Un año para la cita en las urnas

Colau cambia el guion y será candidata en 2023

Colau planeaba estar dos mandatos en el cargo pero está dispuesta a presentarse por tercera vez

La alcaldesa de Barcelona llega a la mitad de un segundo mandato marcado por la pandemia, ERC y la sombra de Valls

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, acompañada de los tenientes de alcalde Janet Sanz, Laura Pérez y Jordi Martí, esta mañana en los jardines del Doctor Pla i Armengol

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, acompañada de los tenientes de alcalde Janet Sanz, Laura Pérez y Jordi Martí, esta mañana en los jardines del Doctor Pla i Armengol / Joan Cortadellas

Toni Sust

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Esta información se publicó el día 26 MAY 2021. El contenido hace referencia a esa fecha.

Sostiene el concejal de Presidencia y Presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Martí, que en su opinión, en su cabeza, el mandato global de Ada Colau es de unos 12 años partiendo de 2015. Y defiende también que aunque ahora no se vea claramente, la alcaldesa está construyendo un legado que cambiará Barcelona. Para ofrecer una referencia temporal, precisa que si se compara la situación actual con la de los mandatos de Pasqual Maragall como alcalde, ahora estaríamos en 1985. Es decir, que todavía no nos han dado los Juegos Olímpicos y que la gran transformación está a punto de empezar.

Martí, uno de los concejales con más peso en los ‘comuns’, insiste en que Colau y su grupo han forzado un cambio de paradigma en cuestiones relevantes. Pero todo esto no supone garantía alguna de que la exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) gane las elecciones del 2023, cuando no ganó las del 2019. Colau, que de entrada se planteó estar dos mandatos en el cargo, ya ha dejado claro que está dispuesta a ir a por un tercero. Su entorno lo explica por lo inhabitual de este mandato, a causa de la pandemia. Necesita otro, dicen. 

Apenas hay alcaldables confirmados y muchos presidentes de grupo tienen números para no repetir

Hay otra lectura menos triunfalista de su voluntad de repetir: incluso si al final no gana, Barcelona en Comú da por hecho que obtendrá mejor resultado con la alcaldesa de candidata que sin ella. En el peor de los escenarios, ella ayudaría a parar el golpe para, en la hipótesis de la derrota, dejar luego el grupo en manos de un sucesor, con Janet Sanz y el propio Martí como candidatos más mencionados, y dejar el consistorio.

El síndrome de la victoria fácil

Martí no lo cita, pero existe otra aportación de Colau a la vida municipalista: desde el 2015, hay gente en Barcelona que ha llegado a la conclusión de que ganar las elecciones municipales en Barcelona no es algo muy difícil, que bien organizado y con algo de apoyo económico uno puede sorprender como lo hizo Barcelona en Comú. 

Esta sensación hace que no pocas personas, algunas ya concejales, otras desde fuera del consistorio, tengan planes más o menos elaborados para intentar el asalto al ayuntamiento dentro de dos años. Se da la circunstancia de que el escenario está muy abierto. A estas alturas, tanto la propia Colau como ERC y el PSC son vistos como potenciales ganadores de las municipales. Tampoco están claros los alcaldable de la mayoría de grupos. 

ERC, Barcelona en Comú y el PSC mantienen opciones de convertirse en el ganador de las municipales

Colau debe confirmar que se presenta de nuevo, y necesitará una votación interna en Barcelona en Comú que no parece un escollo. El presidente del grupo de ERC, Ernest Maragall, tendrá 80 años cuando se celebren las próximas elecciones. No responde a la pregunta de si será candidato y a estas alturas no se vislumbran otros aspirantes. ERC tiene que comprobar si tocó techo en la ciudad o puede superar los 10 concejales del 2019. Y quizá para ello tenga que ser un socio más crítico con Colau en adelante.

En el caso de Junts per Catalunya, el asunto ha dado un giro en los últimos días, después de que Elsa Artadi anunciara que no entraría en el Gobierno de Pere Aragonès y que se quedaba en el ayuntamiento. La decisión ha sido atribuida a falta de sintonía con el hombre fuerte de JxCat, Jordi Sánchez, pero sea cual sea el motivo, a 24 meses para la cita, el nombre de Artadi cobra fuerza como alcaldable. Cierto es que el espacio de Junts en la política catalana no se corresponde con su representación municipal, por lo que no hay que descartar que mejore sus guarismos, una vez renovado el grupo y la candidatura.

Collboni y Salvador Illa

Del socialista Jaume Collboni se ha dado por hecho que repetirá. Dobló los resultados del PSC, de cuatro a ocho y en él recae la misión de que el PSC recupere la alcaldía perdida en el 2011. Pero la figura de Salvador Illa entra en algunas quinielas: ganó en Catalunya y en el Parlament no tiene mucho campo qué recorrer, además de que conoce bien el ayuntamiento. Luego hay una serie de candidaturas potenciales que piensan en pactar con el PSC para desalojar a Colau. Por ahí anda Santi Vila, exalcalde de Figueres, exconseller y personaje caído del bando independentista, que podría presentarse a la batalla por Barcelona.

El grupo de Ciutadans tiene como gran enemiga a la tendencia: hace tiempo que el partido cuenta sus elecciones por catástrofes y su desaparición resulta veraz en estos momentos. El grupo de Mari Luz Guilarte se declara ilusionado, que nunca está de más. Tampoco el PP tiene buenas encuestas que esgrimir. En su caso, está por ver qué futuro tiene el actual jefe de filas, Josep Bou, que declara a este diario que ahora mismo solo piensa en volver a ser alcaldable de los populares. 

Valls vino a cambiar de vida

Uno de los que entendió que una operación bien armada podía auparle a la alcaldía fue Manuel Valls. O eso parecía. Recibió apoyo de empresarios, los derechos electorales de Ciutadans y expectación por una maniobra sorprendente: un exprimer ministro que cambia de país para seguir en política. Y obtuvo un resultado muy flojo. Ya a toro muy pasado, esa operación perdió mucho glamur el pasado fin de semana, cuando Valls declaró a El Mundo que en realidad quería cambiar de vida y que aprovechó el tren que la política le ofrecía. 

Valls anunció también que renunciará en breve a su puesto de concejal y que ha descubierto que es “mayormente francés”. No dejará más huella que la de haber permitido a Colau tener un segundo mandato e impedir que gobernara Maragall. No es poco, tanto para los detractores como para los partidarios de la alcaldesa como para los detractores y los partidarios del independentismo. Como edil, ha asistido a plenos, a alguno desde París, y a alguna comisión. De Barcelona pel Canvi quedará Eva Parera, que optó al Parlament con el PP y que tiene vocación de continuidad en el ayuntamiento.

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