Quo Vadis

Fernando Amat: “Quizá lo único que queda en Barcelona similar a Vinçon es Servicio Estación”

El que fuera dueño del histórico comercio de paseo de Gràcia habla de la trayectoria de Vinçon y de la situación de Barcelona

Ferran Amat, retratado en la Pedrera

Ferran Amat, retratado en la Pedrera / ZOWY VOETEN

Toni Sust

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El dueño de la que fue una de las mejores tiendas que ha conocido Barcelona repasa su trayectoria y habla de la ciudad. Aunque primero su gestión no le gustaba, ahora opina que Colau “no lo está haciendo mal”. Cree que no debe hacer nadie con 20 años que quiera abrir una tienda en Barcelona; “quizá alguna de ropa”. Acaba de presentarse un libro sobre la suya: Vinçon 1929-2015 (Editorial Tenov)

¿Usted es empresario, ‘botiguer’ o comprador? No necesariamente en este orden, pero esas tres cosas. De corazón, comprador; de profesión, empresario o ‘botiguer’, es lo mismo. Me defino siempre como un ‘botiguer’, para algunos es peyorativo, para mí no. Y más que vendedor soy un comprador.

¿Compraba en sus viajes de vacaciones o viajaba para comprar? Viajaba para comprar, a veces es más divertido que ir de vacaciones. Viajaba en función de las ferias. Un italiano me descubrió la diferencia entre comprar y vender, aludiendo a los antiguos mercaderes, cuyo placer era comprar. Y si luego lo puedes vender, bien.

Usted es ‘botiguer’ hijo de ‘botiguer’. Sí. Tristemente, mi padre no vio el Vinçon cojonudo que funcionaba. La tienda era la misma, fue creciendo, el único cambio fue el producto. Cuando me convertí en comprador y empecé a partir de que yo era el último usuario, a plantearme que compraba para mí, todo se volvió fácil. Antes era difícil comprar. Pensaba: ‘¿Les gustará esto? ¿Pagarán este precio? ¿Me equivoco?’

"Más que vendedor soy comprador. Cuando empecé a comprar los productos planteándome que compraba para mí, todo se volvió fácil"

No vendía nada que no hubiera comprado. Exacto. Mi sobrino Sergio y yo íbamos a las ferias. Si algo no nos gustaba, por más comercial que resultara no nos interesaba. Esto marcó la diferencia de Vinçon.

Los vecinos cruzaban por la tienda incluso para acortar su camino. Era algo natural. Estábamos encantados de que la gente pasara por la tienda. Yo tenía un letrero que ponía: ‘Vengan con los perros, por favor’.

"Estábamos encantados de que la gente pasara por la tienda. Yo tenía un letrero que ponía: ‘Vengan con los perros, por favor’"

En Vinçon podías comprar cosas muy exclusivas y caras y también elementales y prácticas. ¿Era una tienda de culto? Se convirtió también en una tienda de culto. Vendíamos muchas cosas extrañas, que se convertían en pequeños tesoros para la gente. Eran nuestras preferidas. Cuando encontrabas una cosa bien rara y la colocabas en la estantería y se vendía, pensabas que alguien entendía lo mismo que nosotros cuando la encontrábamos.

¿A qué edad empezó a trabajar en la tienda y a qué edad la cerró? Empecé a los 15 años y cuando la cerramos tenía 75. Los primeros 10 años no vendíamos nada. Lo que teníamos no le gustaba a la gente. Hasta que murió mi padre, mi hermano y yo no empezamos a cambiar las cosas. Mi hermano se dedicó a la parte administrativa.

"Empecé a los 15 años y cuando la cerramos tenía 75. Los primeros 10 años no vendíamos nada. Lo que teníamos no le gustaba a la gente"

Vinçon evoluciona como lo hizo la Barcelona que acabará siendo la ciudad olímpica. Mucha gente no tiene claro que la tienda ya existía en 1929. Puede ser, a lo mejor porque primero solo existía la salida de paseo de Gràcia, con unos escaparates que igual no interesaban. Fuimos ganando espacio al almacén para que creciera la tienda, hasta que abrimos también por Pau Clarís.

La Barcelona de Vinçon es también la del diseño. En los años 30 ya había tiendas de diseño que estaban muy bien. Barcelona siempre ha sido una ciudad de arquitectos, es la profesión de esta ciudad, han sido el alma de esta ciudad.

¿Los arquitectos ya no mandan tanto en Barcelona? Ya no. Antes tenían más poder. Ahora todo va por concursos.

Pasqual Maragall confiaba en los arquitectos. Maragall es de lo mejor que hemos tenido. Le dio a Barcelona un empujón, sobre todo de ilusión. Cuando todavía no lo conocía, me citaron con él en La Punyalada. Me dijeron: ‘Pasqual te quiere conocer’. Y él me preguntó: ‘¿Te importaría que viniera a pasar una semana en tu casa?’. Yo vivía en La Pedrera, en un piso del cuarto. Vino con su familia. Tuvimos que poner colchones en el suelo. Me puse enfermo, no sé si de los nervios. Desde la cama lo escuchaba. Él me decía: ‘Vamos a pasear por la calle y cuéntame cosas. ¿Cómo lo ves?’. Lo hizo con mucha gente de muchos barrios. En este me tocó a mí.

"Me dijeron: ‘Pasqual te quiere conocer’. Y él me preguntó: ‘¿Te importaría que viniera a pasar una semana en tu casa?’"

Ahora usted vive en Caldetes. He tardado dos horas y media en venir a Barcelona: ha habido un pequeño accidente y nos han desviado.

¿Se ha convertido Barcelona en una ciudad incómoda? ¿Qué opina de la gestión de Colau? Hace poco que he descubierto que todo esto que nos molesta tanto quizá es lo correcto. Que de cuatro carriles se pase a dos, que uno esté pintado de amarillo, las bicicletas. Es lo que ha pasado en Londres y otros lugares. Ahora todos están enfadados con el ayuntamiento, pero en unos años no habrá los coches que hay ahora. Hasta hace medio año o un año yo también estaba cabreado con todo esto, pero igual si todavía viviera aquí iría con una de esas bicicletas. Primero Colau me gustó. Luego me pareció que no. Y ahora, desde hace poco, pienso que no lo está haciendo mal. Me parece que no hay nadie que defienda a Colau. Los ejes verdes que hará: igual funcionan. A ver quién se instala en ellos: si bares, talleres. Cuando entro en coche por el Túnel de Glòries, todos los coches quedan parados y por la izquierda los autobuses no paran. Pienso que podría coger un autobús desde Mataró.

"He descubierto que todo esto que nos molesta tanto quizá es lo correcto. Que de cuatro carriles se pase a dos, que uno esté pintado de amarillo, las bicicletas"

Vinçon no funcionó en Madrid. No tuvimos la paciencia suficiente para que Madrid lo entendiera. Estábamos en un sitio complicado, en un patio de manzana. La tienda era mucho mejor que la de Barcelona, porque ya teníamos la experiencia de cómo colocar el género, cómo iluminarlo.

Pero hay mucha gente aquí que dice que Barcelona está mal y que Madrid está muy bien. Gente que igual no ha estado allí últimamente. Esta es una ciudad de quejicas.

¿Cree que el paseo de Gràcia ha evitado la turistifación de la Rambla? La Rambla la veo perdida. La Rambla de Catalunya, no: creo que puede tomar el relevo del paseo de Gràcia.

Muchos barceloneses añoran Vinçon. ¿Tiene sentido la nostalgia? No lo añoro porque los últimos años fueron muy duros. Los primeros años éramos pobres pero hacíamos lo que teníamos que hacer. Nuestro batacazo vino el 2008. La gente dejó de comprar. Aguantamos hasta 2015. Son muchos años perdiendo dinero. Los dos o tres primeros nos reíamos un poco. De repente miras los números y hay un momento en el que no puedes más. Cuando tienes personal y la rueda es grande al final se encalla. Entre Barcelona y Madrid llegamos a tener más de 100 empleados. En Barcelona, en los momentos que más, unas 80 personas.

¿Hay que llorar porque haya tantas tiendas de cadenas en la ciudad? Yo lloraría. No me gusta.

¿Qué le diría a un joven de 20 años que quiera abrir una tienda? No debe de haber ninguno. ¿Un joven que quiera abrir una tienda? Quizá solo encontraríamos alguno en el casco antiguo, una tienda de ropa.

"Soy un fan de IKEA. Son muy buenos. Excelentes. Siempre lo he defendido y se lo digo a todo el mundo"

 Le gusta IKEA. Soy un fan de IKEA. Son muy buenos. Excelentes. Siempre lo he defendido y se lo digo a todo el mundo. Como no trabajo, ahora aprendo ebanistería. Sobre todo mirando vídeos de los americanos. Tengo un taller, hace poco, con un amigo, hice una cocina para su casa. Me estuve mirando la sección de muebles de cocina. Todo es bastante auténtico. Correcto de precio.

¿Qué queda en Barcelona como Vinçon? Muji, en paseo de Gràcia con Consell de Cent, es abierta y genial, pero está en el campo de la ropa, que es una guerra que no conozco. Quizá lo único que queda en Barcelona similar a Vinçon, de un tamaño grande y con rigor al comprar el producto y colocarlo, es Servicio Estación. Les admiro mucho. 

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