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La ruta de la felicidad de Barcelona

¿Tienes uno de esos días en que te enteras menos de lo que pasa que la infanta Cristina? En este 'happiness tour' te enseñan a ser feliz sin necesidad de comer perdices mientras haces turismo por Ciutat Vella

La ruta de la felicidad de Barcelona

La ruta de la felicidad de Barcelona / Manu Mitru

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Es de esos días que deprimiría hasta a Mr Wonderful. Es enero, hace frío y te enteras menos de lo que pasa que la infanta Cristina. Hasta que llegas a Arc de Triomf. Hay un tipo con sonrisa de Mona Lisa y un girasol en formato paraguas. Es él. El que promete por internet “sonrisas garantizadas”. Se le van acercando turistas con cara de vacaciones. Hola, qué tal, ¿estamos todos? El guía se hurga los bolsillos y saca ¡un matasuegras! Lo sopla con energía de Nochevieja. Así arranca este tour. Es “la ruta de la felicidad”

Es la palabra más repetida por los gurús de las tendencias: “Fe-li-ci-dad”. Tras dos años distópicos en los que solo ha faltado por tachar de la agenda apocalíptica la plaga de langostas, este 2022 toca buscar la paz interior a lo dalái lama. Hasta las divas del sad-pop -Lorde, Lana del Rey, Billie Eilish- cantan ahora a la felicidad. ¿La receta? “No necesitas nada para ser feliz”, te garantiza Aidan al conocerte. “Ya tienes todos los ingredientes”.

“No necesitas nada para ser feliz”, te garantiza el guía. "Ya tienes todos los ingredientes"

Tiene más datos en la recámara que la voz en off de 'Saber y ganar'. Aidan Conway, 33 años. Hace 5 que se mudó de Dublín. Historiador y psicólogo. Lo mismo te suelta un chascarrillo de Dalí que te pone a meditar o te cuenta un chiste. @thehappierguide en Instagram. El guía más feliz. Es experto en la ciencia de la felicidad. Lo suyo es la psicología positiva. Muy conveniente ahora que todos tenemos a algún positivo cerca. 

Antes del covid, solía guiar 'tours' de Gaudí, en bicicleta, entre cervezas. En agosto empezó a ejercer de guía de la felicidad. Organiza este happiness tour –de momento solo en inglés- vía Airbnb Experiences y Meetup, donde tiene un grupo con un centenar de miembros risueños. “Es una mezcla entre psicología e historia y un poquito de filosofía”, resume su ideólogo. Barcelona, asegura, es una ciudad perfecta para este 'tour.' “Solo hay que caminar por las calles para encontrar inspiración”. 

La base de la felicidad

“¿Qué es para vosotros la felicidad?”. Aidan lo suelta a bocajarro a medio camino de la Ciutadella. “Chocolate”, “la familia” -van diciendo los turistas-, “buena comida y compañía”. “Paz interior”, es la respuesta más recurrente. El guía saca su bloc y enseña a un vikingo. De ellos viene la base de la felicidad, dice: “Hap” (de 'happiness', en inglés). “Significa suerte”, se encoge de hombros. “Históricamente, la felicidad siempre ha estado conectada con la suerte”. Algo externo que hay que conseguir. “Crees que serás feliz cuando puedas tener todo lo que quieras”. Aidan enseña al genio de 'Aladdin'. “Ahora tenemos algo mejor que tres deseos”. Pasa la página del bloc y aparece Jeff Bezos. “Amazon”, se ríe.   

¿El país más feliz del mundo? Sigue siendo Finlandia, según la lista anual del World Happiness Report. Sin sol, sin playa, sin tapas. En el último ránking de ciudades, Barcelona ocupaba el puesto número 55. “Mi intención es demostrar que la felicidad tiene que venir desde dentro”, justifica el psicólogo. ¿Qué es la felicidad para un experto en felicidad? “Es estar en este momento –responde- sin querer estar en otro momento”.

Aidan descubre a los turistas qué artista diseñó el logo de Chupa Chups.

Aidan desvela a los turistas qué artista diseñó el logo de Chupa Chups. / Manu Mitru

“Un regalito”. El guía se pone a repartir Chupa Chups a discreción. Forma parte del turisteo: ninguno de los presentes sabía que el logo del envoltorio es de Dalí. “Y la mayoría no toma un Chupa Chups desde que tenía 9 años”, justifica Aidan. Sí, es un alivio volver a meterse un palito en la boca que no sea para un test de antígenos. 

La panda de turistas con Chupa Chups acaba meditando en la Ciutadella. “Unos minutos de meditación cada día pueden cambiar la mente”, garantiza Aidan. “Necesitamos estímulos siempre”, reniega. Da fe compartiendo un antiguo estudio: el experimento consistía en estar solo sin hacer nada durante 15 minutos en una habitación donde solo había un botón que daba descargas. Lo pulsó más de uno. “Todas las desgracias del hombre –Aidan parafrasea al filósofo Blaise Pascal- vienen del hecho de no ser capaz de estar en una habitación quieto más de 5 minutos”.

Parada para meditar en el parque de la Ciutadella.

Parada para meditar en el parque de la Ciutadella. / Manu Mitru

El 'tour' callejea por Ciutat Vella entre chascarrillos históricos, experimentos que te ponen la sonrisa de punta y alguna parada para repostar felicidad azucarada. Aidan empieza hablando de Gaudí y acaba debatiendo sobre el sentido de la vida. Señala un ventanal con los reyes católicos y termina preguntando si hay que casarse para ser feliz. La respuesta científica, por cierto, es que “los casados son más felices que los solteros solo cuando es un buen matrimonio”. Menos los tertulianos de 'Sálvame', se da por hecho. 

¿De lo que más se arrepiente la gente antes de morir? De haber perdido la relación con viejos amigos

Moraleja callejera: la amistad es básica en esto de la felicidad. ¿De lo que más se arrepiente la gente antes de morir? Lo descubrió una experta en cuidados paliativos: de haber perdido la relación con viejos amigos. Incluso puede ser malo para la salud, cuenta Aidan. “La gente que no tiene buenos amigos se muere antes, como los que fuman”.  

"Se puede aprender a ser feliz"

A estas alturas del 'tour', ya escuchas al guía con más atención que si fueras Villarejo. El 50% de la felicidad está en los genes –Aidan tira de estadísticas-; el 10%, en el contexto; el 40% restante depende de cómo vemos el mundo. Es ese 40% el que se puede cambiar, desvela. Él lo compara con aprender a tocar un instrumento. “Nadie va a ser bueno en guitarra o piano sin practicar. Lo mismo con la felicidad: tenemos que practicar. Se puede aprender a ser feliz”. 

“Hay que empezar hoy a ser feliz”, asiente Steinros, islandesa, tras tres horas de 'tour'. Aidan acaba de decir que vivimos unas 4.000 semanas. Así visto, 82 años no parecen tanto.  

“Toma el control de la felicidad”, insiste el guía. “Hoy mismo. Ahora mismo”. No hay que ganar la lotería, no. Ni siquiera Eurovisión. “Todo esto lo podemos hacer hoy y gratis”. Y repite los ingredientes que ha ido desgranando en el paseo: “Estar más presente en el momento. Gratitud. Altruismo. Poner más energía en las relaciones que importan”. 

No serán felices para siempre. Aquí uno se despide sin finales marca Disney. Sin ganas siquiera de comer perdices. “No sería buena idea erradicar la tristeza, si pudiéramos –concluye Aidan-. Si eres superfeliz siempre, no vas a valorarlo”. 

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