HISTORIAS METROPOLITANAS... 4

Revuelta contra el ladrillo en Cornellà

La Plataforma Ribera-Salines lucha contra la construcción de un nuevo barrio con cientos de pisos en una de las últimas zonas sin urbanizar de la ciudad más densa del Baix Llogregat

En septiembre inauguraron casi de forma simbólica La Bardissa, huerto hoy en pleno rendimiento, en una parte de los terrenos en los que está planteada la citada urbanización desde el año 2009

Huerto popular de La Bardissa, en Cornellà

Huerto popular de La Bardissa, en Cornellà / FERRAN NADEU

Helena López

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Su primera acción, hace varios meses, fue recoger la basura del camino. En muy poco rato llenaron varias bolsas grandes. Se hicieron una fotografía de grupo con ellas y dejaron un letrero en el lugar que todavía perdura. En él se lee lo que tendría que ser evidente, pero no lo es tanto: "Esto no es un vertedero". Durante la mañana de limpieza les vino a la cabeza una segunda acción: sembrar un huerto; acción simbólica y reivindicativa que se ha convertido en lo que hoy es La Bardissa, un pequeño trozo de tierra visiblemente fértil a la entrada de los caminos rurales de Cornellà viniendo por el Camí Vell de Sant Boi, en los terrenos en los que los miembros de la Plataforma Ribera-Salines denuncian que es "el último espacio natural de Cornellà, amenazado por la construcción de 2.497 pisos". Un huerto que quieren que sea también espacio desde el que impulsar otras luchas y acciones para hacer frente en común a los problemas sociales y ambientales de la ciudad en el actual contexto de emergencia climática y social.

Sobre la degradación de la zona, a ojos de Roser, una de las impulsoras de La Bardissa, "está muy claro que no es casual". "Es una estrategia de manual dejar degradar una zona para después justificar tu plan urbanístico en la dignificación de la misma, se ha hecho siempre", argumenta la activista sentada en una de las sillas recicladas del espacio. La mujer lamenta también el hecho de que los terrenos de La Bardissa queden muy cerca, pero fuera del Parc Agrari del Baix Llobregat, lo que le restan protección ("bien, una protección relativa, como se vio con La Ricarda", apunta).

Tierra para el futuro

En las pocas semanas de vida del huerto, que inauguraron en septiembre, ya han plantado 'calçots', berenjenas, habas, lechugas, coles, alcachofas y las siempre agradecidas acelgas y han contado con la visita y colaboración de estudiantes de primaria y de un 'cau'. "Los chavales son el futuro", señala la activista orgullosa. En gran parte, si luchan por preservar este trozo de tierra es por ellos, añade convencida.

La Bardissa quiere ser y es un símbolo contra un modelo de ciudad que desde la plataforma rechazan. "El huerto quiere servir para visibilizar el problema de fondo del plan Ribera-Salines, una zona situada en terrenos inundables y de elevado valor ecológico que conecta el núcleo urbano con el río Llobregat". Zona en la que está aprobada una Área Residencia Estratégica (ARE) que prevé además de los citados cientos de pisos, equipamientos y una nueva estación de ferrocarril.

El Ayuntamiento de Cornellà defiende que el plan es necesario para construir vivienda pública

"Cornellà tiene una densidad de población de 12.866 habitantes por kilómetro cuadrado, una de las más altas de Catalunya, y más del 70% de su superficie está ocupada por zonas residenciales, industriales e infraestructuras. La urbanización de la Ribera-Salines reduciría aún más los espacios verdes en una área que actúa de pulmón verde, a tocar del límite protegido del Parc Agrari del Llogregat", subraya desde la organización vecinal, adherida también a la Plataforma SOS Baix Llogregat i L'Hospitalet, formada por colectivos y entidades de la zona "en defensa de los espacios naturales y agrícolas amenazado por la especulación". "Está previsto que en la zona proliferen planes inmobiliarios que afectarán unas 1.825 hectáreas directamente afectadas y que afectarán a unos siete millones de metros cuadrados adicionales, construidos en un territorio con una ya elevada presión demográfica y problemas de contaminación atmosférica y de suelo", concluyen.

En este contexto, piden al Ayuntamiento de Cornellà la anulación del ARE y la protección íntegra de la zona como espacio natural, "promocionando y haciendo compatible la actividad agrícola, los espacios de ribera y el ocio de la ciudadanía mediante la mejora de la actual red de caminos rurales". Piden también una moratoria urbanística en toda el Área Metropolitana de Barcelona sobre terrenos naturales o agrícolas hasta que se apruebe el nuevo PDU Metropolitano.

"Continuidad lógica"

Según las actuales previsiones del consistorio del Baix Llobregat recogidas en un documento aprobado en el pleno municipal de enero del 2021, el desarrolla del ARE "se encamina más hacia la segunda mitad de la década". Es decir, no se trata de una actuación inminente. Según un portavoz municipal, el plan, aprobado en marzo del 2009 pero paralizado por la crisis del ladrillo que en aquel preciso momento empezaba, tiene como objetivo "reducir el déficit en materia de vivienda protegida en el ámbito metropolitano". "El plan se plantea a raíz de la necesidad de dar salida a la demanda de vivienda protegida de la población de Cornellà, ya que la oferta actual es insuficiente de acuerdo con el alto número de familias inscritas en el registro de solicitantes [un 80% de los pisos previstos tendrían alguna protección]", prosigue la misma voz, que detalla que el ARE está distribuido en dos zonas, la norte y la sur, y dónde se levantarán los pisos es en la zona sur, "en la que actualmente no hay un paisaje agrícola consolidado y cuya construcción dará continuidad lógica al núcleo urbano consolidado".

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