Urbanismo pendiente

Así son las tres opciones de reurbanización de la ronda de Sant Antoni

Colectivos vecinales y entidades, además de grupos políticos, discrepan sobre si el nuevo trazado ha de ser pacificado o debe recuperar la circulación de algunos vehículos

Imagen de archivo de la losa de la ronda de Sant Antoni.

Imagen de archivo de la losa de la ronda de Sant Antoni. / ALVARO MONGE

Patricia Castán / A. R. Fischer

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El futuro de la ronda de Sant Antoni ha dividido tanto al Ayuntamiento de Barcelona como a distintas asociaciones de vecinos, comerciantes y entidades de los barrios de Sant Antoni y el Raval. Lo único claro es que la losa elevada que quedó en la ronda tras la retirada del mercado provisional en 2018 (abarcando dos manzanas) desaparecerá a final de 2022 o en enero de 2023, en función de la campaña de Navidad. Hay consenso generalizado sobre la urgencia de eliminar esa barrera de hormigón cuyo uso como espacio publico ha provocado muchos conflictos de convivencia. Pero será necesario un esfuerzo negociador de todas las partes para elegir el nuevo tipo de trazado.

El tramo de ronda de Sant Pau a Floridablanca se estructura actualmente en dos aceras de unos 7 metros de ancho, que limitan con la losa elevada. Estas son las tres propuestas de partida para la reurbanización, sobre las que también habrá que detallar otros aspectos relativos a la carga y descarga, las basuras y otros servicios.

Aspecto actual

El proyecto de 2018.

Ese año el ayuntamiento de Ada Colau ya eligió un diseño, supuestamente consensuado con vecinos y comerciantes, que apostaba por crear un carril de subida y otro de bajada para buses y taxis, así como carril bici central de doble dirección, y un carril lateral de servicios. Las aceras serían de 8,2 metros. El consistorio retiró la propuesta con la idea de repensar todo el trazado de rondas de la zona y apostar por un diseño más integrado. Los vecinos alineados en la Plataforma d'Afectats per la llosa de Sant Antoni y otras entidades vecinales y de comerciantes defienden dicha propuesta, aunque integrando ajustes en cuanto a descarga y servicios, adaptados a las nuevas necesidades.

Esta obra duraría 10 meses, aunque podría iniciarse entre enero y marzo de 2023, en función de que la losa se retire en noviembre o enero. La decisión se vincularía a la campaña de Navidad.

El nuevo proyecto semipacificado

Entre las dos opciones que el área de Urbanismo ha presentado en las últimas semanas figura un término medio: Se mantendrían los mismos usos pero sin el carril bus ascendente y desplazando el cordón de servicios al lado Eixample. De ese modo, las aceras a un lado tendrían 8,5 metros, y al otro 11 metros (lado Raval). También llevaría 10 meses de obras y el mismo calendario.

Las asociaciones de Veïns de Sant Antoni, Fem Sant Antoni y la Xarxa veïnal del Raval prefieren la máxima pacificación, aunque estarían dispuestos a aceptar esta si se descarta la de 2018.

El plan de pacificación

El más drástico plantea mantener todo el vial en plataforma única, con 30 metros de anchura destinados al uso peatonal. En este caso, las obras también serían de 10 meses, aunque de eliminarse la losa en noviembre de 2022, se prevé destinar el primer semestre de 2023 a la restitución de pavimento y actividades de dinamización, para iniciar la reurbanización entre junio y julio. El espacio se distribuiría en distintos espacios de juegos, descanso y demás, a consensuar.

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