Homenaje póstumo

Barcelona dedicará a Oriol Bohigas una porción del paseo Marítim

Multimedia: la huella de oriol Bohigas en la arquitectura de Barcelona

El gobierno de Ada Colau opta por añadir el nombre del arquitecto al paseo sin que deje de ser el Marítim

Oriol Bohigas.

Oriol Bohigas. / JULIO CARBÓ

Carles Cols

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El Ayuntamiento de Barcelona pretende resolver con una solución comodona la promesa que el pasado 20 de diciembre realizó la alcaldesa Ada Colau en el Saló de Cent. Aquel día, a falta de funeral, porque donó su cuerpo a la ciencia, se celebró una ceremonia de homenaje a Oriol Bohigas, fallecido el 30 de noviembre. La alcaldesa anunció entonces que el polifacético arquitecto, ensayista, editor e incluso concejal durante una etapa de su trayectoria tendría una calle o plaza dedicada en Barcelona. A falta de que se superen algunos trámites, la opción elegida, algo extraña, es ponerle apellido a un paseo ya existente, el Marítim, aunque solo sea en el tramo situado frente a la Barceloneta.

Vista parcial del Paseo Marítim de la Barceloneta, que se apellidará Oriol Bohigas.

Vista parcial del Paseo Marítim de la Barceloneta, que se apellidará Oriol Bohigas. / ELISENDA PONS

Paseo Marítim Barceloneta-Oriol Bohigas. Esa sería la fórmula, cómoda porque evita el descalabro postal que suele conllevar todo cambio de nombre en el nomenclátor, algo por otra parte, muy común en la ciudad. Es también una solución cómoda, comodona, incluso, porque desdeña así alternativas más atrevidas y tal vez necesarias. En la tormenta de ideas que se desató puertas adentró del ayuntamiento se pusieron sobre la mesa soluciones más rompedoras. Una de ellas, por ejemplo, era descabalgar a otro borbón del callejero, en este caso Juan de Borbón, que tiene dedicado el amplio paseo que separa el barrio de la Barceloneta del puerto de la ciudad y de quien en vida Bohigas, convencidísimo republicano, ya expresó una vez su opinión: “Don Juan es el cero a la izquierda más ilustre de la historia española”.

[9:57 a. m., 23/3/2022] Alex Riera: Y se enfrentan a él. Fue otro artista, un americano [1:49 p. m., 23/3/2022] Alex Riera:

Otro rey, en este caso Carlos I, también fue puesto en el cadalso del nomenclátor en esa misma tormenta de ideas. Pasa muy desapercibido su caso, pero tiene un parque dedicado en la Vila Olímpica, no gran cosa, pero muy singular porque alberga una de las esculturas más singulares de la ciudad, obra de Eduardo Úrculo. Está dedicada literalmente al culo, no de forma abstracta, sino muy realista. Es una pena que sea tan poco conocida.

La decisión de apellidar parte del paseo marítimo con el nombre del arquitecto parece que ha agradado a la familia. Por varias razones. La más obvia es que se trata de un espacio que fue radicalmente transformado bajo su dirección urbanística con motivo de los Juegos Olímpicos. También porque más oblicuamente recuerda otro episodio de su trayectoria, cuando salió en defensa de los barraquistas de la ciudad, como los del Somorrostro, para los que, en pleno franquismo, pidió que no se les engañara, como en parte finalmente sucedió, cuando fueron trasladados a barrios de nueva construcción sin apenas ningún servicio esencial. Fue el llamado ‘barraquismo vertical’, cuyos quebraderos de cabeza aún perduran. 'Elogio de la barraca' no solo es un artículo periodístico referencial en la historia del barraquismo barcelonés, sino que es, además, un texto muy representativo de lo que Bohigas fue en vida, un intelectual que nunca callaba o disimulaba sus opiniones.

Hay un tercer motivo por el que la decisión, aún no anunciada oficialmente, reconforta a la familia. Aunque finalmente falleció serenamente en casa, las últimas jornadas de vida las pasó en el Hospital del Mar, que si sigue adelante la propuesta quedará situado en el Paseo Marítim Barceloneta-Oriol Bohigas, 25, 08003 Barcelona. A título de detalle histórico, merece la pena recordar que justo ahí, frente al Hospital del Mar, estuvo hasta principios de los años 60 uno de los miradores más crueles de la ciudad. Terminaba abruptamente el paseo marítimo en una barandilla, desde la cual se tenía una vista privilegiada sobre ese mar de barracas que era el Somorrostro. Las familias que residían en la ciudad canónicamente urbanizada iban a veces ahí a contemplar aquel lugar, parece que más o menos como Santo Tomás imaginaba el cielo, como un espacio en el que los santos, "para disfrutar mejor de su beatitud, se les permite contemplar el castigo de los malditos en el infierno".

Por el momento, la solución cuenta con el acuerdo de los socios del gobierno municipal, que en los tiempos que corren no es poco. El beneplácito de la familia, también está garantizado. La opinión vecinal es una materia pendiente. A fin de evitar polémicas, el paseo Marítim no perderá la palabra Barceloneta de su nombre. En cualquier caso, el principal escollo en este tipo de situaciones ya quedó resulto tiempo atrás. Para optar a una lugar en el callejero deben haber pasado cinco años de la defunción. No es el caso, cierto, pero hay una excepción. Si el personaje tiene la Medalla de la Ciudad, no se le exige esa condición.

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