Atletismo popular

Cursa de Bombers 2021, la alegría de volver a correr en manada

Unos 11.500 corredores participan en una de las carreras urbanas más estimadas en la ciudad. Deporte colectivo, pero también una manera de emular el confinamiento, de recordar cómo es Barcelona sin coches

Llegada de la Cursa de Bombers de Barcelona

Llegada de la Cursa de Bombers de Barcelona. /

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Los corredores seguro que recuerdan el primer día en el que se permitió salir a hacer deporte tras el crudo confinamiento. Las calles de Barcelona se convirtieron en una caótica ida y venida de atletas populares, la mayoría muy por encima de su ritmo habitual, con una sonrisa ingenua, empujados por la ilusión, hartos del circuito que improvisaron en casa, de subir por las escaleras del rellano., de sudar sin salir del comedor. Los pocos coches que circulaban no daban crédito a semejante invasión de la calle. Seguro que se acuerdan, todavía eran tiempos de cielo azul y contaminación testimonial, de darse cuenta que la ciudad es mejor sin tantos humos. Muchos de esos hombres y mujeres de corto se han dado cita este domingo en la que quizás sea la carrera popular más estimada en la ciudad. No por el recorrido o la distancia; seguramente sea por su nombre: la Cursa dels Bombers.

Participantes de la Cursa dels Bombers bajan felices por Via Laietana a un kilómetro de la meta

Participantes de la Cursa dels Bombers bajan felices por Via Laietana a un kilómetro de la meta / Jordi Otix

Cerca de 11.500 personas han tomado la salida frente a la estación de França. Menos de 24 horas antes, por aquí marcharon en manifestación un millar de policías. Este domingo, en un ambiente mucho más festivo, unos 250 bomberos, vestidos con sus trajes de intervención, han sido los primeros en empezar a trotar. Después, de manera escalonada, tres marabuntas más. Y todo, aderezado con las canciones que nunca fallan, como el 'Eye of the Tiger' de Rocky, aunque el tema no es de Sylvester Stallone, sino de Survivor, banda que compuso la canción para la tercera entrega sobre el boxeador de Filadelfia. Ya en movimiento, a la marea le ha costado coger ritmo. Superado el primer kilómetro, ya en el Paral·lel, era más fácil encontrar huecos e ir avanzando. La carrera, por cierto, atraviesa seis barrios del Eixample y Ciutat Vella.

Los primeros en llegar en categoría masculina y femenina, poco después de que salieran los últimos, han sido Abdesamad Oukhelfen, de 22 años, con un tiempo de 28 minutos y 18 segundos, y Meritxell Soler, que ha parado el crono en 33 minutos y 33 segundos. Ambos han pulverizado los récords anteriores en este recorrido de la Cursa dels Bombers, que en 2021 ha celebrado su edición número 22 bajo el lema 'Tornem a córrer'. También es cierto que no son dos desconocidos: él fue bronce en los 5.000 metros del Europeo Sub-23 de 2019 y campeón de España de la misma distancia en 2020 y ella es la actual campeona de Catalunya de los 10 kilómetros.

Los últimos serán los primeros

Más de una hora después, con los primeros ya en casa, duchados y preparando el aperitivo, Gemma y Patrícia bajaban por Via Laietana con el coche escoba pisándoles los talones. Sin ninguna prisa, andando ligeras, han sido las últimas en pasar por debajo del arco, pero han entrado mucho más sonrientes que los vencedores. Y seguramente menos fatigadas. Por delante de ellas, el británico Nigel, con un dignísimo trote cochinero. Detrás de todos ellos, la ciudad recuperaba el pulso, es decir, el coche volvía a mandar en las calles.

En el medio, esos 11.500 participantes, el 36% de los cuales eran mujeres, un porcentaje para quitarse el sombrero, muy por encima de los registros de las primera carreras populares celebradas en Barcelona, cuando las chicas eran franca minoría. Se acordarán las que salían a trotar en los primeros años 80, cuando no eran pocos los hombres que les soltaban cualquier estupidez. Tampoco han pasado tantos años (sucedió en 1967) desde que Kathrine Switzer se convirtiera en la primera mujer en participar en la Maratón de Boston a pesar de que intentaron echarla porque solo podían apuntarse los hombres. Es justo pensar (y seguramente necesario que suceda) que en pocos años serán más ellas que ellos las que porten dorsal.

El animador Pucurull

La Cursa dels Bombers, como suele suceder con las carreras populares urbanas, ha obligado a partir la ciudad por la mitad. No han sido pocos los coches y las motos que querían cruzar Paral·lel o Gran Via, o entrar en en Eixample, y que se han encontrado con la marea de camisetas negras que les impedía pasar, amén de las barreras y voluntarios encargados de cortar el tráfico para garantizar la seguridad de los corredores. Durante los 10.000 metros, también volquetes de barceloneses se han echado a la calle para animar. Muchos esperaban a sus parejas, padres, tíos, abuelos o amigos. Con los suyos se han venido muy arriba, pero han animado igualmente a cualquiera que pasara.

Una familia anima a los corredores, que bajan por Via Laietana para cubrir el último kilómetro de la carrera

Una familia anima a los corredores, que bajan por Via Laietana para cubrir el último kilómetro de la carrera / Jordi Otix

Muchos otros no tenían conocido alguno y aún así se han apostado en las laderas para palmear. Entre ellos, en el cruce de Rambla Catalunya con Gran Via, aguardaba un ilustre, Miquel Pucurull, el decano de los corredores de Barcelona a sus 83 años. Debía correr su última maratón el 7 de noviembre en la capital catalana, pero una caída le dejó lastimada una costilla y no podrá ser. Deberá esperar a la edición de 2022. Ya animó la media maratón del fin de semana anterior, y este domingo ha hecho lo propio con esta competición atlética de 10 kilómetros que se ha convertido en la más multitudinaria en todo el Estado durante 2021.

Una bombera, subida a una grúa, anima a los corredores

Una bombera, subida a una grúa, anima a los corredores / Jordi Otix

En la meta los corredores ya no están por la música. Abrazos, besos, brazos en alto. Y una vez recuperado el aliento, muchos esperan su turno para hacerse una foto con los bomberos que se han quedado en la llegada para animar al personal. Fuera del vallado, algunos usan el bordillo para estirar gemelos. Y en el ambiente, la pregunta de siempre: ¿cuándo es la siguiente carrera?

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