Victoria vecinal

Barcelona compra la finca con más historia de la plaza de George Orwell

Los inquilinos de Arai, 3 llevan 20 años instalados en la incertidumbre, desde que en el 2002 murió la propietaria de la finca, en un primer momento parecía que sin testamento

La comisión de gobierno ha aprobado este jueves la adquisición del inmueble a la fundación que resultó ser la heredera con la idea de proteger a los actuales inquilinos y sumar los pisos vacíos a la bolsa pública

Edifici Finca de la c/ N'Arai, 3

Edifici Finca de la c/ N'Arai, 3 / Ricard Cugat

Helena López

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Después de 20 años en el limbo inmobiliario tras el fallecimiento de la propietaria en el 2002, los vecinos del número 3 de la calle de Arai, en la siempre convulsa plaza de George Orwell, empiezan a respirar algo más tranquilos. Este jueves la comisión de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona ha aprobado la "adquisición directa" de la finca a la la Fundació Clínic per a la Recerca Biomèdica (FCRB), tras un largo y complejo proceso la actual propietaria, por casi cuatro millones de euros (3.971.920,74), a los que el consistorio calcula tendrá que sumar otros 1.782.600 para su rehabilitación.

Pese a que resumir la alambicada historia de este antaño señorial edificio -en un barrio Gòtic en el que tras la efímera tregua pandémica otra vez es casi imposible pasear sin tener que sortear a algún grupo de turistas distraídos-, es misión casi imposible, aquí va un intento. Su dueña, María Teresa Vives, falleció en el 2002 sin testar, o así se creyó en un primer momento, con lo que la finca pasó a manos de la Generalitat, algo de lo que los inquilinos no tuvieron conocimiento hasta siete años más tarde ("tiempo durante el que el administrador de la finca siguió cobrando los alquileres como si nada hubiera pasado", recuerda Igor Binsbergen, vecino del edificio desde los años 90.

La subasta

En junio del 2015 la Generalitat sacó a subasta el edificio -con un precio de partida de 3,3 millones- pero la puja quedó desierta.

Por si fuera poco, entre tanto, en el 2016, apareció una heredera, la FCRB y durante un largo y angustioso periodo de tiempo los vecinos del edifico fueron mareados, de una institución a otra, cuando iban a interesarse por su futuro y a exigir sus derechos como inquilinos, algo que hicieron arropados por la plataforma vecinal Resistim al Gòtic, desde el principio, lucha a la que se sumó al poco tiempo el Sindicat de Llogateres.

Entrada de Arai, 3, en el barrio Gòtic de Barcelona.

Entrada de Arai, 3, en el barrio Gòtic de Barcelona. / RICARD CUGAT

Binsbergen lee la compra aprobada este jueves como "el mejor de los desenlaces posibles", pero, como el resto de vecinos -una piña durante el largo periodo de resistencia-, se muestra contenido hasta que conozca los detalles de su futuro y tenga algún papel firmado. Por el momento, como el resto, lleva años enlazando efímeras prórrogas.

La concejala de Vivienda, Lucía Martín, y el concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, se muestran satisfechos con la operación, en la que llevan años trabajando empujados por un vecindario que tenía muy claro que aquella era su casa y no pensaban tirar la toalla.

Si esto no funcionaba me veía alquilando una habitación en mi vejez

"A los inquilinos actuales se les regularizará la situación -les tranquiliza el edil- y los pisos vacíos pasarán a la bolsa de vivienda. Es un paso más en una apuesta clara por ganar vivienda pública en el Gòtic que empezó con la instalación del Aprop en Nou de Sant Francesc y siguió con el acuerdo para trasladar dependencias municipales a Via Laietana y ganar 70 pisos en el barrio y continúa con la compra de Arai 3". En cuanto a los locales comerciales, que con la compra pasarán a ser también municipales, Rabassa señala que, "a la corta o a la larga pasarán también a ser bajos de protección oficial destinados a favorecer el comercio de proximidad.

Esther Castilla es otra de las inquilinas que se han dejado las pestañas en la larga batalla por quedarse en su casa; en su barrio. "Han sido muchos meses y años de incertidumbre y de creer que, si esto no funcionaba, no me quedaría más remedio que buscar una habitación, a la vejez, con los precios actuales no veía otra salida", señala Castilla, quien no se cansa de subrayar su agradecimiento a toda las personas que les han "inspirado y apoyado incondicionalmente".

"Me han dado la oportunidad de ver cómo algo que resonaba en mí desde mi juventud, aquello de que 'la solidaridad mueve montañas', se hacía realidad", prosigue la mujer, quien se emociona viendo fotografías de las acciones que organizaron en defensa del edificio durante los últimos años. "Mira, muchas de estas personas no viven en el edificio y nunca fallaban. No luchaban por un interés personal, luchaban por el barrio", destaca la vecina, quien sueña con poder tener a sus padres cerca para poderles cuidar mientras todavía trabaja, en una suerte de 'cohousing intergeneracional'.

El consistorio calcula que, una vez instalado el ascensor, saldrán unas 18 viviendas 

Una de las personas que aparece en esas imágenes es Martí Cusó, activista de Resistim al Gòtic, quien coincide con Castilla en que "esta compra es una victoria vecinal que demuestra que la lucha organizada y colectiva funciona". "Es una excelente noticia. Tenemos que seguir porque es la manera: recuperar vivienda privada para hacer vivienda pública es una manera de repoblar y fijar población, en un barrio tan presionado por la gentrificación", apunta.

18 viviendas

En cuanto a la inversión total sumando la compra y la rehabilitación -5.754.520,74 euros-, dese el consistorio subrayan con satisfacción que "representa un ahorro del 25% respeto a la media del precio de las operaciones en el Gòtic en los últimos meses". La finca tiene una superficie construida de 2.114 metros cuadrados y está formada por 11 viviendas -siete alquiladas y cuatro tapiadas, las cuatro que pasarán directamente a la bolsa de vivienda-, tres locales y tres almacenes y el presupuesto de la rehabilitación incluye también la partición de algunos de los pisos, los muy grandes. Calculan que, una vez instalado el ascensor, saldrán unas 18 viviendas.

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