Barceloneando

La ruta en bici al cole, un minuto de silencio en plaza Letamendi

El estreno del tramo del Bici Bus entre la sede de Hacienda y la Modelo alcanza su objetivo llevando a la escuela a una veintena de chavales de Primaria

El Bicibús se estrena en la calle de Aragó en Barcelona

El bicibús del Eixample, circulando por la calle de Aragó /

Iosu de la Torre

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Poco más de una veintena de ciclistas de hasta 11 años camino de la escuela, custodiados por sus mayores cabalgando también en bicicleta y una decena de guardias urbanos, han conseguido alrededor de las 8.20 de la mañana de este viernes 19-N, que por algo más de un minuto la calle de Aragó enmudeciese entre la plaza de Letamendi y la vertical Aribau. Nunca un atasco ha sido más digno.

Un autobús y media docena de autos retenidos en el paso de peatones que choca con la delegación de Hacienda y más del doble en el que salva Aribau lado mar. La caravana ciclista pedaleaba con calma al ritmo de la música que llevaba 'Jota' en el remolque de su bici, llevando por delante una pareja de urbanos a lomos de sendas 'scooters' eléctricas y un coche patrulla, un híbrido de Toyota. En la retaguardia, idéntica réplica protectora.

8.21 horas. La serpiente trepa parsimoniosa el tramo de Aribau hasta Mallorca. Los conductores la contemplan resignados en ese lapso de tiempo congelado, como en aquellos primeros días del confinamiento del 2020 en que se oía el trino de los pájaros gracias a la afonía de los motores. Por un leve instante se intuyó el canto de los petirrojos sobre las jacarandas y las palmeras. O el de las cotorras presuntamente argentinas. En nada, se perdió entre acelerones ansiosos y el ulular de una ambulancia del 112.

Ruidosa Barcelona

Gracias a la tropa del Bici Bus se certifica lo ruidosa que es Barcelona, en un Eixample de grandes decibelios permanentemente, además de lo inminente que es cambiar los hábitos en el uso del transporte. A pie, en bici, en patín, en metro y bus, aparcando bien lejos los sucios coches y motos. Una advertencia, no todos los barceloneses se desplazan por la ciudad con idénticas pretensiones. Los hay que van en coche hasta para comprar el pan a la tienda de la esquina.

El estreno de la nueva ruta rodada para ir a clase (con última parada en la Modelo) animó el despertar de Letamendi, una plaza que otorga más espacio para la distracción de los perros que de la chavalería. El pipican supera en metros a los columpios. Debe ser porque actualmente Barcelona es una de esas ciudades que tiene empadronados a más mascotas que niños.

Los de los primeros ladridos de la mañana, las criaturas reunidas en la acera de Hacienda, lucían el peto azul de los Bici Bus. A ninguno le faltaba el casco. Destacaba una princesa rubia con corona dorada en la protección. Los padres, treintañeros en su mayoría, vecinos del Eixample, esgrimían bicis con aire de Decathlon, aunque también varias Bromptons con extras para llevar a la criatura. La emoción se iba contagiando con la suma al grupo de algún fanático del 'bicing' y tres abuelos posmodernos cabalgando una 'vintage' o una eléctrica. "Vamos a conseguir que cada vez seamos más las familias que lleven a los críos al cole en bici", se conjuraba uno de los organizadores, todos con peto amarillo.

Al ritmo de los piratas

Víctor Jara cantó aquello de la vida es eterna en cinco minutos. Los menos de 120 segundos en Letamendi saben al 'Te recuerdo Amanda' del cantautor asesinado por Pinochet que también nos dejó aquella nana del 'Duerme, duerme negrito. Los niños ciclistas pedaleaban con una canción que sí conocen, 'Els Pirates' de El Pot Petit. La isla del tesoro que buscan en este caso se sitúa a la entrada de sus colegios: Auró (Mallorca, 106) , Llorers (Aragó, 121) , Ipsi (Comte de Borrell, 243), Entença (Provença, 11) y Xirinacs (Entença, 155, donde estuvo la cárcel Modelo y se apostaba en huelga de hambre el activista que da nombre al cole).

El paseo sin coches por la calle de Mallorca también se beneficio por unos instantes del volumen bajado hasta superar el mercado del Ninot. Al llegar al cruce con Urgell cambió el panorama. Este punto concentra más tráfico rodado entre las ocho y las nueve de la mañana que Aribau, Mallorca y Provença. La patrulla de la Guardia Urbana cortando el tráfico para llegar al Auró sembró la sorpresa entre conductores y pilotos de moto. En cuanto comprobaron que crecía el embudo y no podían seguir Urgell arriba compusieron un concierto de bocinazos.

Alguno de los cabreados eran padres que apuraban los minutos llevando a sus hijos al cole. Otros, mensajeros con prisa acostumbrados a saltarse los semáforos en rojo, salieron zumbando en cuanto se replegaba la patrulla urbana.

Los del Bici Bus quieren que esta apuesta se repita todos los viernes. Que así sea.

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