesto, respetar las servitudes que conlleva todo edificio catalogado, que es lo mismo que decir que hay que mantener los elementos originales, entre ellos, las tres esculturas que rematan el templete neoclásico que corona la construcción y que en la actualidad descansan semideshechas y envueltas en una lona en el suelo de la azotea. De hecho, las que yacen en el pavimento son dos, la tercera sencillamente no existe. Habrá que hacerlas de nuevo, como habrá que ejecutar los desaparecidos huevos que decoraban parte de la balaustrada. Se hará, pero en lugar de usar piedra, como se utilizó en los originales, ahora se empleará fibra de vidrio.

Larga historia

El deterioro al que ha llegado el edificio (en su momento las palomas campaban a sus anchas en la décima planta) deriva de su historia. Lo dicho, se levantó en 1922 como sede de la Caixa Mútua Popular, y así fue hasta los años 30, luego durante la guerra civil actuó de refugio antiaéreo y albergó el departamento de Treball i Obres Públiques de la Generalitat republicana. Durante el franquismo acogió al sindicato vertical, y en los últimos años de dictadura ya sufrió una gran falta de mantenimiento que se agravó en la Transición ante la indefinición de su futuro, un porvenir que estaba claro que tarde temprano acabaría en manos de los sindicatos como compensación del patrimonio sindical expropiado durante el franquismo. En 1989, CCOO lo acabó ocupando, primero ilegalmente y luego legalmente. Hasta 2008 compartió espacio con la UGT (Unión General de Trabajadores) y hasta 2018 con la CGT (Confederación General del Trabajo ). 

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