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El salto al futuro del Club Natació Barcelona

La entidad afronta una reforma de 12 millones de euros que garantizará su continuidad con la inversión de un privado que alquilará parte del espacio

Se reformará la histórica piscina de la Escullera, la primera que se hizo en Barcelona, se hará otra nueva y se instalarán placas solares

Toni Sust

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Cualquier barcelonés que ronde los 50 años y que aprendiera a nadar en las aguas de su piscina histórica, la de la Escullera, la primera que se hizo en Barcelona y la primera cubierta y climatizada en España, recordará cómo estaba el Club Natació Barcelona hace cuatro décadas. Era bonito, encantador incluso, aunque algo decadente, como lo era la situación preolímpica de las playas de la ciudad. Aquellos viejos nudistas que hacían fuego en la arena. Aquellas instalaciones históricas que necesitaban algo más que un lavado de cara.

La piscina en la que nadaban aquellos niños está ahora vacía, como la contigua, más pequeña, en la que el primer día te hacían la prueba para determinar tu nivel y darte un color: el negro era el de los mejores. Está en desuso desde hace 20 años. Este año se cumple un siglo desde que se inauguró, obra de Jaume Mestres. El club fue fundado por Bernat Picornell en 1907.

 Instalaciones del Club Natació Barcelona, con varios frontones al fondo, a la izquierda, que desaparecerán.

 Instalaciones del Club Natació Barcelona, con frontones al fondo, a la izquierda, que desaparecerán. / Jordi Cotrina

Impresiona verla ajena a la vida exterior, salvo por la presencia de algunas palomas que revolotean, y que han dejado parte del suelo lleno de excrementos. Pero es algo que no tardará en cambiar. El recinto vivirá una remodelación que le devolverá la vida. Y no solo la piscina histórica: el club en su conjunto será objeto de una reforma que debe llevarlo al futuro.

La decadencia

En los años 90 del siglo pasado, Bernat Antràs se hizo socio. Lo es desde 1996. “Estaba preocupado. Veía que el club pintaba mal”. Coherente con su inquietud, dio un paso adelante y en diciembre de 2014 se convirtió en presidente de la entidad. “El número de socios caía. Por la crisis de 2008, que todavía se arrastraba. Se borró mucha gente. Las instalaciones estaban deterioradas y no había dinero para invertir en su rehabilitación”.

La decadencia, recuerda, también se notaba en lo deportivo. “Era un reflejo evidente de la situación. El equipo de waterpolo, campeón de Europa en 1982, el que más ligas españolas ha ganado (58), tenía dificultades para aguantarse en la categoría, no se clasificaba para competiciones europeas y le costaba jugar la Copa del Rey (ocho en el palmarés). Los chicos no nadaban en División de Honor”.

Cuando recortar no funciona

“Vimos claro que no podíamos pensar en pequeño. Que era imposible en aquellas condiciones pagar las deudas y equilibrar las finanzas. Había que incrementar la masa social, podías recortar más pero sería peor, la solución solo podía ser encontrar un catalizador para dar la vuelta a la situación”, prosigue.

El catalizador es una reforma que cuenta con la colaboración de un privado, Green Track, algo que según Antràs es posible y viable porque existe un activo concreto: “La localización del club permitía desarrollar un proyecto que generase suficiente negocio como para pagar la parte que no lo es, la del deporte y la rehabilitación”. En 2015, los socios aprobaron en dos asambleas abrirse a un proyecto de reforma (en la primera) y elegir al socio privado (en la segunda). Se tomó la decisión de alquilar una quinta parte del espacio. Sobre la apuesta comercial, Antràs es rotundo: “No había otra opción”.

La inversión total será de 12 millones de euros. “Seis son para la zona del club y los otros seis para la zona que se alquilará al privado”, que de hecho debe abonar un alquiler desde el 1 de julio de 2023 hasta el 31 de diciembre de 2036. La gracia del asunto es que avanza el pago del alquiler y abona los seis millones para la reforma, con lo que logra un ahorro respecto del coste que tendría normalmente. En cuanto a la oferta, el CNB tendrá una parte de ocio comercial abierta a los no socios que justifica la inversión de Green Track.

Con esos recursos, el Natació Barcelona afronta una serie de cambios que de hecho son posibles porque al disponer de un plan de futuro logró que el Puerto de Barcelona prolongara la concesión del club hasta 2036, un margen necesario para la operación. “Hemos tenido un apoyo extraordinario por parte de la Autoridad Portuaria de Barcelona. Se pueden poner todas las medallas. Y siempre ha sido con una exigencia rigurosa de la legalidad”. Con el ayuntamiento, relata, no ha habido tanta proximidad por lógica, porque su implicación en el espacio no es la misma: “Finalmente, nos ha dado todas las autorizaciones y los permisos. El permiso de obras y el de actividad”.

La piscina de agua de mar, junto a la que se construirá otra climatizada de 33 metros de largo y 25 de ancho.

La piscina de agua de mar, junto a la que se construirá otra climatizada de 33 metros de largo y 25 de ancho. / Jordi Cotrina

Obras iniciadas

Las obras ya han comenzado. La segunda quincena de diciembre pasado empezaron las de los vestuarios interiores. Está previsto que los trabajos acaben en 2023, y que en la primavera de ese año ya haya inauguración. Con todo, la recuperación de la piscina de la Escullera concluiría después, a final de año. Lo cuenta el director general del club, Xosé Carlos Fernández, paseando por el borde del vaso vacío, en el que reposa una paloma fallecida.

En el futuro, la piscina de la Escullera invertirá su distribución anterior. La piscina pequeña, la que está en el lado montaña del recinto, desaparecerá, y la grande se desplazará hasta esa pared. En el espacio ganado en el lado mar se instalará un gimnasio de saltos. Uno de los aspectos que el club subraya de la recuperación de la piscina es que Barcelona volverá a tener una piscina de saltos interior, lo que permitirá que el deporte de base se desarrolle todo el año. Ahora, explica Fernández, se hace en exterior pero durante todo el año solo los mejores pueden practicar en el Centre d’Alt Rendiment (CAR) de Sant Cugat.

Placas solares

La que se conocía como piscina del globo, por el globo que la tapaba, que está junto al restaurante, desaparece, y se hará una nueva de 33 metros de largo y 25 de ancho, climatizada que tendrá al lado una pequeña, familiar. Estarán hechas en julio próximo.

La nueva piscina grande estará en paralelo a la de agua de mar, probablemente la joya principal del club en los últimos años, con agua extraída de la capa freática, que también será puesta al día. Cuenta Fernández que se ha solicitado al Ministerio de Sanidad que se la reconozca como piscina de mar. También se remodela la Nova Escullera, que sucedió a la histórica y la de agua de mar. Se arreglan vestuarios y se habilitan nuevos espacios.

Uno de los cambios radicales es el energético: en el futuro, las piscinas climatizadas, es decir todas menos la de agua de mar, se calentarán mediante placas solares. Porque es más eficiente y porque será obligatorio para la nueva piscina exterior. Y además, subraya el director general, porque el precio de la energía encarece sobremanera la operación. El club está estudiando la posibilidad de emplear placas mixtas, que sirvan tanto para generar electricidad como para calentar el agua. Si se usan de los dos tipos, se da el caso de que durante varios meses las que calientan el agua de la piscina exterior no tienen función.

El número de socios

Antràs tiene claro cuántos socios se necesitan para que no regrese la decadencia. No se trata, dice, de ganar dinero por ganarlo. Pero sí para garantizar una supervivencia de calidad. Cuando llegó había algo más de 5.000 socios. “Logramos subir a 6.800. Con la pandemia el número bajó a entre 4.800 y 5.000. Ahora tenemos unos 6.000”. Con 7.000 socios, afirma, ni se pierde ni se gana dinero. Con 7.500 se gana lo necesario para tener reservas. Más allá de ese número, “cuando esté todo saneado”, concluye, serán los socios los que decidirán si ha llegado la hora de limitar el acceso y abrir una lista de espera o si prefieren seguir aceptando a nuevos miembros.  . 

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