Patrimonio

El Palau Güell sumará nuevas salas abiertas al público

La obra de Gaudí recuperará el despacho, la sala de espera y la biblioteca de Eusebi Güell para incorporarlos al recorrido museizado 

La Diputación de Barcelona compra los dos edificios colindantes al monumento para poder ampliar los servicios del palacio 

La cúpula que corona el Saló Central del Palau Güell

La cúpula que corona el Saló Central del Palau Güell / Ricard Cugat

Natàlia Farré

Natàlia Farré

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En 1888, Eusebi Güell convertía el palacio que lleva su nombre, y la firma de Antoni Gaudí, en residencia familiar y en espacio de encuentro cultural y social de la burguesía barcelonesa del momento. Pero en la finca, un hito del modernismo y del genial arquitecto de Reus, se reservó un espacio para los negocios del rico empresario: despacho, biblioteca, sala de espera y oficinas para gestionar la producción y venta del vino que elaboraba en el Garraf. Estancias ahora cerradas al público y que la Diputación de Barcelona, propietaria del Palau Güell, incorporará al recorrido museístico antes de 2026, fecha dada para la finalización de las obras a realizar para adecuar los espacios a las visitas. La inversión prevista es de 5 millones de euros, más los 6 destinados a la compra de los dos edificios colindantes del palacio, la casa Jordà y el anexo de la casa Fradera, donde se ubicarán los servicios necesarios para gestionar el conjunto monumental –patrimonio mundial por la UNESCO desde 1984- y que ahora se alojan en las estancias en las que en su día trabajó Eusebi Güell. 

El Palau Güell, en el centro, flanqueado por la casa Jordà (a la derecha) y el anexo de la casa Fradera.

El Palau Güell, en el centro, flanqueado por la casa Jordà (a la derecha) y el anexo de la casa Fradera. / Ricard Cugat

2.500 metros cuadrados

Las obras, con un presupuesto de 5 millones, estarán acabadas en 2026 y no obligarán a cerrar el palacio a las visitas 

La operación lleva tiempo gestándose con la intención de proteger el palacio, ubicado en la calle Nou de la Rambla, blindándolo con las dos construcciones que lo flanquean; hacerlo más accesible, con una nueva entrada para el público y mejorando los espacios para las personas con movilidad reducida; dotarlo de sala de actos y de exposiciones, ahora inexistentes o muy pequeñas; y aumentar el espacio de visita, que pasará de 2.000 a 2.500 metros cuadrados. Para ello, en 2014 la diputación adquirió la casa Jordà, un edificio de cuatro plantas más subterráneo levantado en 1844 por el indiano Joan Jordà tras la demolición de la construcción anterior en 1842, cuando el general Espartero ordenó bombardear Barcelona desde Montjuïc para sofocar una revuelta popular. Ambos edificios se unirán por el patio de luces que comparten, y la casa Jordà se adaptará para acoger, entre otros, un ascensor y espacios de oficinas. Está por decidir si las nuevas salas de exposiciones y la sala de actos se ubicarán aquí o en el anexo de la casa Fradera. De lo que no hay duda es de que la casa Jordà mantendrá la fachada, y se hará por dos razones: porque está protegida y porque Gaudí diseñó la del Palau Güell para que ambas estuvieran en armonía. 

El comedor del Palau Güell.

El comedor del Palau Güell. / Ricard Cugat

Mural desaparecido

La adquisición del anexo de la casa Fradera aún no se ha cerrada del todo pero nada hace pensar que no vaya cerrarse. Tanto esta como la casa Jordà ya estaban en el radar de Eusebi Güell cuando encargó el palacio, quería comprarlas para asegurarse la respetabilidad de futuros potenciales vecinos pero no lo consiguió. Sí logró un pacto con Llorenç Fradera según el cual este no podía construir sobre el anexo del inmueble homónimo, que solo tiene una planta, y Güell, además, se quedaba con la potestad de usar la pared medianera, donde durante años lució un mural con la figura de Hércules, ahora desaparecido, pintado por Aleix Clapés, el artista que decoró con su pincel el Saló Central y las puertas de la planta noble del Palau Güell. Los nuevos espacios que se sumarán al recorrido no son los más espectaculares del conjunto, la palma se la lleva el magnífico Saló Central, ni mantienen el mobiliario original pero sí cuentan con elementos destacados como los suelos de mármol ajedrezado con círculos de piedra amarilla y roja, y los techos de piedra pulida del Garraf de color gris. El despacho de Eusebi Güell, además, está decorado con una chimenea de piedra gris con incrustaciones florales rojas atribuida al arquitecto Camil Oliveras, quien se encargó de restaurar el Palau Fonollar para el empresario antes de que Gaudí hiciera lo propio con el Palau Güell. 

Sede de una comisaría

El espacio de Nou de la Rambla pasó a manos de la diputación en 1945 tras un acuerdo con Mercè Güell, la pequeña de los hijos de Eusebi y la última inquilina del palacio. Antes, durante la guerra civil, fue confiscado y luego convertido en comisaría. Más tarde fue sede del Institut del Teatre y Museu d’Art Escènic. Hasta que en 2011 fue abierto con su aspecto original tras una profunda y larga restauración. Desde entonces han pasado dos millones de visitantes, la mayoría turistas extranjeros, y, pese a llevar la firma de Gaudí, es una obra desconocida para una gran parte de barceloneses. 

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