Historia del urbanismo

La estrella de la Sagrada Família tuvo un gemelo obra de un discípulo de Gaudí en 1929

Lluís Bonet i Garí diseñó un pabellón para la Exposición Universal de Barcelona que blandía en su parte más alta un astro muy parecido al recién estrenado en la basílica

Barcelona  pavellon banco vitalicio 1929  Vista exterior del pavelló del Banco Vitalicio (ANC). Si bé Bonet i Garí era un noucentista, en aquesta obra es va acostar a l’art déco.

Barcelona pavellon banco vitalicio 1929 Vista exterior del pavelló del Banco Vitalicio (ANC). Si bé Bonet i Garí era un noucentista, en aquesta obra es va acostar a l’art déco.

Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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En Rusia son multitud los edificios coronados con una estrella de cinco puntas que representan a los cinco grupos sociales que llevarían al país al comunismo. Podemos verlas en el Kremlin, en la Universidad Estatal, en un edificio de viviendas pudientes de la plaza de Kudrinskaya o en el antiguo Hotel Lenigrádskaia. Nada tiene que ver la estrella de la Sagrada Família con la antigua URSS o la lucha del proletariado, pero sí hay un edificio que pudo servir de inspiración o que puede ayudar a entender un poco mejor el elemento que se acaba de estrenar en el Eixample. Y no hay que ir demasiado lejos, basta con acercarse a Montjuïc, aunque sí hay que viajar en el tiempo hasta la Exposición Universal de 1929, cuando uno de los discípulos de Antoni Gaudí, el arquitecto Lluís Bonet i Garí, diseñó un pabellón, el del Banco Vitalicio de España, cuya guinda era una estrella prácticamente idéntica a la iluminada en la basílica el pasado miércoles.

La estrella de la Sagrada Família ya ilumina Barcelona.

La estrella de la torre de Maria de la Sagrada Família, el pasado miércoles / Robert Ramos

La similitud resulta inquietante y dar con ella es un mérito que hay que atribuir al periodista David Martínez, autor del blog Històries de Barcelona. El pabellón estaba instalado junto al Palau Nacional, era de planta circular pero su aspecto vertical se asimilaba al de una palmera tropical. Formaba parte de la interminable lista de empresas privadas (banca, tabaco, electricidad, automoción, construcción, alimentación...) que compitieron con sus edificios para ganarse el favor del público. La estrella de la propuesta del Banco Vitalicio de España llamaba poderosamente la atención, también de noche, cuando todo el inmueble, y también el astro, quedaban iluminados, otra equivalencia con lo sucedido esta semana en el templo de Gaudí. Como lo es la torre o las bóvedas que en el añejo edificio, del mismo modo que sucede con el cimborrio de Maria de la Sagrada Família, culminaban con esa estrella de puntas indeterminadas.

Ruta de la previsión

El interior ya era otra cosa. Decorado para recibir a potenciales clientes del banco, contenía salones para reuniones y estands con información sobre sus productos. La revista 'La ilustración ibero-americana' publicó en 1929 una reseña sobre el pabellón. Hablaba de "hojas y florescencias" y de una cúpula "rematada por una estrella que al igual que aquella que guio a los Magos de Oriente, semeja guiar a los paseantes hacia las rutas de la previsión, como lo son los seguros". La estrella de Maria, obviamente, tiene otras pretensiones.

Portada de La Ilustración

Si la estrella fue idea de Bonet o un encargo del cliente, es una de las incógnitas por resolver. Lo que no tiene misterio alguno es la vinculación del arquitecto con la compañía de seguros: su tío, Josep Garí, era uno de los principales directivos de la firma. Por eso la cosa no quedó ahí, puesto que también se hizo cargo de los edificios corporativos del banco en distintas ciudades españolas, entre ellas Barcelona, donde proyectó el que hoy es el Edificio Generali, en la esquina mar-Llobregat de Gran Via con paseo de Gràcia, donde ya no se dispensan seguros, sino ropa de una conocida multinacional. Bonet conoció a Gaudí a los 25 años y empezó a visitar de manera regular las obras de la Sagrada Família, convirtiéndose en discípulo del maestro. En 1966, de hecho, tras una trayectoria muy marcada por la influencia del arquitecto de la Pedrera, se hizo cargo de la dirección de las obras del templo. Tal fue el compromiso de la familia, que su hijo, Jordi Bonet, ocupó el mismo cargo años después.

El cristalero

Martínez explica que llegó al pabellón por casualidad, mientras preparaba un artículo sobre la Exposición de 1929. Encontró la foto el día antes del estreno de la estrella de la Sagrada Família. El diseño de la pieza ornamental de la torre de Maria ha corrido a cargo del equipo que lidera Jordi Faulí, arquitecto jefe de las obras del templo. Una de las piezas más importantes, los cristales, se hicieron en Mataró y quedaron en las manos y el horno del cristalero David Gibernau, que recibió el encargo a mediados de 2017. Al mostrarle el pabellón de hace casi 100 años, coincide en la similitud, aunque señala con rapidez que la versión del siglo XX "tiene más puntas". "Pero sí, son realmente muy parecidas, incluso los acabados de las dos torres son muy similares".

David Gibernau, durante una visita a la Sagrada Família, antes de la colocación de la estrella

David Gibernau, durante una visita a la Sagrada Família, antes de la colocación de la estrella / David Gibernau

Le salieron 123 piezas, cifra que resulta de cinco caras en 12 puntas. Serían 120, pero tres de ellas se recortaron para poder incluir una puerta de acceso a la maquinaria interior que permite, desde la base, iluminar toda la estructura. Terminó muy contento con el resultado, y solo cuando se ha dado cuenta del revuelo internacional ha sido consciente del valor y la relevancia de un trabajo por el que cobró, bromea, "un 3% del presupuesto final de la estrella", que fue de 1,5 millones de euros.

La estrella de Belén, en la fachada del Nacimiento de la Sagrada Família

La estrella de Belén, en la fachada del Nacimiento de la Sagrada Família / Flickr

La estrella de Maria puede que haya tenido otra fuente de inspiración mucho más cercana: la estrella de Belén situada en la fachada del Nacimiento, de piedra, con muchas más puntas, pero de formas muy similares a la de acero inoxidable y vidrio. En cualquier caso, un nuevo elemento de debate tras casi 140 años de continuación, o interpretación, según a quién se pregunte, de la obra de Gaudí.

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