Urbanismo

Foment alerta de que las 'superilles' del Eixample de Barcelona llevarán al paro a 25.000 trabajadores

La patronal y los sectores económicos significativos de la ciudad solicitan al ayuntamiento que paralice el programa de las supermanzanas

Superilla en el barrio de Sant Antoni de Barcelona

Superilla en el barrio de Sant Antoni de Barcelona / FERRAN NADEU

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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Foment del Treball reclama al Ayuntamiento de Barcelona que paralice el programa de 'superilles' en el Eixample porque es "gravemente perjudicial", al generar un incremento de la contaminación y "desincentivar" los desplazamientos hacia Barcelona y la movilidad entre distritos. Esta situación provocará, según sus estimaciones, una caída del 20% de la facturación en los comercios y la restauración, unos 3.500 millones de euros, así como la pérdida de 25.000 puestos de trabajo "como mínimo".

Desde el punto de vista social, subraya la patronal, la "tan gastada pacificación de las calles" originará "conflicto social y enfrentamiento entre ciudadanos" y los propios vecinos del barrio. En su opinión, las pretendidas mejoras en unas calles se verán anuladas por los perjuicios en otras. De esta manera, insiste, la vida será "más difícil" para las personas que viven fuera de Barcelona y trabajan en ella, y para los que residen en la ciudad y se desplazan a otras poblaciones. Precisa que cada día atraviesan el Eixample 300.000 vehículos, lo que en el caso de continuar con el proyecto habrá un caos circulatorio en el distrito y se saturarán las rondas.

Foment denuncia, a través de un comunicado, que "no se han establecido ni evaluado los efectos de las actuaciones" que en el Eixample tendría el programa de supermanzanas desde el punto de vista de la movilidad urbana y metropolitana. Así advierte que esta actuación afectará "muy gravemente" al comercio de centralidad, las industrias culturales, la restauración y el ocio. Para la organización empresarial, el programa 'superilles' de Barcelona es un "claro ejemplo de política equivocada" que "debería ser rectificada", por lo que reclama no solo que se frene, sino que el ayuntamiento abra un diálogo con los agentes económicos.

Gabriel Jené, de la plataforma Barcelona Oberta, explica a este diario que los comercios del Ciutat Vella y de l'Eixample reciben un 57% de visitantes foráneos, tanto de fuera de Barcelona como de barrios periféricos de la ciudad. La limitación de la accesibilidad a estos distritos generado por las 'superilles' provocaría que una parte de este colectivo se desplace a otras poblaciones, como La Roca del Vallés. Esta situación redundaría en la "pérdida de oferta comercial", convirtiendo la capital catalana, en su opinión, "en una ciudad gueto o dormitorio". Los locales del centro, incide, "necesitan de los visitantes para mantener su actividad y los negocios".

Más de una veintena de ejes verdes

En una reunión mantenida el pasado 21 de diciembre en la sede de Foment con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, los representantes de los sectores económicos de la capital catalana expresaron su "amplio rechazo" al modelo urbano que defiende el gobierno municipal y, en especial, la estrategia de las 'superilles' de Barcelona". Para la patronal, los itinerarios posibles de estas supermanzanas no permitirán atravesar con continuidad el Eixample en coche y los cruces serán plazas y espacios para paseantes, "hecho que reubicará el aparcamiento y el mobiliario urbano actual". 

Después de algunas pruebas en los distritos de Horta y Poblenou, según dice el comunicado de Foment, el ayuntamiento decidió crear en l'Eixample y parte del Gràcia 21 ejes verdes, en los que las calles tendrán un solo carril de circulación (una velocidad máxima de 10 km/h) y habrá más espacio libres de coches. Está previsto que esta primavera se conviertan en "eje verde" algunos tramos de las calles Consell de Cent, Rocafort, Comte Borell y Girona.

En su duro alegato, Foment lamenta "el uso de un lenguaje bélico" ("solo puede ser pacificado lo que antes ha estado en guerra", detalla) por parte del ayuntamiento para referirse al vehículo privado, "cuyo uso los ciudadanos hacen perfectamente compatible con sus desplazamientos a pie o por otros medios".

Colapso y embotellamientos

La organización empresarial recuerda que cada día atraviesan el Eixample 300.000 vehículos y que en la actualidad, según el RACC, se forman alrededor de 14,6 kilómetros de cola de vehículos en hora punta en diferentes tramos de este distrito. Con la instalación de la primera supermanzana, el colapso crecerá un 26% (caravanas de 18,9 km) a partir de 2023 por el aumento de la intensidad media de coches que circulan por las calles adyacentes al nuevo eje verde, según el club automovilístico.

Las calles que más sufrirían, siempre según este análisis, son Comte Urgell y su continuación en avenida de Sarrià, Gran Via y Consell de Cent. En menor medida, la Diagonal y Aragó. Ahora, partes importantes de las rondas y de estas vías, argumenta la patronal, ya están saturadas, lo que denota "poco margen" de capacidad para absorber los desplazamientos de vehículos expulsados de la 'superilla'. A esta circunstancia, la entidad añade "el efecto acumulado" de la circulación en el eje Llobregat-Besós y el tranvía de la Diagonal, una afectación que se verá agravada en las vías que cruzan Barcelona de montaña a mar por las actuaciones previstas en la Via Laietana.