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Los misterios de Barcelona: de la falla urbana a la comuna del campanero

El periodista y escritor Xavi Casinos lleva años siguiendo las huellas que los siglos de historia han dejado en la ciudad, algunas de las cuales recoge en el nuevo volumen de la serie ‘Barcelona secreta’ 

Xavi Casinos, en el pasaje de Les Manufactures, donde se aprecia el escalón de Barcelona

Xavi Casinos, en el pasaje de Les Manufactures, donde se aprecia el escalón de Barcelona / Laura Guerrero

Natàlia Farré

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El pasaje de Les Manufactures tiene historia. Mucha. La huella más antigua responde al nombre de escalón de Barcelona y se mide en millones de años. Hay que situarla en el pleistoceno. Por entonces, ese punto de la ciudad era uno de los enclaves de un acantilado en el que el mar golpeó hasta el holoceno, cuando reculó por la acción de los sedimentos que transportaba el delta del Besòs. Los geólogos definen este accidente topográfico como falla. Y la falla en cuestión se extendía (y se sigue extendiendo) desde la Trinitat a la ronda de Sant Antoni, dividiendo el plano de la ciudad en dos niveles. Su altura oscilaba entre los 10 y los cuatro metros, los que hacía (y hace) en el citado pasaje. 

28 escalones

Ahí la falla se ha fosilizado, que es como los profesionales del estudio de la Tierra identifican un vestigio del pasado cuya huella es perceptible en el presente. Así que se necesitan 28 escalones para salvar el paso que ahí discurre entre el Eixample y Ciutat Vella o, lo que es lo mismo, entre la calle de Trafalgar y Sant Pere més Alt, que es el trazado que sigue el pasaje de Les Manufactures. La huella más moderna de la vía se remonta a 1878, cuando el fabricante de tejidos Joan Cirici levantó el edifico bajo el que corre el callejón, que se mantuvo por tener servidumbre de paso, y, por supuesto, construyó la escalera que permite sortear los cuatro metros de altura que separan las dos arterias que une. 

Pasión temprana

Este es uno de los puntos donde más claramente se ven los dos planos sobre los que se ha construido Barcelona –hay otros, como el puente de Marina o la calle de Ribes, en la estación del Nord- y es el punto escogido por el escritor y periodista Xavi Casinos (Barcelona, 1963) para hablar de su libro: ‘Barcelona secreta’ (Viena edicions), el cuarto volumen de una serie que empezó en 2016 y que recoge historias, curiosidades, anécdotas y misterios de la ciudad. La elección no es baladí. “De pequeño me tenía fascinado. Recuerdo que con mi madre entrábamos en un portal, bajábamos unas escaleras y de repente aparecíamos en otro lugar”, rememora. Era cuando el pasaje, además de sitio de paso, era lugar de comercio con pequeñas tiendas que se alineaban en uno de sus costados. Todo esto desapareció con la reforma, en busca del aspecto que lucía en 1878, realizada en 2018.

Ha sido esta rehabilitación lo que ha obligado a Casinos a guardar, pese a la atracción que siente por él, el emplazamiento para el cuarto volumen. Entre todos los libros suma 240 secretos barceloneses. Y aún le “quedan un montón por explicar”, asegura. Su pasión por Barcelona arranca desde la infancia: “Ya desde muy joven que me interesaba saber cómo era antes la ciudad, así que cuando veía algo en diarios y revistas, lo recortaba y guardaba”. Luego llegó la compra de libros y también ayudaron a alimentar la pasión los años que ejerció de redactor centrado en Barcelona en El Periódico. Afirma que no conoce todas las sorpresas que esconde la ciudad, que siempre hay misterios por desvelar y que los archivos y el mercado de Sant Antoni de los domingos son buenos sitios donde indagar. 

Hotel con cripta

“Barcelona no tiene solo secretos antiguos, sino que también crea otros nuevos”, sostiene. Y ahí está uno de los más contemporáneos: una de las chimeneas de ‘trencadís’ del Palau Güell esconde la figura de Cobi. La mascota olímpica se camufla (y mucho) entre el ‘trencadís’ blanco que cubre la torre y que se restauró en 1992. De ahí el guiño olímpico de los artesanos que realizaron el trabajo. Casinos reconoce que es uno de los secretos que más le ha costado desvelar, y que invirtió un buen rato en la azotea modernista buscando el dibujo de Mariscal. Y entre los secretos más sorprendentes, la cripta del Hotel Oriente, que mucho antes de establecimiento para huéspedes fue convento y colegio de los Framenors. “Sabía que conservaba parte del claustro en la recepción y túneles subterráneos ahora tapiados, pero no esperaba encontrar seis nichos que formaban parte de la cripta del antiguo convento en el subsuelo”.  

Pero en el libro hay mucho más: desde una ventana en la calle del Call que es vestigio de un viejo castillo que reforzaba la muralla en la Edad Media hasta la comuna construida en el siglo XV en la azotea de la catedral para las necesidades del campanero que no podía dejar su puesto ni por necesidad. Y es que Barcelona tiene siglos de historia que han dejado incontables huellas, secretos y misterios. Casinos aspira a contarlos todos. 

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