La educación en Catalunya

Las escuelas de L'Hospitalet lloran el "olvido" de Educació

Los centros Frederic Mistral, Bernat Metge, Busquet i Punset, Joaquim Ruyra y Milagros Consarnau esperan reformas desde 2008

El colegio Paco Candel, pionero del proyecto Escola Nova XXI, lleva 10 años en barracones y reclama ya el nuevo edificio

Barreras arquitectónicas en el colegio Frederic Mistral de L'Hospitalet. Un alumno con muletas sube con ayuda la escalera.

Barreras arquitectónicas en el colegio Frederic Mistral de L'Hospitalet. Un alumno con muletas sube con ayuda la escalera. / Manu Mitru

Montse Baraza

Montse Baraza

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El polémico cierre del colegio concertado Acadèmia Cultura de L'Hospitalet de Llobregat es "la punta del iceberg" de la situación educativa que vive la segunda ciudad de Catalunya, "olvidada" por el Departament d'Educació. El municipio sigue esperando, desde 2008, inversiones en varios centros educativos que forman parte del llamado Plan de Urgencia. Se trata de las escuelas Frederic Mistral, Bernat Metge, Busquet i Punset, Joaquim Ruyra y Milagros Consarnau, todas de más de 50 años de antigüedad y con deficiencias que requieren reformas en profundidad. En la misma situación está el Instituto Rubió i Ors. Hasta ahora, Educació ha ido haciendo alguna que otra actuación, pero no de la intensidad que reclaman estos edificios de los años 70.

Otro colegio, el Paco Candel, uno de los 5 centros que fue pionero en Catalunya del proyecto innovador Escola Nova XXI --base ahora del modelo educativo competencial--, espera aún en barracones que la 'conselleria' firme el convenio con el Ayuntamiento de L'Hospitalet para poder iniciar las obras del nuevo edificio.

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Baldosas rotas en uno de los pasillos del colegio Frederic Mistral de L'Hospitalet. / Manu Mitru

En la escuela Frederic Mistral, que acoge a 350 alumnos de infantil y primaria, están especialmente preocupados por las barreras arquitectónicas y por el estado de los techos. El edificio no tiene ascensor y por tanto no puede ser una escuela inclusiva como querría la dirección. Cada vez (pocas, por suerte) que un alumno se tuerce un tobillo o se rompe la pierna, subir las escaleras a los pisos superiores es un suplicio. Estos días ha pasado. Y el colegio ha organizado un dispositivo especial para que el niño afectado pueda subir y bajar en horario tranquilo y acompañado de personal del centro. 

Obras puntuales

En estos años, se han ido cambiando el tejado de fibrocemento --costeado por Educació y ayuntamiento--, la caldera y los radiadores, y se han hecho cuatro aulas nuevas, además de cambiar las persianas viejas a medida que dejan de funcionar o las baldosas a medida que se caen. La mejora en calefacción no se acaba de notar porque las ventanas son viejas y entra frío en invierno. Los techos de porexpan piden a gritos un cambio. "Con el viento, las placas se levantan o se caen. Las vamos cambiando y nunca ha pasado nada grave, pero es peligroso", subraya la directora, Elisabeth Lucena. "Tenemos un proyecto educativo potente pero si ves las instalaciones, hay una sensación de dejadez porque el deterioro es cada vez mayor", lamenta Lucena, a pocos días de las jornadas de puertas abiertas con las familias.

"Tenemos una sensación de desatención y pedimos el trato que merece la segunda ciudad de Catalunya"

— David Quirós, concejal de Educación de L'Hospitalet

La situación es similar en el resto de centros del Plan de Urgencia. En todos estos años, tan solo se han sustituido 6 cubiertas de fibrocemento, 3 escaleras de emergencias, las calderas, parte de los bloques sanitarios del Milagros Consarnau y la cocina del Joaquim Ruyra. Algunas de estas obras, como las calderas, han ido a cargo del presupuesto municipal.

El pasado 2 de febrero, la alcaldesa, Núria Marín, reclamó al 'conseller' Josep Gonzàlez-Cambray un compromiso de inversión, a la vista de que en los presupuestos de 2022 no figuraba nada para las escuelas del Plan de Urgencia. Este se remitió a futuros acuerdos de Govern para dar respuesta a estas demandas.

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Vista de los barracones del colegio Paco Candel de L'Hospitalet de Llobregat. / Manu Mitru

La escuela Paco Candel, que acoge a 450 alumnos de infantil y primaria, lleva más de 10 años en barracones y espera impaciente el prometido nuevo edificio. Profesores y familias están pendientes de que Educació firme el convenio con el ayuntamiento que permitiría iniciar las obras. ¿Qué impedimento hay? Pues que el proyecto cuesta 1,3 millones más de los seis que el Departament está dispuesto a gastar. Será una escuela en consonancia con la filosofía de la Escola Nova XXI, sostenible y ecológica. El ayuntamiento se ofrece a avanzar esos 7,3 millones para que puedan empezar las obras y que Educació se lo devuelva a partir de 2024, pero como no tiene competencias necesita un convenio que le respalde jurídicamente.

"Nadie al otro lado"

El concejal de Educación de L'Hospitalet, David Quirós, insiste en que el ayuntamiento tiene voluntad de ayudar, incluso de financiar o avanzar el coste de algunas obras que necesitan los centros de la ciudad, pero lamenta que "al otro lado, no encontramos a nadie". Quirós señala la "sensación de desatención" que tiene el municipio y lamenta la "poca consideración" por parte del Govern hacia la segunda ciudad de Catalunya. Opina que la ciudad merecería un trato preferente y reclama al Govern diálogo para abordar la complejidad territorial de L'Hospitalet y actuar. Darle al municipio, en definitiva, "el trato que toca".

La ciudad, además, tiene unas cifras de matrícula viva elevadísimas. A 28 de enero, y desde el inicio de las inscripciones, un total de 1.500 alumnos se han ido incorporando al sistema educativo del municipio. Alumnos la mayoría de ellos vulnerables y con dificultades varias, empezando por las del idioma. De hecho, L'Hospitalet invierte 6,3 millones de euros en becas comedor, de los que la Generalitat aporta 5 y el ayuntamiento, el resto para poder atender la elevada demanda. "Hay perfiles de muy alta vulnerabilidad que con los criterios exclusivamente económicos de la Generalitat quedan fuera del circuito de becas", explica Quirós. Este curso, un total de 7.886 alumnos de la ciudad se benefician de estas becas.

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