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Wabol: el fútbol de Barcelona en el que está prohibido correr

Se te queda la misma cara de sorpresa que al escuchar a Rubiales en rueda de prensa. Este fútbol se juega caminando. Se lo han inventado Archibald y Silvio, dos veteranos del Barça

Fútbol en el que está prohibido correr

Fútbol en el que está prohibido correr.  /

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Los primeros 10 minutos te sientes más perdido que el primer día sin mascarillas. La misma cara de sorpresa que al escuchar a Rubiales en rueda de prensa. Estás en un campo rodeado de gente que ha jugado en el Camp Nou. Pero ahora mismo nadie sabría decir si estás jugando al fútbol o has quedado con Rajoy para andar deprisa. Hasta Pedrerol se quedaría mudo. Te arrancas al trote sin querer y… ¡¡¡Piiiiii!!! El árbitro pita falta. En estos partidos está prohibido correr

Nombre oficial: wabol. Fútbol caminando. Se lo han inventado dos veteranos del Barça, Archibald y Silvio. “Podíamos hacer fútbol para viejos”, dijeron en plan broma durante uno de los partidos semanales de los veteranos. “Miramos en internet –recuerdan- y vimos que en Inglaterra había unos que jugaban a una cosa similar”. Hace ya una década que los ingleses juegan al walking football. En 2017 abrieron club en la Costa del Sol. Ya tienen hasta federación internacional. Pero ellos decidieron crear sus propias reglas. “Adaptadas a Catalunya, al jugador de aquí –apuntan-. Como juega el Barça: tiki-taka”. 

El del silbato es Steve Archibald. “Uno de los mejores jugadores escoceses de toda la historia”, lo resume la Wikipedia. Si le preguntas la edad, te dirá que ha mentido tantas veces que ya ni se acuerda. La primera pregunta en el campo es inevitable: ¿andando también se puede marcar con la oreja? Al exdelantero del Barça aún le preguntan por su célebre gol con la oreja en Turín contra el Juventus. Han pasado 36 años. Él se encoge de hombros con resignación. “Me lo dijo alguien antes de ayer y le contesté: ‘Sí, era esta oreja’ [se señala la izquierda]. ¿Quién soy yo para romper su ilusión?”, se ríe.   

El exdelantero del Barça Steve Archibald, en el centro con silbato, durante un partido de wabol.

El exdelantero del Barça Steve Archibald, en el centro con silbato, durante un partido de wabol en los campos de la Teixonera. / Ricard Cugat

Se ve mucha camiseta del Barça, palmaditas en la espalda, ojos vidriosos de emoción, algún apellido con pedigrí. Hoy juega un Guardiola y un Kubala. Es “el Kubala pequeño”, te señalan a un futbolista de pelo blanco. Entre todos los jugadores sumarán la edad de Jordi Hurtado. Suelen venir 60. Se juegan tres partidos simultáneos. La petanca, dicen, no es lo suyo. 

Estos son los campos de la Teixonera, en Vall d'Hebron. Aquí se juega a wabol los lunes y los jueves. “Pronto también los domingos”, adelanta Silvio. “Ahora se están incorporando equipos femeninos de mujeres de más de 30 años”, detalla. Tienen registrados a más de 90 futbolistas que caminan. Hace un par de semanas estuvieron en Francia en un partido de exhibición. Ya han jugado dos ligas.

Laszi Kubala controla el balón en uno de los encuentros de wabol de la Teixonera.

Laszi Kubala controla el balón en uno de los encuentros de wabol de la Teixonera. / Ricard Cugat

Silvio”, se presenta a pie de campo. Es el otro ideólogo del wabol. “Mi nombre –resopla- es muchísimo más largo”. Eso es quedarse corto: se llama Andrew Silvio Sims Simatoc Szegedi Stólarcsic. Su padre era Nicolae Szegedi, jugó en el Barça de las 5 copas. Él también se vistió de azulgrana de niño, aunque a estas alturas –“50 + 22 años”, que dice él- ya ha pasado por 60 países. Su historia familiar daría para una serie de Netflix. 

Hay cuatro normas básicas, te resume Silvio antes de entrar al campo. 1. “Correr está prohibido”. 2. “Solo puedes tocar el balón tres veces”. 3. “La pelota no se puede levantar más de 2 metros”. Y la más importante: “Aquí está prohibido enfadarse”. 

“Se suda, se suda”, te advierten al primer chute. No te engañan: a la media hora estás con la lengua fuera. No, no corres, pero caminas, caminas mucho. “5 kilómetros, 342 metros”, marca el reloj de Kubala tras el partido.

"Fútbol más lento"

 ¿Qué le dirían a la gente que piensa que esto no es fútbol? “Es fútbol andando –se encoge de hombros Archibald-. Ven a probarlo si crees que es tan fácil”. No lo es, no. “Es concentración. Es fútbol más lento. Diferente: no hay entradas, no hay choques, no hay presión”. Como no puedes correr, dicen, tienes que ser rápido al pensar.

Hoy en una de las porterías está Albert Maiquez Martí. 81 años. “Y unos meses”, puntualiza. En sus tiempos jugaba en el Condal. “Es bueno”, das por hecho. “De carácter”, sonríe él. “A veces fallo un poco –se excusa chocando sus guantes-, pero será por los años ya”. 

De izquierda a derecha, Silvio, Albert Maiquez Martí (sigue jugando con 81 años) y Pere Guardiola.

De izquierda a derecha, Silvio, Albert Maiquez Martí (sigue jugando con 81 años) y Pere Guardiola. / Ricard Cugat

La semana pasada, te confesará mientras te marca Ángel Pardo (73 años), él perdió la barriga de un balonazo. “Sale chepa”, le ríen el chiste los futbolistas de alrededor. Aprovechas para desmarcarte con deje de Chiquito y metes un gol. Todos te animan con insistencia familiar. “El compañerismo es bestial”, asiente Manel Martí (75 años), él fue semiprofesional. “Llegas aquí el primer día y es como si ya te conocieran de toda la vida”. Es verdad, aquí todos te sonríen como si fueras el protagonista de 'El show de Truman'. A la media hora, ya chocas los cinco como si fueran tus mejores amigos. Acabarás metiendo tres goles. 

"El deporte más democrático"

“El deporte de equipo más democrático del mundo”, promete Archibald. “Puedes jugar con tu madre con tu hijo y con tu marido”. Es una lección importante para los niños también, asegura el escocés. “Tú sabes cómo es en el colegio: hay uno que es el bueno, otro no tan bueno y otro el malo. Pero con tres toques es otra cosa. Es el mismo nivel. Es juego de equipo. Y los que no son tan buenos pueden jugar con los buenos”. 

¿Lo que más gusta? “La emoción de ponerte las botas a los 71 años”, dice el Guardiola del wabol. Nada que ver con el entrenador del Manchester City. Es Pere Guardiola, el presidente de la Fundación de la Federación Catalana de Fútbol. “Es la segunda juventud –se ríe-, o la tercera o la cuarta o la quinta, ya no sé”.  

“Yo había jugado toda la vida en 'amateur', pero para mí esto es media vida”, dice Clemente Moreno, 66 años. “A mí me ha generado una nueva ilusión”, añade Enrique Llorenç, 68, exfutbolista no profesional. “Yo estoy muy feliz”, asegura Pepe García, 67, él jugó muchos años en Regional. “Esto es inenarrable –se encoge de hombros Genís Bassas, veterano del Barça, 72-. De joven te hacía mucha cosa poder ir del Barça, pero, claro, ya de mayor…”.

“Es 49% ejercicio físico y 51% componente social”, asegura Silvio. “Tenemos a los cardiólogos que quieren recetarlo como parte de la recuperación de gente que está con dificultades depresivas”. 

Y se vuelven al vestuario con las camisetas del Barça sudadas, palmaditas en la espalda, los mismos ojos vidriosos de emoción. “Yo vine aquí teniendo un amigo -dice Antonio Ortiz (74 años)- y ahora tengo 60”. 

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