Incógnita desvelada

Ada Colau: "Será un honor y una alegría optar a un tercer mandato como alcaldesa de Barcelona"

La alcaldesa confirma que acepta la propuesta de su partido para encabezar la lista de las municipales de 2023

Ada Colau optará a un tercer mandato como alcaldesa de Barcelona

Ada Colau anuncia que optará a un tercer mandato como alcaldesa de Barcelona. /

Toni Sust

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Ada Colau se presentará a las elecciones municipales de 2023 y optará así a un tercer mandato como alcaldesa de Barcelona. La decisión se daba por hecha hace tiempo y Colau la ha confirmado este jueves en una comparecencia en los jardines del Doctor Pla i Armengol del Guinardó. Escoltada por los tenientes de alcalde de su gobierno Janet Sanz, Laura Pérez y Jordi Martí Grau, la alcaldesa ha proclamado: “Será un honor y una alegría optar a un tercer mandato como alcaldesa de Barcelona”.

Y ha justificado la prórroga que reclama a los votantes: "Hay centenares de proyectos en la ciudad que merecen ser consolidados. Vale la pena un tercer mandato para conseguirlo". “Llevo siete años como alcaldesa. Es un honor pero no es un proyecto individual, es colectivo. Dije a Barcelona en Comú que la organización tenía que decidir si debía presentarme. Estoy muy agradecida porque el proceso ha sido muy amplio. Se acordó por una amplísima mayoría que optara a un tercer mandato. Acepto la propuesta”, ha explicado.

Trámite en domingo

Barcelona en Comú cumplió el pasado fin de semana con el trámite necesario para que la alcaldesa pudiera dar el paso. El código ético del partido prevé una limitación de dos mandatos, para dar cumplimiento al discurso de que el paso por la política no debe eternizarse. Sin embargo, la norma tiene una excepción: en caso de que los integrantes del partido lo aprueben, puede agregarse un tercer mando de forma extraordinaria.

BComú celebró el pasado domingo una votación sobre esa posibilidad, que se resolvió con rotundidad: 211 votos a favor de que Colau volviera a presentarse y una abstención. Lo que los más viejos del lugar conocen como una votación a la búlgara.

La familia y las primarias

Colau, por lo tanto, se presenta por última vez. Tiene que afrontar unas primarias en su partido, pero nadie contempla la posibilidad de que las pierda. De hecho, es más que probable que no tenga ni rival (a menos de que el abstencionista del domingo dé un paso al frente).

Si vuelve a lograr la vara de mando municipal y no hay imprevistos en el calendario (esos regidores que se van antes de acabar el último mandato para procurar rodaje al sucesor), dejará de ser alcaldesa en 2027, tras dirigir Barcelona durante 12 años. En ese caso sería la tercera persona que ha estado más tiempo al frente de la ciudad, solo por detrás de José María de Porcioles, que ocupó durante 16 años el cargo (de 1957 a 1973), y de Pasqual Maragall, quien dirigió el consistorio durante 15 años (de 1982 a 1997).

La alcaldesa ha asegurado que su decisión no estaba hecha hace ya tiempo, que la ha meditado detenidamente. Y en este punto ha mencionado a su familia: “Esto no era obvio. No es una escenificación, no me parecía evidente que tuviera que optar a un tercer mandato. Nunca me he arrepentido de ser alcaldesa, pero es cierto que la política tiene que ser renovación, y que hay una parte de sacrificio personal. Me he tomado mi tiempo para hablar con mi familia, que asume esos costes”, ha afirmado.

Mejor que hace cuatro años

Colau afronta su tercer intento con mucho más optimismo que el segundo, en 2019. Entonces, su entorno estaba convencido de que la exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) perdería las municipales, de que el independentismo se llevaría por delante a Barcelona en Comú. Ahora, los suyos lo ven mucho mejor.

Aquel temor de hace cuatro años no era un diagnóstico del todo erróneo, porque Colau no ganó; lo hizo ERC por 5.000 votos, con un empate a 10 concejales. Pero ella salvó la situación con un desenlace inesperado, de la mano del PSC y gracias al apoyo que le prestó Manuel Valls para rentabilizar a la baja la inversión que sectores dominantes en la economía barcelonesa hicieron para tratar de desalojar a la regidora. Tras entregar a Colau los tres votos que la hicieron alcaldesa (el suyo, el de Eva Parera y el de Celestino Corbacho), el exprimer ministro francés pudo decir a los que le financiaron que había hecho la mitad de su trabajo, frenar al independentismo.

Dos veces pionera

Aquella maniobra la llevó a un doblete como pionera. Si en 2015 hizo historia al convertirse en la primera mujer alcaldesa de Barcelona, con una victoria ajustada, 11 concejales, uno más que Xavier Trias, que perdió por 17.000 votos; en 2019 se convirtió en la primera persona en alcanzar la alcaldía sin ganar las elecciones municipales.

A diferencia de entonces, los que rodean a la alcaldesa creen que las municipales del 28 de mayo de 2023 se presentan como una cita mucho más propicia para ella. Y uno de los motivos de que eso sea así es que consideran que no tendrá delante rivales con mucho potencial. En algunos casos, ya están fuera de la carrera electoral: la jefa de filas de Junts per Catalunya, Elsa Artadi, abandonó el ayuntamiento y la política, víctima de un agotamiento que explicitó emocionada: “No puedo más”. Su adiós ha alimentado la imagen de que los rivales de Colau no logran que sus tesis ganen peso.

Colau ve relativamente desdibujados al resto de posibles candidatos, si bien algunos suponen una alternativa a tener en cuenta. Esencialmente, el presidente del grupo de ERC, Ernest Maragall, y el del PSC, Jaume Collboni. Ambos, uno oficioso y el otro oficial, respectivamente, han sido sus socios durante este mandato, y ambos se ven con posibilidades de llevarse el gato al agua dentro de un año.

Tanto el republicano como el socialista son vistos ahora como alcaldables en la próxima cita, si bien es cierto que en el anterior mandato otros que ya saboreaban la candidatura fueron descabalgados a pocos meses para la cita.

Maragall y los presupuestos

Los dos llevan un tiempo cogiendo distancia de Colau. Maragall, que ha respaldado de forma decisiva los asuntos más relevantes del mandato, empezando por los presupuestos, anunció en noviembre que ERC no apoyaría las cuentas de 2022. Pero al final tuvo que rectificar y facilitar su aprobación, obligado a hacerlo a causa del acuerdo entre ‘comuns’ y ERC en el Parlament para que prosperasen los de la Generalitat.

El ‘catalangate’ ha sido el último motivo de controversia: Maragall señaló a Colau tras conocerse que el espionaje planeó también sobre las negociaciones para la formación del gobierno municipal en 2019. Los ‘comuns’ exigieron al republicano que rectificara.

Maragall está visiblemente más próximo a Colau en cuanto a los proyectos que Collboni. El socialista y la alcaldesa han mantenido estos tres años una relación correcta aunque de una frialdad evidente. Acordaron al principio del periodo blindar su pacto pese a que llegaran las desavenencias.

Eso ha permitido que la pareja no se rompiera, pero con el precio de dejar a la vista que es abierta. Cada uno ha tirado por su lado en cuestiones más que relevantes. Por citar un ejemplo significativo, sus posiciones son contrapuestas en relación con la ampliación del aeropuerto. Pero es más que eso: a día de hoy la propuesta del PSC parece más cercana a la de Junts que a la de BComú.

Frente judicial

Aparte de un sector ‘hater’ muy activo en las redes sociales (por cuya intensa actuación la alcaldesa dejó Twitter), Colau ha visto como se reproducían las demandas judiciales contra ella y su equipo. La mayor parte de las causas han acabado archivadas. Ahora hay dos vivas: está imputada por la concesión de ayudas a entidades afines (fiscalía ha pedido el archivo del caso) y está por decidirse si se la imputa por prevaricación y coacciones a un fondo de inversión. Cuando fue imputada, se le recordó que el código ético de Barcelona en Comú aboga por el ceso de sus miembros en esa situación, pero el partido argumentó que al no existir ánimo de lucro personal no cabía su aplicación.