Sondeos municipales

Historia del barómetro municipal (y 3): la demoscopia del yo me lo guiso yo me lo como

Las encuestas son una hábil herramienta para legitimar decisiones o proyectos de ciudad. Colau, con las supermanzanas. Trias, con la prostitución. Hereu, con el tranvía. O Clos, con el Fórum de les Cultures. Los resultados no siempre alcanzaron el objetivo perseguido.

tranvia diagonal

tranvia diagonal / Ricard Cugat

Carlos Márquez Daniel

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  • En anteriores capítulos de análisis histórico de los barómetros municipales de Barcelona ya les hablamos de política y de preocupaciones ciudadanas. Hoy, para cerrar el círculo, abordaremos las preguntas de actualidad incluidas en cada sondeo a propuesta del departamento de Estudios de Opinión o, sobre todo, por orden del gobierno de turno. Son un buen reflejo del momento, y también una hábil herramienta para legitimar decisiones o proyectos de ciudad en marcha. El primer barómetro se elaboró en 1989, pero no fue hasta este siglo que se empezó a reflexionar sobre noticias o acontecimientos concretos. El Fòrum, la zona verde, el turismo, las bicis, la contaminación, el civismo, la seguridad..., sin saberlo, llevamos más de 20 años practicando el arte de la consulta ciudadana. Sin ser vinculantes, pero sí balsámicas. Y una manera de comprobar que esto de las ciudades es un constante 'déjà vu'.

Repasemos lo acontecido desde 2004, primer año del que hay documentación disponible en la web del ayuntamiento sobre estas cuestiones de actualidad. Aquel año, el consistorio preguntó sobre cuál era el aspecto más importante que debería mejorarse respecto al civismo. Lo más votado (43,3%), incrementar el gasto en limpieza, algo que, 18 años después sigue de rabiosa actualidad en un momento en el que Barcelona está en tránsito entre una contrata a otra y flota en el ambiente una cierta sensación de que falta baldeo, extremo que el ayuntamiento confirmó al activar, en octubre de 2021 un plan de choque de 70 millones.

Todo iba bien

También se inquirió, como era de prever, sobre el Fòrum de les Cultures, sobre si era importante para la ciudad. El 77,5% de los entrevistados dijo que era un acontecimiento bastante o muy relevante para la capital catalana, y solo el 12% consideraban que carecía de interés. La nota media sobre la celebración era de 7,7. Todo parecía ir bien. Pero pasados aquellos meses, ya nada fue igual en los barómetros: bajó la valoración de los líderes (Joan Clos pasó del 6,3 al 5,1) y el optimismo sobre el devenir de Barcelona no volvió a ser el mismo. Curiosamente, y a toro pasado, no se volvió a preguntar sobre el Fòrum. Quizás se pecó de optimismo, pero lo cierto es que, en términos generales, el barómetro ha sido un buen termómetro de la realidad.

Joan Clos, en diciembre de 2003, pasa revista a las obras del Fòrum de les Cultures

Joan Clos, en diciembre de 2003, pasa revista a las obras del Fòrum de les Cultures / Danny Caminal

También se ha usado para sacudir pulgas. Como lo sucedido en julio de 2007 tras un gran apagón que cortó el metro, dejó las calles sin semáforos y, en resumen, convirtió la ciudad en un pequeño Saigón. El barómetro de septiembre tiró con bala: "¿Quién considera que es el principal responsable?". El 50,3% de los entrevistados señalaron a Fecsa-Endesa y las administraciones públicas estaban por debajo del 10%. En ese mismo barómetro se preguntó sobre las incidencias en Rodalies. el 36,5% culparon a Renfe y el 21,5% al Gobierno de España. Faltaban tres años para el primer traspaso de competencias al Govern (horarios, frecuencias, tarifas y líneas), pero el 10,1% ya culpaba a la Generalitat. Rodalies y Endesa, señalados...; no han cambiado tanto las cosas.

Grandes apagones o fallos en el tren servían para recordar que el consistorio no tenía la culpa y que la responsabilidad era de otros. Endesa y Rodalies, por ejemplo

En diciembre de 2008 se abordó un asunto que por aquel entonces era un largo río tranquilo pero que año y medio después precipitaría el fin a 32 años de gobiernos socialistas en la ciudad. La Diagonal, por supuesto. Más de la mitad de los consultados se posicionaban a favor de la reforma de la avenida y solo el 27,9% estaban en contra. En otra pregunta, y aquello debió dar alas al gobierno de Jordi Hereu como le sucedió a Clos con el Fòrum, el 79% era favorable a la unión de los dos extremos del Tram. Todo bien, pero un mes después, en enero de 2009, Jordi Portabella (ERC) forzaba la consulta que se celebró en mayo de 2010. Remató la faena CiU añadiendo la fatídica opción C de dejar la Diagonal como estaba. La política se comió el barómetro.

La Sagrada Família, bien

Meses después, por añadir algo de humor, se preguntó por la evolución de las obras de la Sagrera. Eran muchos más los que veían que la cosa progresaba adecuadamente. Han pasado 13 años y la obra está al 50%. Acertaron el 27,9% que habían respondido "no sabe o no contesta". Infraestructuras y calendarios, mejor no jugársela. En 2010 se preguntó sobre el templo de la Sagrada Família. El 7 de noviembre, el papa Benedicto XVI visitó la ciudad y consagró la basílica. Según el barómetro, uno de cada tres barceloneses no había visitado nunca la obra de Gaudí, eran mayoría los que consideraban el monumento un activo turístico fundamental y solo el 36% opinaban que no se debió ir más allá de la parte auténtica del genial arquitecto que murió atropellado, ya es casualidad, por un tranvía. Se preguntó, además, y fue la primera vez, sobre las bicicletas. Muchas obviedades, como la importancia de los elementos de seguridad, y algún que otro 'flash' que ahora vuelve a estar de actualidad, como ese 43% de entrevistados que estaban a favor de exigir a los ciclistas un permiso de circulación.

Banderolas anunciando la consulta de la Diagonal, en el paseo de Sant Joan, a principios de 2010

Banderolas anunciando la consulta de la Diagonal, en el paseo de Sant Joan, a principios de 2010 / Francesc Casals

La llegada de CiU al gobierno municipal mantuvo preguntas clásicas (sobre el verano, sobre las fiestas de la ciudad), pero sumó cuestiones como la prostitución. El 69% de los barceloneses dijo en el barómetro de junio de 2012 que era un problema grave o muy grave. Todo, para acabar preguntando lo que el ayuntamiento convergente tenía entre manos, prohibir la actividad de las meretrices en la vía pública, medida que apoyaba el 80% de los entrevistados. En 2013, en unos momentos en los que la ciudad intentaba proyectarse al mundo bajo el paraguas de la 'smart city', se sacaron a colación los grandes acontecimientos y su efecto en Barcelona. En el pleno municipal se discutía sobre la conveniencia de explotar hasta la saciedad la marca Barcelona, pero el barómetro decía otra cosa: se valoraba muy positivamente el efecto que estos eventos tenían tanto en la economía local como en la doméstica. Y a la pregunta sobre si les gustaba que la capital fuera sede de acontecimientos, el 90,4% se mostraba de acuerdo. En resumen, respaldo a la hoja de ruta municipal. Meses después, en pleno debate sobre la inauguración del Born Centre Cultural y su papel como futuro epicentro del tricentenario de 1714, el barómetro también metió baza.

Julio de 2014. Exposición sobre 1714 en el Born Centre Cultural

Julio de 2014. Exposición sobre 1714 en el Born Centre Cultural / Ferran Nadeu

La llegada de los 'comuns' mantuvo la tradición de barrer para casa. En su caso, incluso, podría afirmarse que la cosa ha ido a más. Tema de actualidad de la primera encuesta bajo su mandato, en 2015: la desigualdad. Con una pregunta con un punto de trampa: "¿Las administraciones deben actuar para contrarrestar las desigualdades económicas existentes entre los ciudadanos?". Quizás la respuesta lógica habría sido otra pregunta: ¿Pero no lo hacían hasta ahora? Lo cierto es que el 87,4% dijeron que sí, que algo había que hacer. En mayo de 2016, en pleno debate sobre la ciudad refugio, se preguntaba sobre la posibilidad de acoger a personas que escapaban de la guerra, una competencia estatal y no municipal, y ahí estaba el truco. Un 87,7% estaba a favor. Y otra afirmación sutil a la que el entrevistado podía o no adherirse: "El Estado no se preocupa de acoger a los refugiados y por tanto Barcelona debe tomar la iniciativa". El 70,5% de los consultados, a favor. Otro espaldarazo.

Giro hacia el medio ambiente

En junio 2017 se produjo un primer giro hacia la sostenibilidad en pleno debate sobre el uso del vehículo privado y las supermanzanas. Se preguntó sobre la contaminación (se hizo lo mismo en diciembre de 2019, pero bajo el epígrafe de 'cambio climático') en un momento en que ya se hablaba de la zona de bajas emisiones, con preguntas que evidenciaban que, como es lógico, el ciudadano quiere una Barcelona lo menos polucionada posible. En septiembre tocó hablar de muertos, de servicios funerarios en un momento en que el gobierno quería ofrecer entierros 'low cost'. Y en junio de 2018, otro clásico de los 'comuns': la vivienda. En este caso, para blindar la voluntad municipal de poder regular el precio del alquiler, medida que tenía el apoyo del 75,4% de los entrevistados.

Manifestación en contra de la presencia de coches en los entornos escolares, en febrero de 2021

Manifestación en contra de la presencia de coches en los entornos escolares, en febrero de 2021 / Joan Mateu Parra

Seis meses después, y 11 años después de que lo preguntara Hereu, el barómetro regresaba al tema del tranvía. Eran tiempos de tensión política, con Esquerra deshojando la margarita sobre si apoyar o no el proyecto, como finalmente haría. El respaldo a la conexión seguía en buena forma con el 62,9% a favor. Otro lío por resolver se dilucidó en la consulta de 2019: el 79,6% de los consultados, a favor de la gestió pública del agua, es decir, a favor de Ada Colau y contra Agbar, guerra que hoy sigue tan abierta como el primer día.

Los últimos barómetros han tenido la pandemia como protagonista. Teletrabajo, estado de salud, disposición a vacunarse o el papel que debe jugar el turismo (aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid) en la recuperación económica después del covid. El presentado hace unas semanas volvió a preguntar sobre el cambio climático. Y sí, la gente todavía quiere una ciudad más limpia. Los clásicos nunca mueren.

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