La fiesta de la restauración de Barcelona atrae de nuevo a políticos y famosos

Muchos de los presentes tenían que echar la vista atrás hasta 2019 para recordar la última ocasión en que coincidieron con tantos rostros conocidos, sin mascarilla (bebida o canapé en mano), sin distancia profiláctica y ahora con una sonrisa esperanzada en que lo peor haya quedado atrás. El pregón de Santa Eulàlia, a la que los restauradores homenajean desde hace unos años como copatrona de Barcelona con un festejo de invierno (este año retrasado), ha resucitado este miércoles con dosis de emotividad, euforia y desenfrenado cotilleo, como correspondía a un gran encuentro social que fusionaba a políticos, empresarios de Barcelona y muchos rostros populares del cine, el teatro y la televisión catalanes. La brillante pregonera, Julieta Serrano, arrancó aplausos e incluso alguna lágrima al rememorar su vida desde el escenario del Born Centre Cultural, y con mensaje incluido de Pedro Almodóvar.

El éxito de convocatoria era previsible teniendo en cuenta que el organizador del montaje anual, el Gremi de Restauració de Barcelona, no ha vivido un día de descanso desde el inicio de la pandemia. Sea para reivindicarn ayudas, para apoyar a la brutal crisis que sacudió al sector, o para acompañar la resurrección. Así que representantes de la hostelería y del comercio han acudido a hacer piña y tomarse un respiro, en lo que ha sido además un cara a cara con una alineación de políticos que abarcaba a todas las administraciones. La alcaldesa Colau ha causado baja de ultimísima hora, mientras que el republicano Ernest Maragall ya declinó hace tiempo. Pero los otros presidentes de grupos municipales han estado afilando dientes con aires de precampaña municipal, mezclados con exediles, exalcaldes como Xavier Trias o 'expresidents' como José Montilla.

Ciudad relanzada

Sobre el estrado, el presidente de los restauradores, Pere Chías, no ha perdido ocasión de alertar sobre los efectos de la crisis inflacionista, cuando el sector aún no ha empezado a devolver los créditos ICO, aunque cruzando los dedos para haber dejado atrás "la pesadilla de la pandemia". En un ambiente de euforia por la elección de Barcelona como sede la Copa América, el primer teniente de alcalde Jaume Collboni también ha aprovechado su minuto de oro para lanzar un mensaje nada subliminal: "Barcelona es Barcelona cuando nos aliamos y sumamos". Un optimismo que también ha destilado el 'vicepresident' Jordi Puigneró, convencido de que pese al horror de la guerra de Ucrania el panorama local mejora y encarrila los JJOO de invierno.

Pero las verdaderas protagonistas eran dos mujeres veteranas, artistas a destajo: Serrano como pregonera, y Pilarín Bayés como ilustradora de la invitación a la celebración, donde Santa Eulàlia y la Mercè, copatronas de Barcelona, se alían para reactivar la ciudad. La segunda acaba de publicar su libro número 1.000 y sigue hiperactiva. Y la primera, con 89 años, ha hecho alarde de memoria y corazón para glosar su infancia barcelonesa en el Poble Sec, cuando Nou de la Rambla era Conde del Asalto y la vida pintaba feliz hasta que la torcieron la guerra y una posguerra en la que "siendo tan pequeña" tenía "conciencia de pertenecer al bando perdedor grabada a fuego".

La actriz ha desgranado recuerdos de la "Barcelona gris" porque "conviene recordar que no siempre hemos sido la ciudad de éxito que a todos nos gusta". Ha relatado el día que en un cine quiso parecerse a Shirley Temple, cuando subió a escena con Núria Espert para triunfar con 'Las criadas' y cómo Almodóvar llamó a su puerta, en un cálido monólogo que habría arrasado si alguien hubiera tenido el acierto de ficharla como pregonera de la Mercè.

Un vídeo ha repasado su filmografía, sin que faltase el mítico personaje en 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' que le permitió viajar a Hollywood y retratarse junto a la estrella de Temple. Como remate, el propio Pedro Almodóvar lamentaba con un mensaje no poder estar allí: "Soy fanático tuyo", le soltaba, recordando tantos años de complicidad, desde la loca 'Pepi, Luci, Bom y Otras chicas del montón' de 1979, hasta el reencuentro mucho después con el 'Dolor y gloria' que le valió un Goya.

Afincada en Madrid pero siempre "con un pie en Barcelona", resume la pandemia como "una cárcel para los mayores", y agradece a Santa Eulàlia este fugaz regreso a casa a lo grande, rodeada de la profesión y donde ha hecho enmudecer hasta a los corrillos políticos.