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Abre en Barcelona el Zara de las sirenas

La Sirenita se iría de aquí con la Visa temblando. Acaba de abrir Mermaiding House, una tienda que vende y alquila colas para nadar. Incluso harán 'merfit': fitness para sirenas

Tienda de sirenas

Tienda de sirenas / Ricard Cugat

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Jurarías que es un espejismo. La misma cara de incredulidad que si vieras a un político corrupto dimitir. Es inevitable: a poco que suben la persiana, se forma un remolino de curiosos ante el escaparate. Los transeúntes se paran en seco, se frotan los ojos como si acabaran de ver ganar al Barça, hay quien tira besos al aire. Solo falta el cangrejo de 'La Sirenita' dándote codazos. ¿Pero qué hace una sirena en Ciutat Vella?

Mermaiding House, anuncia el cartel de la entrada (Corders, 13). Este viernes ha abierto la primera “casa de sirenas” de Barcelona. Aquí se venden y alquilan colas escamadas de todas las tallas. No son disfraces, no: estas colas se utilizan para nadar de verdad, con monoaletas camufladas bajo las escamas. En breve organizarán también sesiones de 'merfit': fitness con cola. “Para echarse unas risas con el instructor sireno”, adelanta Andreina. 

Andreina enseña una cola de sirena a una clienta.

Andreina enseña una cola de sirena a una clienta. / Ricard Cugat

Andreina Mermaid, se presenta. Mermaid = sirena en inglés. Pasaría sin pestañear un cásting de Disney: aguanta 4 minutos bajo el agua y la melena le llega hasta las escamas, como dicta la Wikipedia. Venezolana con cola de quita y pon, 36 años. Hace seis que se gana la vida en Barcelona como sirena. “Sirena profesional”, dice ya con deje rutinario. “Ya me he acostumbrado a que me miren raro cuando digo lo que hago”, se ríe. 

Andreina Mermaid posa en la orilla.

Andreina Mermaid posa en la playa. /

Hay unas cuantas sirenas en LinkedIn. ¿Salidas profesionales con escamas? “Enseñar es una forma –responde la venezolana-. Otras se dedican al modelaje y a eventos para fiestas de lujo. Hay sirenas que van con sus tanques, como peceras gigantes, para hacer shows”. Era su intención: abrir una tienda con un tanque en el que nadar. “Pero no daban permiso”.  

En EEUU ya se hacían 'performances' de sirenas en hoteles en 1953, detalla la biblia con escamas: 'The Mermaid handbook', de Carolyn Turgeon. A estas alturas, hay encuentros internacionales, caravanas como la Coney Island Mermaid Parade y bares con acuarios donde nadan sirenas (véase el Sip ‘n dip Lounge de Great Falls, Montana). “Las sirenas están por todas partes”, da fe la autora. “En EEUU es muy popular, muy popular”, resopla Andreina. Ahora en España empieza a evolucionar, añade. “Pero todavía hace falta un trabajo muy grande para seguirlo dando a conocer”. En breve, ella sacará un curso online para aprender a ser sirena. “Enfocado a quien quiera empezar en el mundo –adelanta-. Las oportunidades de negocio que hay”. 

Cuadros con sirenas de la Mermaiding House.

Cuadros con sirenas de la Mermaiding House. / Ricard Cugat

Hace seis años que Andreina abrió la primera academia de sirenas de Barcelona. Enseña a nadar con cola en las piscinas Picornell. Ya habrán pasado por sus clases 5.000 personas, calcula. “Hay mamás que me dicen: ‘Es que mi hija se mete en la bañera a esperar a que le salgan las escamas’”. Pero no todas son niñas con sobredosis de princesas Disney. También se han avistado sirenas de 74 años y mucho tritón. La tercera parte de los alumnos son niños y padres. “Se hace deporte”, promete la venezolana. ¿Cuántas sirenas has visto con celulitis?

Colas de sirena expuestas en la tienda.

Colas de sirena expuestas en la tienda. / Ricard Cugat

Se conoce como “mermaiding”: nadar con cola de sirena. “El nuevo deporte que causa furor”, insisten desde hace años los gurús del fitness. “Ahora es mucho más”, garantiza Andreina. El concepto se ha extendido a otros hobbies escamados: diseño de colas, coleccionismo, bisutería, coronas, decoración… 

Algunos de los collares con cola que vende la tienda de sirenas.

Algunos de los collares con cola que vende la tienda de sirenas. / Ricard Cugat

La Sirenita se iría de aquí con la Visa temblando. Parece el Zara de las sirenas. De las perchas cuelgan colas de todos los colores, monoaletas, 'leggings' escamados. Se ven espejos con concha, coronas que ya quisiera Ariel, caballitos de mar en formato collar, carteles que advierten que “una sirena vive aquí”, por si no te habías dado cuenta.

¿Que te entran ganas de echarte un cubo de agua encima a ver si te salen escamas, como en la peli de 'Splash'? Aquí cualquiera se puede convertir en sirena/tritón sin remojarse: abajo tienen un miniestudio con concha gigante para fotos exprés. “Alquilamos las colas, ya sea para hacer sesión fotográfica o porque la quieres probar en el mar”, informa Andreina. Se recomienda ejercitar abdominales antes de intentar posturear con cola si no quieres salir en las fotos con cara de estar buscando a Nemo. 

Andreina hace una foto exprés a una sirena novata en el miniestudio con concha que tienen debajo de la tienda.

Andreina hace una foto exprés a una sirena novata en el miniestudio con concha que tienen debajo de la tienda. / Ricard Cugat

Hay que venir con tiempo: es más difícil elegir una cola de sirena que unos vaqueros. Las hay de todos los colores. De silicona, licra, neopreno. Con escamas genéricas y diseños propios. Aquí las tienen desde 75 euros hasta 350. Las hay incluso de 20.000. “¿Quieres ver piel de sirena de verdad?”. Andreina ahora te saca de un minibaúl un trozo de escamas que parecen rescatadas de un naufragio. Las hace ella con silicona. 

Andreina, frente al escaparate de la tienda.

Andreina, frente al escaparate de la tienda. / Ricard Cugat

Prevén montar talleres de manualidades e incluso sesiones de fitness con cola de sirena: 'merfit', lo han bautizado ya. El cofundador de la Mermaiding House, Sergio Gomariz, es instructor de fitness. “El objetivo es trabajar la musculatura de piernas, glúteos y abdomen –adelanta él- utilizando una monoaleta y un forro de licra en forma de cola de sirena”. Se da por hecho que se queman más calorías con escamas: ya solo por las risas de ver cómo te mueves por el suelo con la misma soltura que si estuvieras en un vídeo de Leticia Sabater. “Ves –se ríe Andreina- que no es fácil ser una sirena, ¿no?”.

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